Entrevista
María Clara Rodríguez: así es el envidiable trabajo de la influencer que vive de ser una gran mamá
Tras ser despedida de su empleo estando en embarazo, la presentadora María Clara Rodríguez se convirtió en una de las mayores influencers en Colombia. Habla de este proceso y de las alegrías y dolores de la maternidad.
SEMANA: Usted ha logrado, en cierto modo, un trabajo idílico. La siguen miles para ver cómo es esa vida en familia con Matilde, Luciano y Lorenzo. ¿Cómo llegó a eso?
María Clara Rodríguez: Adoro ser mamá. Me lo he gozado desde siempre. Cuando tuve a Matilde me di cuenta de lo mucho que hacía falta una comunidad. Porque la maternidad en épocas pasadas era un poco dolorosa y giraba en torno a la victimización: yo hago esto por ustedes, yo me sacrifiqué por ustedes… no pude ser por ustedes. Y pensé que lo que quería para mi vida era gozar la maternidad.
SEMANA: En redes sociales la vida se suele ver muy perfecta, pero usted ha vivido momentos dolorosos. ¿La han influenciado para lo que hace hoy?
M.R.: Sí. Fue lo que me permitió hacer esto, que no me lo imaginaba ni en sueños. Lo logré sacar de uno de los momentos más difíciles de mi vida. Yo era presentadora de Panorama cuando quedé embarazada de Matilde, que hoy tiene seis años. Cuando tenía seis meses de embarazo, me llaman del canal y me dicen que es mi último día de grabación porque por mi embarazo es mejor que esté en la casa, que debe ser muy incómodo estar en tacones y en minifalda... Yo no lo podía creer. Me dio muy duro. No entendía cómo me podía pasar algo así, justo cuando más motivada estaba por trabajar.
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SEMANA: ¿Y qué pasó ahí?
M.R.: Decidí dar una batalla legal contra el canal, que gané. Pero me ayudó a despertar. No quería ser la persona que se quedaba callada. Empecé a contarle mi historia a la gente. Me di cuenta de que lo que viví también les pasaba a muchísimas mujeres. En ese momento no había influencers e Instagram estaba en pañales. Pero yo comencé a contar todo lo que vivía en el embarazo porque, entre otras cosas, estaba desempleada. Mi trabajo ya no era entrevistar a nadie, ni contar que me vestía tal diseñador, sino todo lo que vivía esperando a Matilde. Muchas mujeres se conectaron conmigo.
SEMANA: ¿En qué momento se volvió eso una forma de vida?
M.R.: Fue muy en serio desde el principio, gracias a mi esposo, Santiago. Creé una empresa, me formalicé. No comencé a postear a la loca, sino con unos cronogramas. Y de ahí comenzaron a desprenderse muchas cosas más. Abrí mi canal de YouTube, lancé un libro, tuve una línea de ropa. La semana entrante tendremos una nueva versión de MommyFest, que busca hacer realidad esa comunidad de mamás que soñaba. Hay festivales de literatura, de cocina, este es un festival para gozarse la maternidad, aprender de expertos y compartir con muchas otras mamás que viven lo mismo que uno.
SEMANA: ¿En qué ayuda esa comunidad?
M.R.: En que la maternidad es muy solitaria. Las mamás y las abuelas tienen consejos muy sabios, pero a veces no aplican para lo que quieres hoy en día para tus hijos. Son mundos completamente diferentes. Hoy, muchas mamás buscamos seres humanos mucho más despiertos, más conscientes y, sobre todo, criados con muchísimo más amor. Uno necesita espacios con otras mamás para empoderarse.
SEMANA: En la maternidad, todas las mujeres viven momentos muy desafiantes, pero usted vivió uno muy traumático en el parto de Matilde. ¿Qué le pasó?
M.R.: Mis dos partos fueron muy traumáticos. Me pasó en ambos la misma condición: acretismo placentario, la placenta se pega al útero y cuando se despega al nacer el bebé, hay un sangrado enorme. En mi caso, más de tres litros. Cuando tuve a Matilde hubo código rojo en la clínica. Estuve más allá que acá. Por cuenta de eso, a todos mis hijos los conocí a los cuatro días de nacidos. Los vi por primera vez en videos grabados por mi esposo, mientras yo estaba en uci.
SEMANA: ¿Cómo se reconcilió con la maternidad después de este trauma?
M.R.: Entendí algo: para uno lograr convertirse en esa mamá que se quiere ser, uno tiene que morir de alguna manera. Muere esa mujer que antes tenía otras prioridades, otros miedos que ya no se puede uno dar el lujo de mantener, la que únicamente pensaba en sí misma y en su vida laboral. Y nace una mujer mucho más completa. Yo lo sentí así. A mí me dio muy duro. Mi esposo me contó después que los médicos se persignaron y hubo alguien en el quirófano que se desmayó de ver tanta sangre. Yo pensaba que estaba muerta, de verdad fue terrorífico.
