Vida moderna
Manzanilla y jengibre contra la gastritis. Así los puede preparar
Se debe consultar con un especialista siempre antes de consumir este tipo de preparaciones.
Algunas personas suelen tratar o complementar el tratamiento médico de algunas afecciones con remedios naturales preparados en casa. Se debe tener mucha precaución, pues aunque son populares lo ideal es consultarlos con un doctor.
En su sección de Salud el portal web Mundo Deportivo destaca dos infusiones que, según indica, pueden ayudar a aliviar los síntomas de la gastritis. Cabe aclarar que no reemplazan un tratamiento médico y que antes de consumirlo se recomienda consultar con un doctor.
La primera infusión que recomienda este sitio es de manzanilla, una de las más populares. Señala que es una de las más “eficientes para aliviar los síntomas de la gastritis gracias a sus propiedades antiinflamatorias y digestivas. Y es que la manzanilla tiene la capacidad de proteger y reparar la membrana gástrica, hecho que la convierte en un remedio perfecto no solo para la gastritis sino también para combatir otras afecciones relacionadas con el estómago”, agrega.
¿Cómo prepararla?
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Ingredientes
- Agua
- Manzanilla
Procedimiento
- Poner a hervir el agua junto las flores de manzanilla.
- Dejar hervir por varios minutos.
- Apagar el fuego y dejar reposar.
- Tomar la infusión solo una vez al día 20 minutos después de comer.
- En caso de que los síntomas de gastritis empeoren o se presenten otros se debe suspender su uso y consultar a un doctor.
La segunda infusión que recomienda Mundo Deportivo es de jengibre. De acuerdo con el portal es una planta que se destaca por sus propiedades antiinflamatorias naturales. “Se trata de un producto que favorece la digestión y estimula la secreción de jugos gástricos”, explica el portal.
¿Cómo prepararlo?
Ingredientes
- 1 pequeña raíz de jengibre.
- Agua
Procedimiento
- Rallar la raíz de jengibre o poner entera en una olla junto con el agua.
- Dejar hervir por varios minutos.
- Esperar a que enfríe un poco. Consumir solo una taza al día.
- En caso de observar reacciones adversas se debe suspender el uso y consultar a un médico.
Gastritis
La gastritis se produce cuando hay una inflamación de la pared del estómago. El grupo de Educación en Salud para la Ciudadanía de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) explica que “habitualmente está causada por la ingesta de sustancias irritantes, por ejemplo, antiinflamatorios o esteroides, también la toma de comidas muy especiadas, el estrés y más raramente infecciones por la helicobacter pylori o trastornos inmunológicos”.
Sin embargo, existen diferentes factores que pueden influir en el desarrollo de la gastritis. Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, los señala:
- Ciertos medicamentos, como ácido acetilsalicílico (aspirin), ibuprofeno o naproxeno y otros fármacos similares.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Infección del estómago con una bacteria llamada Helicobacter pylori.
Las causas menos frecuentes:
- Trastornos autoinmunitarios (como anemia perniciosa).
- Reflujo de bilis hacia el estómago (reflujo biliar).
- Sustancias cáusticas. o corrosivas (como venenos).
- Estrés extremo.
- Infección viral, como citomegalovirus y el virus del herpes simple (ocurre con más frecuencia en personas con un sistema inmunitario débil).
La alimentación es una de las claves para combatir la gastritis. En caso de padecer de esta afección se deben seguir minuciosamente las recomendaciones médicas.
Por su parte, Tua Saúde, portal web especializado en salud, señala cuáles son los alimentos que se deben evitar si se padece gastritis. La lista incluye alimentos que se caracterizan por una difícil digestión, por ser procesados y tener conservantes que irritan el estómago.
- Sopas deshidratadas y fideos instantáneos (comidas que vienen ya preparadas y solo se debe calentar o realizar un último paso).
- Comida congelada como pizzas o nuggets.
- Comidas rápidas o chatarra.
- Meriendas saladas (snack).
- Azúcar.
- Alimentos refinados como galletas y pasteles.
- Bebidas alcohólicas.
- Refrescos.
- Jugos pasteurizados.
- Café.
- Tés: verde, mate, matcha y negro.
- Salsas (no preparadas en casa).
- Nata, crema de leche, helados, leche condensada y margarina.
- Quesos amarillos y procesados (mozarella, queso crema, queso provolone).
- Alimentos procesados como salchicha, tocino, jamón, salami, mortadela.