VIDA MODERNA
Niños tímidos: siete pasos para ayudarles a ser más extrovertidos
La timidez es un rasgo asociado a la personalidad que está presente en nuestra sociedad actual y que afecta a muchas personas en el mundo.
¿Quién no ha tenido compañeros en el colegio que permanecían más callados, que no participaban en las conversaciones o que cuando le preguntaban en clase se ponían colorados?
A pesar de ello, no se le suele prestar la atención que reciben otras dificultades o problemas de conducta reflejados a través de comportamientos más disruptivos, o que de alguna manera dificultad el desarrollo normal de las clases.
Para comprender mejor la timidez conviene diferenciar entre dos tipos. Por un lado está la timidez puntual o pasajera que hemos podido experimentar todos en alguna situación concreta. Por otro, existe una timidez permanente –y a veces incapacitante– que genera incomodidad frecuente en situaciones cotidianas y puede llegar a suponer dificultades en su desarrollo integral. Es entonces cuando decimos que una persona es tímida.
Esta timidez afecta y condiciona sus estados emocionales, sus relaciones sociales, su crecimiento personal y su futuro profesional. Y lejos de la creencia generalizada de que es una conducta pasajera, puede tener repercusiones importantes en la vida de las personas.
Tendencias
¿Se nace o se vuelve uno tímido?
Para poder proporcionar las herramientas y estrategias adecuadas que permitan responder a sus necesidades, contribuir a su desarrollo integral, así como mejorar la calidad de vida de las personas tímidas, es imprescindible comprender qué sucede en la mente de una persona tímida.
Una cuestión importante es su origen: ¿la persona tímida nace tímida o se vuelve tímida? Existe cierta controversia entre los diferentes investigadores. Algunos de ellos asocian su origen a factores exclusivamente genéticos, otros se remiten a factores ambientales, pero la idea más defendida entre la comunidad investigadora es que ambos factores, genéticos y ambientales, influyen en su aparición y desarrollo.
¿Se puede tratar?
Pero, ¿qué podemos hacer para ayudar a las personas tímidas a afrontar sus dificultades? Como es lógico, los dos contextos más relevantes son la familia y la escuela. Por tanto, docentes y familias se convierten en las personas responsables de proporcionarles las herramientas y estrategias adecuadas para afrontar esta conducta.
A continuación, se presentan algunas opciones que pueden ayudar a prevenir o afrontar esta conducta:
- Favorecer las relaciones sociales. Este es un punto clave en el desarrollo de la timidez. Para ello es necesario que desde pequeñas, las personas tímidas tengan un modelo del que puedan aprender, así como se encuentren de forma habitual en espacios donde tengan la oportunidad de relacionarse con otras personas. Por ejemplo, las actividades deportivas en equipo pueden ayudar.
- Fomentar una autoestima positiva. La baja autoestima es uno de los aspectos que han sido vinculados a las personas tímidas, por tanto, el cuidado de esta y su fortalecimiento ayudarán a crear mayor seguridad en la persona, aceptarse y quererse.
- Cuidar los estados emocionales. Es necesario enseñarles desde pequeños a identificar los sentimientos y las emociones, expresarlos y comprenderlos. Una buena competencia emocional ayuda a gestionar las diferentes situaciones a las que nos enfrentamos en la vida.
- Evitar poner etiquetas. Habitualmente, existe la costumbre de etiquetar a las personas tras observar ciertos comportamientos. Etiquetar a una persona como tímida puede afectar a su comportamiento y a sus creencias, afianzando de esto modo la conducta tímida.
- Generar un clima de confianza puede ayudar a las personas tímidas a participar de forma activa en el aula, en reuniones o situaciones de diversa índole. Algunos de los aspectos que se asocian a la timidez es el miedo a hablar en público, el miedo a hacer el ridículo o el miedo a la evaluación negativa, por ello evitan cualquier tipo de interacción social. Por este motivo los docentes deben proporcionarles herramientas que les permitan desenvolverse con éxito en este tipo de situaciones y crear un ambiente en el que se encuentren cómodos.
- Trabajar la comunicación. El hecho de ofrecerles estrategias para iniciar una conversación, expresar su opinión o hablar ante un público les permite adquirir cierta seguridad en las situaciones que más temen.
- Apuntarse a teatro. Existen estudios que reconocen que el teatro puede ayudar a mejorar el desenvolvimiento social de las personas tímidas, adoptan un rol, se enfrentan a diferentes situaciones y entrenan para la vida real.
Estas son algunas de las estrategias que pueden ayudar a las personas tímidas a afrontar diferentes dificultades con las que habitualmente se encuentran en su vida diaria. Es un primer paso en la comprensión de este rasgo de la personalidad y en su visibilidad en la sociedad.
Antes, sólo las personas tímidas conocían el alcance de su sufrimiento en determinadas situaciones y aspectos. Hoy la timidez se considera como predictor de la fobia social, de la soledad o la depresión entre otros trastornos de origen psicológico.
Por tanto, es necesario visibilizar la timidez en nuestra sociedad y sus posibles repercusiones en la vida de las personas con el objetivo de sensibilizar a las familias, docentes y a la sociedad en general. Sólo de este modo lograremos responder a sus necesidades desde el hogar y los centros educativos para mejorar la calidad de vida de las personas tímidas.
Por: Verónica Sierra Sánchez
Profesora en el área de Didáctica General y Organización, Universidad de Zaragoza
Artículo publicado originalmente en The Conversation