Según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, el consumo de estas galletas de chocolate con relleno cremoso activan más neuronas en el "centro del placer" del cerebro que la adictiva droga.
Y los experimentos mostraron que, igual que lo hacen los seres humanos, los ratas comienzan devorando el relleno de la galleta.
La investigación, como explica el autor del estudio, el profesor de psicología y neurociencia conductual, Joseph Schroeder, fue diseñada para para analizar la potencial adicción de los alimentos altos en grasas y azúcares.
Y lo que se encontró, dice, fue que "las ratas formaron una asociación igualmente fuerte entre los efectos placenteros de comer Oreos y un ambiente específico, igual que lo hicieron con la cocaína y la morfina y un ambiente específico".
"Nuestro estudio apoya la teoría de que los alimentos altos en grasas y azúcares estimulan el cerebro de la misma forma que las drogas", explica el investigador.
"Esto podría explicar por qué algunas personas no pueden resistir este alimento a pesar de que saben que es malo para su salud".
Schroeder agrega que el verdadero peligro para la salud es que, a diferencia de las drogas, las galletas ricas en grasa y azúcar están disponibles al público.
Epidemia de obesidad
El estudio surgió porque los investigadores estaban interesados en analizar cómo la prevalencia de los alimentos altos en grasas y azúcares en los barrios de bajos ingresos contribuía a la epidemia de obesidad en el país.
"Elegimos las galletas Oreo no sólo porque son las favoritas de los estadounidenses -y también son muy sabrosas para las ratas-, sino también porque los productos que contienen altas cantidades de grasa y azúcar están agresivamente promocionados hacia las comunidades de los menores niveles socioeconómicos", afirma Jamie Honohan, otro de los autores del estudio.
Para probar los niveles de adicción de estos compuestos los investigadores decidieron analizar las galletas Oreos y con éstas medir la asociación entre "la droga" (la galleta) y el ambiente (el nivel socioeconómico).
Para medirlo utilizaron un laberinto en el que colocaron, de un lado Oreos y del otro una torta de arroz (un bocadillo bajo en grasas y azúcares). Y dejaron que las ratas hambrientas eligieran hacia dónde dirigirse en el laberinto y midieron el tiempo que pasaban con cada alimento.
"Igual que los humanos, las ratas no sentían mucho placer al comer estas tortas de arroz", dice el profesor Schroeder.
Peligrosas
Y sorprendió a los investigadores la forma como las ratas comían la galleta. "Las abrían y se comían el relleno primero", explica Honohan.
Posteriormente, las ratas recibieron una inyección de cocaína o morfina de un lado del laberinto, o una inyección de solución salina del otro lado.
Los resultados, dicen los investigadores, mostraron que "las ratas que habían quedado condicionadas a comer Oreos pasaron tanto tiempo en el lado del laberinto donde estaba la galleta, como las ratas condicionadas a la inyección de la morfina o la cocaína.
Para medir la adicción hicieron un análisis de la actividad neuronal en el nucleus accumbens, el llamado centro de placer del cerebro.
"Las prueba básicamente nos indica cuántas neuronas se activan en una región específica del cerebro, como respuesta a la droga o a las Oreos", dice el profesor Schroeder.
Los resultados, agrega, mostraron que las Oreos activaban "significativamente más neuronas que la cocaína o morfina".
"Esto confirma nuestros resultados conductuales y apoya la hipótesis de que los alimentos altos en grasas y azúcares son adictivos", expresa el investigador.
Y lo más problemático, agrega, "es que estos alimentos altos en grasas y azúcares pueden ser incluso más peligrosos (que las drogas) debido a su enorme disponibilidad y accesibilidad".
El estudio será presentado el próximo mes en la conferencia anual de la Sociedad de Neurociencia en San Diego, California.
La empresa productora de las galletas no ha hecho comentarios al respecto.