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Ni tuyos ni míos: ¿cómo lograr un acuerdo de custodia compartida como el que alcanzaron Shakira y Piqué?
El caso del acuerdo logrado entre Shakira y Piqué pone sobre la mesa la discusión de cómo lograr que los niños crezcan felices en dos hogares distintos.
Shakira y Gerard Piqué pusieron fin esta semana a uno de los puntos más difíciles de su proceso de separación: la custodia de Sasha y Milan, sus hijos, de 7 y 9 años. Al final, se resolvió con un acuerdo que le permitirá a la artista radicarse definitivamente en Miami con los pequeños y comenzar una nueva vida.
El tema de la custodia compartida es muy común en un país como Colombia, donde cada año se tramitan unos 26.000 divorcios en promedio, según datos de la Superintendencia de Notariado.
Pero, más allá de las cifras, se trata de un proceso que puede llegar a resultar difícil y doloroso para todos los integrantes de la familia. En especial para los niños, si no se maneja adecuadamente por parte de los padres, si no se alcanza una buena comunicación entre ambos y si no se ha involucrado a los pequeños en el proceso y explicado los desafíos que enfrentarán en adelante al permanecer por temporadas en dos hogares distintos.
De hecho, en el caso de Sasha y Milan Piqué, la prensa española reveló hace unos días información según la cual los niños no desean mudarse a Estados Unidos y alejarse no solo de su padre, sino también de sus amigos.
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Sin embargo, el acuerdo dejó establecido que el viaje a Miami se produciría tras las fiestas de Año Nuevo. Será la primera Navidad por separado que vivirán los niños y la pareja, luego de 12 años de relación y una agobiante presión de la prensa hacia ellos, en la que los paparazzi incluso aguardan a la salida del colegio para fotografiarlos.
El convenio contempla, además, que los niños estarán el 66 por ciento de los días con la madre y el 33 por ciento con el padre. Luego, tras abrir los regalos de Reyes Magos en enero próximo, Shakira partirá a Estados Unidos. En caso de que Piqué se mude a ese país, la custodia pasará a ser entonces compartida inmediatamente.
El abogado del exdefensa del Barcelona FC, Ramón Tamborero, le aseguró al medio español La Vanguardia que llegar a un acuerdo entre los dos fue algo “muy complicado”.Y agregó que, como parte de lo firmado, el deportista exigió que los tres periodos de vacaciones a lo largo del curso escolar, y en fechas como Acción de Gracias, invierno, Navidad y Semana Santa, él se pueda tomar diez días para que Milan y Sasha estén con su padre únicamente.
El reto de criar por separado
Sobrellevar un divorcio nunca será fácil. Pero, cuando hay hijos de por medio, el reto es aún mayor. La pregunta que cabe es: ¿cómo hacer más amable la separación ante los hijos y la custodia compartida para que los afecte lo menos posible?
El mayor reto, asegura la psicóloga familiar Mara Tamayo, es que los padres dejen a un lado sus diferencias personales y rencores y dialoguen permanentemente, tomen decisiones en conjunto y establezcan pautas de crianza y normas similares, así los niños vayan a crecer en hogares separados.
“Suele pasar que muchos niños entran en conflicto con uno de los dos padres y cuestionan por qué uno le permite, por ejemplo, ver televisión hasta tarde, pasar más tiempo en los videojuegos o comer más dulces; y el otro, en cambio, no. Entonces, si se acuerdan unas pautas básicas de crianza y normas similares, esto no tendría por qué ocurrir”, sostiene la especialista.
Otro error frecuente es intentar compensar el tiempo y la ausencia de alguno de los dos padres con regalos o viajes. “Los niños no necesitan regalos, lo que necesitan es tiempo de calidad para no sentirse solos, que ese papá o esa mamá compartan los intereses y gustos del menor. Conozco muchos casos de niños con habitaciones a las que no les cabe un juguete, pero, en cambio, no juegan con ninguno de sus padres, se la pasan pegados a una tableta, no van a un parque o no leen juntos. Son actividades que no cuestan plata, pero hacen más feliz a un niño que cualquier aparato costoso”, advierte Tamayo.
En los casos más graves, en los que los padres de familia no son capaces de lograr una relación armoniosa en beneficio de los niños, puede presentarse lo que muchos llaman la alienación parental: uno de los dos padres influye en su hijo para ponerlo en contra de su expareja. Esto, con el fin de cobrar una suerte de venganza por la separación.
“Eso es instrumentalizar a los hijos de la peor manera. Lo que se debe entender aquí es que con esto el mayor perjudicado no es ese padre o esa madre al que se quiere marginar, sino ese niño que crecerá con sentimientos de rechazo hacia uno de los dos padres, lo que con el tiempo puede desencadenar resentimientos, frustraciones y baja autoestima en él. Para el desarrollo de un niño es tan importante la figura de la mamá como la del papá, ninguno es prescindible”, comenta la abogada de familia Ana María Álvarez, quien con frecuencia enfrenta este tipo de casos.
Álvarez asegura que ha trabajado con clientes “que incluso ponen a mentir a sus hijos delante de psicólogos o trabajadores del Bienestar Familiar, o los llevan a espacios de conciliación entre los padres para hacerles creer que el padre o la madre en cuestión los maltrató o les hizo daño y que eso pueda influir luego en el otorgamiento de la custodia compartida. En esos casos, no se piensa en el bienestar de ese menor, sino en el ego herido de quien se siente desplazado o abandonado sentimentalmente. Nunca se debe anteponer el dolor personal por encima de la tranquilidad de un menor de edad”.
Comunicación, la clave de todo
Maya Tamayo está segura de que la clave para lograr una separación armónica y cordial en beneficio de los hijos es la comunicación. “Es necesario generar acuerdos en los que se valoren y respeten las opiniones de los dos padres de familia. Y, en caso de que no exista un consenso fácil sobre temas como permisos, cambios de residencia o de colegios, no discutir delante de los niños para evitar que sientan que eso sucede por culpa de ellos”, considera la terapeuta.
Es importante, además, procurar que la disciplina tenga las mismas características tanto en la casa del padre como en la de la madre. “No se aconseja desautorizar a la otra parte ni restarle méritos sin razón alguna. Si el papá, por ejemplo, considera con fundadas razones que no es prudente o seguro otorgar un permiso, el llamado del otro padre es respaldarlo”.
Tamayo se detiene en este punto y subraya la importancia de respetar las decisiones del otro progenitor, “incluso en las situaciones en que un mal comportamiento por parte del hijo propició un castigo durante la custodia del padre de familia que estaba a cargo”.
Asimismo, en opinión de la experta, es importante que ambos padres tengan siempre presente que la custodia compartida no es una competencia. “No se trata de quién lo hace mejor. La crianza se parece mucho al terreno neutral de una guerra, no hay vencedores ni vencidos. De esta manera, los niños sentirán que se encuentran bajo las mismas directrices con ambos papás y no que uno es más laxo que el otro”.
Otra consideración que cabe en materia de custodia compartida es que “ese niño escuche que se habla bien de su padre ausente. Esa es la mayor lección de respeto que se les puede dar a esos hijos. Así, ellos no crecerán con resentimiento, sintiendo que fueron abandonados, especialmente cuando uno de los dos padres o ambos comienzan nuevas relaciones y nuevos hogares. No es fácil, pero basta pensar en el bienestar y la salud emocional de los hijos para entender que vale la pena”, puntualiza Tamayo.