Papada: siete alimentos para reducirla naturalmente

Aunque muchas veces se asocia con sobrepeso, no siempre cuando aparece la papada obedece a alguna de estas razones. La genética, la retención de líquidos y la piel sobrante debajo de la barbilla también pueden provocar su aparición.

La papada es un problema estético de flacidez excesiva o acumulación de grasa en esta zona y puede afectar tanto a hombres como a mujeres. El envejecimiento es uno de los factores que puede tener una incidencia importante en esta situación. El medio especializado Medical News Today asegura que este aspecto puede incrementar la probabilidad y gravedad de la papada.

Por su parte, la Academia Americana de Cirugía Plástica y Reconstructiva considera que los factores genéticos son determinantes para que se genere acumulación de células grasas en esta área del cuerpo.

De igual manera, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos advierte que existen otros factores que pueden ocasionar que la piel de la mandíbula se torne floja, como la herencia, fumar, tener una dieta deficiente, la obesidad o la retención de líquidos.

Una de las mejores formas de prevenir que aparezca la papada o ayudar a combatirla es con la alimentación. Algunos alimentos son beneficiosos no solo para eliminar toxinas, sino también para ayudar a eliminar líquidos del cuerpo. Estos son algunos de ellos.

Plátano: estas frutas son consideradas una de las mejores fuentes naturales de potasio y son recomendadas para ayudar a combatir la retención de líquidos, que aparece como una de las principales causas de la grasa o flacidez en esta parte del cuerpo, asegura un artículo publicado en el diario El Universo, de Ecuador. Además, el plátano se caracteriza por ser rico en vitaminas y minerales como el magnesio, potasio y ácido fólico, entre otros.

Remolacha: el portal Salud 180 indica que este es un alimento con beneficios desintoxicantes, con un alto contenido en fibra y potasio, que ayuda a agilizar el proceso digestivo, previene el estreñimiento y es útil para eliminar líquidos y toxinas, que pueden incidir en el desarrollo de la papada.

Té verde: este té es uno de los más recomendados cuando de bajar peso se trata, debido a que es diurético y además tiene propiedades desintoxicantes y antioxidantes, por lo que su consumo puede contribuir en el proceso de bajar la papada, más si quien tiene este objetivo es una persona que está subida de peso. Según una investigación publicada en el European Journal of Preventive Cardiology, revista de la Sociedad Europea de Cardiología, tomar té verde, al menos tres veces a la semana, se relaciona con una vida más larga y sana.

Apio: este vegetal contiene 92 % de agua y muy pocas calorías. Adicionalmente, es una importante fuente de fibra, es eficaz contra el estreñimiento y también se le reconoce por sus propiedades diuréticas, según informa la Biblioteca Nacional de Medicina.

Verduras de hoja verde: el portal Hola Doctor indica que si una persona quiere deshacerse de su papada, una de las mejores formas es desintoxicando el cuerpo. “Para lograrlo, se recomienda consumir verduras de hojas verdes, pues según un estudio de la Universidad Leicester, estos alimentos pueden eliminar las toxinas como metales y pesticidas del cuerpo”, precisa.

Col: a estos alimentos también se les atribuyen beneficios diuréticos por lo que son indicados para ayudar a eliminar líquidos del cuerpo, permitiendo no solo desintoxicar, sino bajar de peso.

Arándanos: esta fruta es altamente desintoxicante y una de sus bondades, de acuerdo con la información de Hola Doctor, es que ayuda a reducir la inflamación crónica. También es un buen diurético, ayudando a eliminar el exceso de líquidos y toxinas.

Pero así como se pueden incluir estos alimentos en la dieta, también es recomendable minimizar el consumo de otros que pueden incidir en que se desarrolle la papada como, por ejemplo, las grasas saturadas y los azúcares refinados.

El alto contenido calórico de estos productos pueden ocasionar problemas de obesidad y otros inconvenientes de salud, entre ellos, riesgos cardíacos y diabetes, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos.