Vida moderna
¿Mojar en agua fría los pies sirve para mejorar la circulación sanguínea?
Un equilibrio entre el agua caliente y el agua fría tiene grandes beneficios para la salud.
Mantener una buena circulación en las piernas puede significar aliviar algún dolor que le impida caminar o simplemente garantizar un excelente flujo sanguíneo hacia el corazón.
Para ello, existen varios remedios caseros como las duchas de agua fría, lo que realmente sí funciona al provocar la constricción de los vasos sanguíneos neutralizando la vasodilatación y permitiendo que se evidencie en un aumento en el tono de las venas en las piernas.
La temperatura del agua también es clave, pues entre más fría esté, su efecto de compasión será mucho mayor, lo que termina beneficiando al cuerpo. Sin embargo, no todo debe ser frío, pues los especialistas recomiendan combinarlas con baños calientes para mejorar la circulación.
Mientras el agua fría contrae los vasos sanguíneos y evita inflamaciones o congestiones, el agua caliente promueve la transpiración, permitiendo que los músculos y articulaciones se relajen.
Tendencias
Otros de los beneficios de mezclar duchas de agua fría y agua caliente es la tonificación de la piel, el aumento del riego sanguíneo, el fortalecimiento del sistema inmune y mejoras en la respiración y en la descongestión de las vías respiratorias.
Tenga en cuenta que una vez termine su baño y salga de la ducha deberá secarse rápidamente, realizar movimientos circulares con la toalla sobre la piel, realizarse masajes suaves con agua fría en forma ascendente (del tobillo a la rodilla) y emplear uno que otro producto de cuidado que contienen elementos que ayudan con el fin de mejorar la circulación.
El entrenamiento que mejora la circulación de la sangre
El sistema circulatorio está formado por vasos sanguíneos que transportan la sangre desde y hacia el corazón. Además, lleva oxígeno, nutrientes y hormonas a las células, y elimina productos de desecho como el dióxido de carbono, de acuerdo con el portal de salud KidsHealth.
De hecho, cuando una persona tiene mala circulación puede presentar fatiga, edema, mareos, dolor de cabeza, manos y pies fríos, dolor en las piernas, calambres musculares, latidos cardíacos irregulares, pérdida de cabello y sequedad de la piel, entumecimiento u hormigueo en partes del cuerpo, entre otras.
Además, es importante señalar que los problemas circulatorios y del corazón se agrupan en dos categorías: congénitos, lo que significa que el problema estaba presente en el momento del nacimiento; y adquiridos, lo que significa que los problemas se desarrollaron en algún momento de la infancia, la niñez, la adolescencia o la vida adulta.
Por tal razón, el portal Mejor con Salud reveló algunos ejercicios efectivos para mejorar la circulación sanguínea. Entre los más recomendados está el caminar en puntas de pies, pues contribuye al estimulo de los principales músculos de los miembros inferiores, especialmente los “gastrocnemios” que son conocidos como gemelos.
Otros ejercicios que mejoran la circulación
El primer ejercicio es acostarse boca arriba y elevar las piernas por unos segundos. Después, se flexionan las rodillas y se repite entre 15 y 20 veces.
El segundo es hacer bicicleta, pero acostado. Para ejecutarlo se debe acostar boca arriba con las manos en el cuello y, con las piernas estiradas, se debe simular un pedaleo y lo ideal es hacer durante un minuto de dos a tres veces.
El otro ejercicio recomendado es elevación de talón y para este la persona debe estar de pie y con un poco de peso se deben elevar los talones para quedar en las puntas de los pies y el ejercicio se debe hacer de 15 a 20 veces unas dos o tres veces.
La penúltima recomendación es buscar un banco bajito o ‘step’ y simular que se están subiendo las escaleras, pero de manera alternada. Es decir, con un pequeño brinco se sube el pie derecho, luego el izquierdo y se inicia de nuevo unas 16 veces.
Finalmente, para mejorar la circulación sanguínea, la persona se debe acostar boca arriba y estirar las piernas hacia el techo y abrirlas y cerrarlas entre 15 y 20 veces sin dejarlas caer.
Hay que señalar que las nuevas directrices de la OMS recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.