SALUD
Ojo con las dietas milagrosas: los motivos por los que no se debe creer en ellas
La mejor fórmula para tener un peso saludable es consumir una alimentación equilibrada, practicar ejercicio físico de manera regular y mantenerse hidratado.
Bajar de peso no es una tarea sencilla y tener unos kilos de más puede pasarle factura al organismo. Por estas razones, alimentarse de manera equilibrada y practicar ejercicio físico de manera regular, es la mejor forma de mantener un peso saludable y prevenir el desarrollo de enfermedades.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que el sobrepeso puede derivar en problemas cardiovasculares, principalmente en cardiopatías y accidentes cerebrovasculares, diabetes y en trastornos del aparato locomotor como la osteoartritis.
En muchas ocasiones cuando las personas están pasadas de kilos en lo primero que piensan es en realizar dietas; sin embargo, no siempre los resultados son los esperados. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), aseguran que quienes bajan de peso en forma gradual y constante, entre una y dos libras por semana, logran mejores resultados en no volver a recuperarlo.
“Bajar de peso en forma saludable no se trata solamente de seguir una dieta o programa. Se trata de un estilo de vida que incluye una alimentación saludable y actividad física regular”, precisa.
No obstante, esto es algo que en ocasiones no se tiene en cuenta y se recurre a las llamadas dietas milagrosas que al final hacen bajar kilos, pero no son sostenibles en el largo plazo y más grave aún, pueden generar desequilibrios en el organismo.
Información del portal Top Doctors, de España, indica que todas las dietas que prometen un cuerpo 10 en poco tiempo, no son efectivas a largo tiempo. “La pérdida de peso se debe al menor consumo de líquidos, electrolitos, reservas de glucógeno y proteínas corporales, pero no de grasa. Así, cuando se acaba el tratamiento, se recuperan los kilos perdidos e incluso se coge alguno más”, precisa.
Para los expertos, seguir este tipo de dietas acaba provocando una seguidilla de situaciones indeseadas, las cuales se evidencian principalmente con el efecto rebote.
No hay cambio de hábitos
Cuando las personas recurren a esta estrategia es posible que pierdan peso, pero si no modifican sus comportamientos alimenticios y hábitos permanentemente en pocos días se habrá ganado kilos nuevamente. Adoptar prácticas saludables es la mejor forma de lograr un verdadero cambio, dicen los especialistas.
Según Top Doctors, es muy común que uno de los resultados que se obtengan con las llamadas dietas milagrosas sea la introducción a trastornos de conducta alimentaria, como pueden ser la anorexia y la bulimia. Además, se pueden sufrir alteraciones cardiovasculares, hepáticas y renales, así como alteraciones del sueño, irritabilidad, ansiedad o depresión.
“Este tipo de dietas pueden acabar alterando el metabolismo ya que el hecho de pasar de dieta en dieta acaba ralentizando el organismo. Para evitar el efecto rebote hay que seguir una dieta que aumente el metabolismo basal, que es el gasto energético que realiza el cuerpo para sobrevivir”, precisa el mencionado sitio web.
Manuel Moñino, presidente del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Illes Balears, en España, citado en un artículo del portal Cuídate Plus, asegura que este tipo de dietas generan déficits nutricionales de vitaminas y minerales y posibles pérdidas excesivas de masa muscular y agua corporal, pudiendo llegar a estados de desnutrición protéica. También producen frustración y disminución de la autoestima.
Según los CDC, cuando una persona ha perdido peso, lo más importante es cuidar su alimentación y cambiar sus hábitos para evitar recuperarlo.
Es clave, por ejemplo, restringir la ingesta de carbohidratos, los cuales están presentes en gran cantidad de alimentos. Una manera de consumir el tipo y la cantidad adecuada es usar tablas de índice glucémico (IG) que facilitan la elección de alimentos. De igual modo, es determinante reducir las grasas, particularmente las saturadas y trans y agregar a la alimentación al menos cinco porciones de frutas y verduras al día, así como proteínas magras y cereales integrales.