Salud
Neumonía: ¿cuáles son los síntomas, causas y tratamiento?
Algunas personas son más propensas a la enfermedad, de la que se conocen diferentes tipos.
La neumonía es una enfermedad en la que se presenta una infección bacteriana, viral o micótica en los pulmones. Lo que ocurre es que estos órganos se inflaman y los alvéolos, cavidades donde se produce el intercambio de oxígeno y el dióxido de carbono entre el pulmón y la sangre durante la respiración, se llenan de líquido.
Los síntomas de la neumonía, o pulmonía, en un principio se parecen a los de una gripe común y pueden agravarse al punto de ocasionar fiebre, escalofríos y hasta tos con flema, como lo explican los especialistas del sitio web Medical News Today.
Entre las primeras señales de la infección se puede presentar tos y flema rojiza o verde, que puede salir de los pulmones cuando la persona tose mientras tiene fiebre.
A esto se suma la respiración acelerada o dificultad para respirar, escalofríos y dolor de pecho por el esfuerzo para respirar. Junto a esto puede presentarse ritmo cardíaco rápido, debilidad, náuseas, vómito, diarrea, dolor de cabeza, dolor muscular e incluso confusión o delirio, que ocurre principalmente en adultos mayores, entre otros síntomas.
Lo más leído
Entre las causas de la neumonía están bacterias, virus, hongos y, en general, gérmenes que se establecen en los alvéolos, donde se multiplican. Esas bacterias y virus llegan hasta los pulmones porque son inhaladas, lo que indica que esta enfermedad puede ser contagiosa.
Se puede transmitir de una persona a otra por la tos y el estornudo, o por compartir objetos a través del tacto. Ante la presencia de estos gérmenes, el organismo envía glóbulos blancos para atacar la infección. De ahí que los sacos de aire se inflamen, cuando los gérmenes los llenan de líquido y pus, causando la neumonía.
De acuerdo con los expertos en salud de Medical News Today, las personas que tienen un mayor riesgo frente a este tipo de infección son los menores de cinco años y los mayores de 65.
Otros factores de riesgo pueden ser desnutrición; fumar; consumir alcohol en exceso; tener otras afecciones de salud como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC); asma; afecciones en los riñones, corazón o el hígado, o fibrosis quística. También se incluye como factor un sistema inmunitario débil, lo que puede ocurrir por la presencia de otras enfermedades como el sida o el cáncer.
Si se ha padecido resfriado o influenza, puede ser causa de neumonía, así como si la persona ha estado hospitalizada recientemente o expuesta a ciertos químicos o agentes contaminantes.
Se identifican tres tipos de neumonía y de acuerdo con cada uno de ellos se determina el tratamiento de la enfermedad. La bacteriana por lo regular es tratada con antibióticos.
En el caso de las que son de tipo viral, se recomienda quietud y mantener una buena hidratación, complementando con medicamentos antivirales, como aquellos que se usan para tratar la gripe.
El tercer tipo de neumonía, la causada por hongos o llamada micótica, requieren de tratamiento con medicamentos antifúngicos. En general, para controlar los síntomas se usa medicación que sirva para bajar la fiebre, los dolores y la tos.
En cualquiera de los casos, es de vital importancia estar en reposo e hidratar el cuerpo adecuadamente, pues esto ayuda a diluir el esputo o la flema que la infección genera, y que hace que se sufran ataques de tos fuertes.
Algunas recomendaciones para evitar contraer esta enfermedad son lavarse las manos con frecuencia, cubrir boca y nariz al toser y estornudar, evitar fumar, comer sanamente y hacer ejercicio cinco días a la semana.
Si se contrae la enfermedad, se debe prestar atención a los síntomas. Usualmente, una persona que contrae neumonía puede recuperarse en un periodo no mayor a tres semanas de las molestias que esta ocasiona.