NEUROCIENCIA
El cerebro adolescente
La adolescencia representa uno de los mayores desafíos de la crianza. Nuevas investigaciones han revelado qué pasa por la cabeza de estos jóvenes y qué tipo de apoyo deben recibir de sus padres.
No hay una etapa de la vida con tantos vaivenes como la adolescencia. Erik Eriksen, uno de los psicoanalistas más influyentes del siglo XX, la definió como la más tumultuosa y problemática de la existencia, pues es el momento en el que el cuerpo y la identidad toman forma. Pero no solo es un periodo difícil para los jóvenes. Los padres se enfrentan al mayor desafío de la crianza de sus hijos y muchas veces no saben cómo acompañarlos en ese proceso de crecimiento y maduración.
Varios científicos exploraron en el pasado la adolescencia de forma lineal sin clasificarla por etapas, pero nuevos estudios del campo de la neurociencia han revelado detalles sobre el funcionamiento del cerebro en diferentes fases que ocurren entre los 11 y 18 años. Esto con el fin de explicar los cambios físicos, psicológicos y sociales que sufren los adolescentes en esta etapa. Para ello se han dado a la tarea de analizar imágenes tomadas mediante resonancias magnéticas que han evidenciado cómo el cerebro experimenta amplias remodelaciones, semejantes a las de un computador cuando se actualizan sus redes y cableado.
Aunque un fenómeno tan complejo como la adolescencia no se puede analizar únicamente desde el punto de vista neurológico, estos nuevos hallazgos sí permiten identificar las fases del desarrollo intelectual, social y emocional, así como los patrones de actividad en esa etapa. Además, reafirma la teoría de que los papás deben pensar en navegar esta década tan volátil de sus hijos junto a ellos y no alejarse por el hecho de que ya son grandes y deben aprender a ser independientes. “Por más que hayan crecido y reclamen mayor autonomía, en realidad ellos necesitan compañía y apoyo. Es una oportunidad para que los papás se mantengan conectados emocionalmente con sus hijos”, dijo a SEMANA el psiquiatra infantil Germán Casas. Esto es lo que sucede en las diferentes edades de la adolescencia.
11 a 12 años
Aunque cada vez más niños y niñas se desarrollan más temprano, entre los 11 y 12 años todos se encuentran en la preadolescencia. Según los estudios, en estos años se puede presentar un declive en el aprendizaje espacial y algunos tipos de razonamiento, pues las zonas del cerebro encargadas de la memoria prospectiva, es decir, la que permite recordar acciones a realizar en el futuro, están apenas madurando. Por eso es importante que los papás ayuden a sus hijos a organizar su agenda diaria para que no se les olviden las cosas que deben hacer. Las aplicaciones para gestión de tareas que se pueden descargar al celular pueden ser herramientas útiles para este fin.
Los expertos también recomiendan a los papás comenzar a enseñarles a tomar sus propias decisiones en esta etapa, no sin antes evaluar los pros y los contras de cada situación. Un estudio publicado en la revista Journal of Behavioral Decision-making reveló que los niños que recibían este tipo de apoyo mostraban menos niveles de ansiedad, tristeza y también agresividad. Otra investigación hecha por científicos de la Universidad de Melbourne, Australia, expuso que los adolescentes que recibían mayor afecto y apoyo de sus papás a los 12 años eran mucho menos problemáticos a los 16.
13 a 14 años
A esta edad los niveles de estrés llegan a un punto muy alto, pues las partes del cerebro más vulnerables ante sus efectos nocivos están madurando todavía. De hecho, muchos adultos que han sufrido trastornos mentales han sido diagnosticados antes de los 15 años. Todo esto se debe a que los jóvenes son muy sensibles en esta etapa a la presión social y se dejan afectar mucho por las opiniones de sus amigos y compañeros, lo cual los lleva a reaccionar violentamente. El problema es que en ese momento no han desarrollado las habilidades sociales necesarias para aprender a aceptar que otros pueden pensar diferente. Por eso los expertos señalan que es una de las etapas más confusas y aburridas para un adolescente, y es muy común que sufran fuertes regaños por su mal comportamiento.
Los psicólogos y psiquiatras recomiendan a los papás enseñarles a sus hijos a escoger sus amistades. Para ello deben basarse preferiblemente en que sean personas con los mismos intereses y estilos de vida. Aunque los padres no deben imponerles los amigos, sí pueden acompañar ese proceso de cerca para guiarlos y que ellos mismos lo hagan por su cuenta. También deben instruirlos para que aprendan a respetar la forma de pensar de los demás y a hacer las paces. Algunos psicólogos dicen que pueden ser muy útiles la meditación, el ejercicio y escuchar música para hacer menos traumático este periodo.
15 a 16 años
El deseo de tomar riesgos sin importar las consecuencias está en su pico más alto a esta edad. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Leiden, en Holanda, las zonas relacionadas con la recompensa en el cerebro se disparan, por lo cual es muy alta la respuesta de los jóvenes a la dopamina, neurotransmisor asociado con los sentimientos de placer y satisfacción. No en vano muchos comienzan su vida sexual a esta edad y salen más de la casa para irse de fiesta con sus amigos. Algunos prueban el cigarrillo y toman bebidas alcohólicas. También muchos quieren aprender a manejar para salir en el carro de sus papás y sentirse más adultos.
Los expertos dicen que los papás deben permanecer muy atentos en este periodo para estar lo más cerca posible de los hijos. Esto no quiere decir que no los dejen salir, pero sí mantener una comunicación abierta con ellos para que sepan que cada acción tiene su reacción y deben atenerse a las consecuencias de sus actos. La cercanía de los padres en esta etapa es esencial, tal y como reveló un estudio publicado en la revista Developmental Cognitive Neuroscience en el cual se afirmó que los adolescentes que mantenían buena relación con sus padres a los 15 años tenían menos activa la región del cerebro relacionada con tomar riesgos.
17 a 18 años
En esta etapa el cerebro ya ha madurado lo suficiente para saber adaptarse a diferentes situaciones. Los jóvenes ya controlan más sus acciones, pues saben medir más los riesgos que van a tomar. También ya logran entender más los sentimientos de los otros y mostrar mayor empatía. Además, es común que presenten un incremento en el coeficiente intelectual y que aprendan a resolver problemas y planear estrategias. Así lo reveló un estudio hecho por investigadores de la Universidad Sheffield Hallam, en Inglaterra. Sin embargo, varias áreas del cerebro todavía están en etapa de desarrollo hasta después de los 20 años. Aunque en ese momento los jóvenes ya dejan de ser adolescentes y cumplen la mayoría de edad, los expertos afirman que los papás deben seguir guiándolos sin llegar al extremo de sobreprotegerlos.