SEMANA: ¿Y cómo se volvió esa sensación de muerte en algo tan positivo?
M.R.: Cuando volví a la vida y me desperté, simplemente dije “voy a gozarme esto, pero sin fin”. Si antes me decían que esto era espectacular, yo lo voy a hacer triplemente espectacular. Sentí la dicha de estar viva y decidí gozarme al máximo ser mamá.
SEMANA: ¿Después de este primer parto tan duro, no lo pensó mucho en lanzarse al segundo?
M.R.: Sí, viví todas las etapas del duelo. Yo tenía un parto ideal en mi mente, lo soñaba. Pensaba en esa primera hora de vida, la hora dorada, tener a mi bebé abrazado, lactarlo. Y no pude vivir nada de eso. Después del año pensé que quería que Matilde tuviera hermanos, viviera esa felicidad que yo tuve. El médico me dijo que era seguro que me pasaría lo mismo. Santiago tenía mucho miedo. Pero lo decidimos así. Como ya se sabía que pasaría, todo estaba preparado para eso. El doctor Fabio Quijano, que fue el ángel que me acompañó, me dijo que si el sangrado era muy grande me hacía una histerectomía para evitar un riesgo para mi vida. Apenas tuve a los mellizos, eso fue lo que pasó.
SEMANA: ¿Qué le pareció difícil de la maternidad?
M.R.: Uno cree que ser mamá es algo muy natural, y no lo es tanto. La lactancia, por ejemplo, fue muy difícil para mí. Un día llevé a Matilde a urgencias a los nueve meses porque vomitó sangre y cuando me revisaron era yo la que estaba sangrando. Al final lo logré. La lacté 18 meses con mucho dolor. Hoy pienso que las mamás nos ponemos estándares muy altos. Soy una defensora de la lactancia, pero sé que si hubieran tomado tetero, serían los mismos niños felices y sanos de hoy.
SEMANA: ¿Todo eso usted lo cuenta en sus redes?
M.R.: Sí. Me convertí en un referente. Muchas presentadoras habían tenido bebés, pero la gente las veía como mujeres que a los meses ya estaban perfectas, como si no hubiera pasado un ser humano por sus cuerpos. Yo he buscado contar lo que vivimos detrás. No hago una puesta en escena. Cuento todo, con mis alegrías y mis dolores.
SEMANA: ¿Cómo se maneja tener una vida privada, con tres niños chiquitos, tan expuesta al público?
M.R.: Me encanta esa pregunta. Muchas mamás han decidido revertir esa exposición de sus hijos. Siento que lo que publico es tan lindo que no transgrede en lo más mínimo la intimidad. No creo que el día mañana me lo cuestionen por eso. Antes los papás guardaban los videos de uno en un casete que nunca veían, pues pienso “qué rico yo guardarlo en mi álbum que es Instagram”. Y si esto puede ayudarle a alguien, qué felicidad. Ellos me dicen mucho: mamá, grábame. Lo ven como algo natural, se lo gozan. Además, soy muy cuidadosa en lo que muestro.
SEMANA: ¿Y cómo se maneja en pareja?
M.R.: Santiago, al comienzo, sí era muy reacio a las redes. Le parecía una pereza, una violación a la intimidad. Él no quería que mostráramos tanto a Matilde. Pero luego, cuando vio el impacto que estábamos teniendo, me dijo “ya no tengo rollo con eso”. Ayudamos realmente a muchas personas. Antes a mí me paraban en la calle y se tomaban fotos conmigo porque salía en televisión. Hoy me paran solamente a decirme cosas como “gracias porque contaste cómo lograste que los mellizos durmieran bien, y yo también lo logré así y recuperé mi vida con mi esposo”. Santi se ha metido mucho en esto y ahora también sale en los videos.
SEMANA: ¿Cuáles son las publicaciones más exitosas?
M.R.: Lo tengo clarísimo: en las que cuento mis dolores. No solamente es la parte ideal, divina y preciosa de Instagram. Al principio me daba vergüenza y pensaba que la vida ya tenía muchas cosas malucas, como para uno salir a mostrar lágrimas. Pero la gente piensa que uno tiene la vida solucionada, con tres niñeras, jardinero, y no. Yo no soy millonaria; como todos, tengo que trabajar, solo que este es mi trabajo. La semana pasada recibí muchos mensajes porque conté mis miedos al emprender, por ejemplo, con el MommyFest. He contado las crisis que he tenido con Santiago y que hemos superado juntos.
SEMANA: Sigue sonando como un gran trabajo.
M.R.: Sí, me siento agradecidísima porque así lo siento. He logrado generar ingresos de algo que me apasiona y que no me roba tiempo con mis hijos. Pues, entre comillas, porque estoy trabajando todo el tiempo. La gente me dice “ay, tan rico tú, que no tienes que trabajar”. Pero la verdad es que trabajo muchísimo. Le meto mucho empeño a la creación de contenidos porque sé que la responsabilidad con los miles de mamás que me siguen es enorme.