Ojo: así se puede determinar si los riñones están funcionando correctamente

De acuerdo con información de la enciclopedia médica MedlinePlus, los riñones son dos órganos en forma de frijol, cada uno aproximadamente del tamaño de un puño, y están ubicados justo debajo de la caja torácica, uno a cada lado de la columna vertebral.

Los riñones sanos filtran alrededor de media taza de sangre por minuto, eliminando los desechos y el exceso de agua para producir orina. Estos órganos se encargan de eliminar los desechos y el exceso de líquido del cuerpo, además, eliminan el ácido que producen las células del cuerpo y mantienen un equilibrio saludable de agua, sales y minerales (como sodio, calcio, fósforo y potasio) en la sangre.

El NIH precisa que, sin el equilibrio que propician los riñones, es posible que los nervios, los músculos y otros tejidos en el cuerpo no funcionen normalmente. Adicionalmente, estos órganos producen hormonas que ayudan a controlar la presión arterial, producir glóbulos rojos y mantener los huesos fuertes y saludables.

Funcionamiento de los riñones

Según detalla la fuente consultada, cada riñón está formado por aproximadamente un millón de unidades de filtración llamadas nefronas. Ahora bien, cada nefrona incluye un filtro, llamado glomérulo, y un túbulo. “Las nefronas funcionan a través de un proceso de dos pasos: el glomérulo filtra la sangre y el túbulo devuelve las sustancias necesarias a la sangre y elimina los desechos”, explica el NIH en su sitio web.

MedlinePlus reseña que la mayoría de las enfermedades renales atacan los nefrones, generando daños que impiden a los riñones eliminar desechos. Los factores de riesgo incluyen problemas genéticos, lesiones, ciertos medicamentos, diabetes e hipertensión.

La enfermedad renal crónica, por ejemplo, va dañando los nefrones a medida que avanza el tiempo. No obstante, existen otras enfermedades de los riñones, como cáncer, quistes, piedras o cálculos e infecciones.

Teniendo en cuenta las múltiples afecciones que pueden desarrollarse en los riñones, es conveniente acudir a un profesional de la salud ante cualquier síntoma sospechoso. Así mismo, los exámenes de rutina pueden ayudar a identificar algunas enfermedades oportunamente.

¿Cómo identificar problemas en los riñones?

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), exponen en su sitio web que uno de los primeros signos de la enfermedad de los riñones es cuando se filtran proteínas a la orina (proteinuria).

Para detectar la presencia de proteínas en la orina, el médico pedirá que se haga un análisis de orina. En ese sentido, existen dos tipos de estudios:

Análisis de orina con tira reactiva: se hace como parte de un análisis de orina general, pero también puede hacerse como un análisis rápido para detectar albúmina (una proteína producida por el hígado) en la orina. No proporciona una medición exacta de la albúmina, pero le dice al médico si los niveles son normales.

Para llevarlo a cabo, una tira reactiva (un papel tratado químicamente) se coloca en la muestra de orina y si los niveles son más altos de lo normal, la tira cambia de color. Si tiene niveles anormales de albúmina, el médico podría ordenar más análisis.

Cociente de albúmina-creatinina en orina (UACR, por sus siglas en inglés): mide la cantidad de albúmina y la compara con la cantidad de creatinina (un producto de desecho que proviene del desgaste normal de los músculos en el cuerpo) en la orina.

Un análisis de UACR le permite al médico saber cuánta albúmina pasa a la orina en un periodo de 24 horas. Un resultado de 30 o más en el análisis de albúmina en la orina podría significar la presencia de una enfermedad de los riñones.

Otra manera de detectar problemas en los riñones es mediante un examen de sangre. “Los análisis de sangre mostrarán qué tan bien sus riñones hacen su trabajo y qué tan rápido se eliminan los desechos”, puntualizan los CDC.

Para disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades renales, los expertos recomiendan llevar una alimentación equilibrada, hacer ejercicio con frecuencia y mantener tanto la presión arterial como los niveles de colesterol dentro de los márgenes saludables.