SALUD
Masticar para adelgazar: el número de veces y la forma en que se debe hacer para bajar de peso
Comer lento también puede ayudar con este propósito.
Bajar de peso está entre las metas que tienen millones de personas alrededor del mundo; sin embargo, no es un cambio que se logra de la noche a la mañana. En principio hay que dejar claro que las dietas milagrosas y los ayunos intermitentes no son la solución para adelgazar, por el contrario, los expertos recomiendan llevar una dieta balanceada, ingerir las cinco comidas del día y acompañar esto de una rutina de ejercicios que se acomode a las necesidades de cada persona.
Los hábitos de vida saludables son el primer paso para bajar de peso. En consecuencia, un estudio publicado por la doctora Yuka Hamada y el profesor Naoyuki Hayashi, de la Universidad de Waseda (Japón), en la revista ‘Scientific Reports’, citado por Europa Press, encontró que en la forma como se mastican los alimentos podría estar una de las claves para bajar de peso de forma efectiva.
La agencia de noticias reseña la masticación de los alimentos ayuda a aumentar el gasto energético de organismo, ayudando de esta forma a prevenir la obesidad. Esto se logra al establecer una relación causal entre la masticación y la termogénesis inducida por la dieta (TID).
Son dos pasos a tener en cuenta: comer despacio y masticar bien. El estudio encontró que las personas que disponen del tiempo suficiente para comer sin afanes y mastican muy bien los alimentos hasta volverlos papilla para ingerirlos pueden prevenir la obesidad y, por ende, un aumento de peso no deseado.
Tendencias
“Se dice que el proceso de masticación mejora el gasto energético asociado al metabolismo de los alimentos y aumenta la motilidad intestinal, lo que se traduce en un aumento de la generación de calor en el cuerpo tras la ingesta de alimentos, conocido como termogénesis inducida por la dieta (TID). Pero hasta ahora no estaba claro cómo la masticación prolongada induce la TID en el cuerpo”, anota Europa Press.
Explica que la TID tienen la capacidad de aumentar el gasto energético por encima del nivel de ayuno basal, lo cual puede prevenir el aumento de peso. Los investigadores encontraron que el hecho de comer lento y masticar bien no solo aumenta la TID sino también ayuda a mejorar la circulación sanguínea en la región esplácnica del abdomen. El estudio añade que si bien la TID inducida por masticación se vincula con una mejor digestión y absorción en el abdomen, todavía falta exploración en la materia para entender otros puntos que serían cruciales en la materia.
“No estábamos seguros de si el tamaño del bolo alimenticio que entraba en el tracto digestivo contribuía al aumento de la TID observado después de comer lentamente. Además, ¿los estímulos orales generados durante la masticación prolongada de los alimentos desempeñan algún papel en el aumento de la TID? Para definir la masticación lenta como una estrategia eficaz y científica de control de peso, debíamos profundizar en estos aspectos”, explica el profesor Naoyuki Hayashi.
Para encontrar las respuestas, los investigadores diseñaron su nuevo estudio para excluir el efecto del bolo alimenticio al incluir alimentos líquidos. El estudio completo incluyó tres ensayos realizados en días diferentes. En el ensayo de control, pidieron a los voluntarios que ingirieran normalmente 20 mililitros de comida líquida de prueba cada 30 segundos.
En el segundo ensayo, los voluntarios mantuvieron el mismo alimento de prueba en la boca durante 30 segundos sin masticar, permitiendo así una degustación prolongada antes de ingerirlo. Por último, en el tercer ensayo se estudió el efecto tanto de la masticación como de la degustación; los voluntarios masticaron el alimento de prueba de 20 mililitros durante 30 segundos con una frecuencia de una vez por segundo y luego lo ingirieron. Las variables como el hambre y la saciedad, las variables de intercambio de gases, el TID y la circulación esplácnica se midieron debidamente antes y después del consumo de la bebida de prueba.
Los resultados de este estudio resultaron ser bastante reveladores. No hubo diferencias en las puntuaciones de hambre y saciedad entre las pruebas. Sin embargo, como describe Hayashi, “descubrimos que la TID o producción de energía aumentaba después de consumir una comida, y aumentaba con la duración de cada estimulación del sabor y la duración de la masticación. Esto significa que, independientemente de la influencia del bolo alimenticio, los estímulos orales, correspondientes a la duración de la degustación de la comida en la boca y la duración de la masticación, aumentaron la TID”.
El intercambio de gases y la oxidación de las proteínas también aumentaron con la duración del estímulo gustativo y la masticación, al igual que el flujo sanguíneo en la arteria celíaca esplácnica. Como esta arteria suministra sangre a los órganos digestivos, la motilidad del tracto gastrointestinal superior también aumentó en respuesta a los estímulos orales durante la masticación.
El estudio puso de manifiesto que masticar bien, al aumentar el gasto energético, puede ayudar a prevenir la obesidad y el síndrome metabólico. “Aunque la diferencia en el gasto energético por comida es pequeña, el efecto acumulativo recogido durante múltiples comidas, tomadas a lo largo de cada día y los 365 días del año, es sustancial”, concluye Hayashi.
*Con información de Europa Press.