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SALUD

Seis mitos de la obesidad

Cada vez hay más obesos en el mundo. Combatir esta enfermedad se ha convertido en un reto, principalmente porque persisten los malos hábitos de vida  y los mitos acerca de qué es saludable y que no. Estos son los más arraigados sobre el tema.

12 de noviembre de 2016

En el mundo hay más de 1900 millones de adultos con sobrepeso, de los cuales más de 600 millones ya tienen obesidad, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta situación se ha vuelto tan preocupante que muchos no dudan en catalogarla como la epidemia del siglo XXI. 

Los expertos señalan que esta enfermedad es tan grave como otras, y por eso hay que prestarle mucha atención. Con la ayuda de una nutricionista, Semana.com identifico los mitos más comunes para aclarar esas erradas convicciones.

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  1. La obesidad es saludable. En otras épocas la gordura era sinónimo de riqueza, belleza, salud y estatus social. En la actualidad el prototipo es otro y se sabe que la obesidad es la puerta de entrada para otras enfermedades desencadenadas por la acumulación de grasa en exceso. La nutrióloga Martha Díaz explica que aquellos “cuerpos con sobrepeso tienen mayor tendencia a desarrollar problemas de hipertensión y colesterol alto, factores de riesgo para conducir a accidentes cardiovasculares y enfermedades del corazón”. Asimismo, la diabetes tipo 2 es un enfermedad que está ampliamente relacionada con la gordura y cuya incidencia irá en aumento a la par de la obesidad. “Las personas con obesidad producen menos insulina, lo que hace que el nivel de azúcar en la sangre aumente. Es ahí que aparece la diabetes tipo 2, que provoca que el cuerpo no trabaje adecuadamente”, afirma Díaz.
  1. Comer de noche engorda. Uno de los consejos que más abunda en internet para regular el peso es que después de las seis de la tarde no deberían consumirse alimentos. El argumento es que en la noche es más lento el metabolismo y la digestión tarda más. Sin embargo, no hay ningún estudio serio que compruebe esta teoría y Díaz explica que “la hora en la que se come no es lo que determina el aumento de peso, son las calorías que se consumen”. De esa forma, si se consumen alimentos ricos en calorías, más de las que se deben, ya sea en la mañana, tarde o noche, el aumento de peso va a ser el mismo.
  1. Hay que eliminar las grasas, carbohidratos y harinas radicalmente de la dieta. Este es un error común de las personas que inician una dieta sin asesoría médica. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, solo las grasas saturadas son malas. Las otras, ayudan al cuerpo a regular el colesterol de la sangre. Por otro lado, los carbohidratos “buenos”, que se obtienen de frutas, verduras, legumbres o cereales, son vitales para el funcionamiento del organismo. “Una buena dieta, que permita mantener en equilibrio el peso, debe ser completa, es decir, que tenga de todos los grupos de alimentos. También debe ser equilibrada, que satisfaga las necesidades nutricionales. Por último debe ser suficiente, es decir con porciones  adecuadas para cada persona”, afirma Díaz.  

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  1. Hay alimentos con súper poderes. Existen alimentos que tienen propiedades depurativas, pero no se ha conocido ninguno que tenga el poder de quemar grasa. De hecho, la Fundación Cardíaca Británica aseguró en un reciente estudio que no hay comidas que tengan propiedades especiales para quemarla. “No es buena idea basar la dieta en estos alimentos a los que le atribuimos propiedades especiales. El cuerpo puede descompensarse y hay que tener en cuenta que para controlar el peso no solo es necesario comer bien. Hay otros factores que influyen en la obesidad como, por ejemplo, el sedentarismo”, recomienda la nutrióloga.
  1. Comer “light” para no engordar. Los alimentos “bajos en azúcar” también aportan calorías pero menos que un alimento normal. No hay que pasar por alto esta salvedad, pues muchos de estos productos “light” pueden ser alimentos altamente procesados. Para darles sabor, además, suelen usar ingredientes altos en grasas, edulcorantes o sal. “El error muchas veces es que las personas se quedan con esa etiqueta de “saludable” y abusan de su consumo. Esto conduce al sobrepeso. La recomendación es fijarse en la etiqueta nutricional de los alimentos y con esa información decidir si se consumen o no”, dice Díaz.

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  1. Solo con dieta se controla la obesidad. La actividad física es vital para mantener un peso saludable y el funcionamiento óptimo del organismo. El sedentarismo es el mejor amigo de la obesidad y hay que erradicarlo para llevar una vida sana. Según Díaz, “en promedio se debería caminar al menos 30 minutos al día a buen paso y unas cinco veces por semana. Los ejercicios con pesas de baja carga y hacer énfasis en las repeticiones ayudan a controlar el peso”.