Vida Moderna

Muerte súbita: los síntomas a los que se deben prestar atención

No existe una forma posible de prevenir o controlar la muerte súbita.

13 de junio de 2022
Muerte
Muerte | Foto: Getty Images

La muerte súbita es la aparición repentina e inesperada de una parada cardíaca en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado, de acuerdo con la Fundación Española del Corazón.

Además, el Hospital Alemán reveló que las personas con mayor riesgo de muerte súbita son los lactantes hasta el sexto mes por la denominada “muerte blanca” y, en el otro, los adultos, por enfermedades cardiovasculares, principalmente arterioesclerótica, asociadas a la edad, cargas genéticas y/o un estilo de vida poco saludable como mala alimentación, poco ejercicio, tabaco, etc.

Así las cosas, la fundación indicó que las víctimas de muerte súbita presentan de manera brusca una pérdida completa del conocimiento y no responden a ningún tipo de estímulo.

Asimismo, pueden tener los ojos abiertos o cerrados, y en seguida, dejan de respirar. Sin atención, el color de la piel pierde rápidamente el tono rosado habitual y se torna azul violáceo.

De igual manera, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, reveló que aunque no se conocen las causas del síndrome de muerte súbita infantil, hay formas de disminuir los riesgos que incluyen:

  • Poner a los bebés de espaldas para dormir. Ponerlos de estómago es para cuando los bebés están despiertos y hay alguien observándolos.
  • Dormir con el bebé por lo menos durante los primeros seis meses. El bebé debe dormir cerca, pero en un lugar aparte diseñado para bebés, como una cuna o un moisés.
  • Colocarlos sobre una superficie firme al dormir, tal como un colchón de una cuna cubierto con una sábana ajustada.
  • Mantener los objetos blandos y la ropa de cama suelta alejados del área de dormir.
  • Amamantar al bebé.
  • Asegurarse que los bebés no tengan demasiado calor y es ideal mantener la habitación a una temperatura cómoda para un adulto.
  • No fumar cuando se esté en embarazo y tampoco dejar que otras personas lo hagan cerca del bebé.

Sobre la misma línea, para el caso de los adultos es importante:

  1. Hacer ejercicio: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
  2. No fumar: a los 20 minutos de haber dejado de fumar, la presión arterial y la frecuencia cardíaca se recuperan del pico inducido por el cigarrillo. A los tres meses de haber dejado de fumar, la circulación sanguínea y la función pulmonar comienzan a mejorar y dentro de un año de haber dejado, el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca es la mitad.

Tener una alimentación saludable:

  • Reducir las grasas saturadas, que se encuentran principalmente en las carnes rojas y los productos lácteos enteros, aumentan el colesterol total.
  • Eliminar las grasas trans. A veces figuran en las etiquetas de los alimentos como “aceite vegetal parcialmente hidrogenado”, y se utilizan a menudo en margarinas y galletas, galletitas saladas y pasteles comprados en tiendas.
  • Comer alimentos ricos en ácidos grasos omega 3. Los ácidos grasos omega 3 no afectan el colesterol LDL, pero tienen otros beneficios para la salud del corazón, entre ellos la disminución de la presión arterial. Los alimentos con ácidos grasos incluyen el salmón, la caballa, el arenque, las nueces y las semillas de linaza.
  • Aumentar la fibra soluble. La fibra soluble puede reducir la absorción del colesterol en el torrente sanguíneo. La fibra soluble se encuentra en alimentos tales como avena, fríjoles, coles de Bruselas, manzanas y peras.
  • Añadir proteína de suero de leche. La proteína de suero de leche, que se encuentra en los productos lácteos, puede ser responsable de muchos de los beneficios para la salud atribuidos a los lácteos. En los estudios se demuestra que la proteína de suero de leche administrada como suplemento reduce tanto el colesterol LDL como el colesterol total, así como la presión arterial.

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