SALUD
Lo que debe saber de la peste bubónica y su rebrote en Mongolia
Fue una de las pandemias más graves de la humanidad, pero los expertos dicen que no hay razones para que se convierta hoy en problema global.
Desde que el coronavirus se diseminó por el mundo, la información de salud pasó a ser una de las principales preocupaciones de la humanidad. A diario circula todo tipo de teorías sobre cuál será la próxima epidemia, que van desde un posible virus en cerdos hasta el miedo al rebrote de la peste bubónica.
Esta última inquietud creció este viernes tras conocerse que Mongolia ordenó a los habitantes de la ciudad de Tsetseg, en la provincia occidental de Khov, entrar en cuarentena luego de que las autoridades sanitarias de ese país detectaran dos muertes por la peste.
Según explicó un comunicado del Centro Nacional de Enfermedades Zoonóticas de Mongolia (NCZD), las pruebas de laboratorio confirmaron que dos personas no identificadas habían contraído la enfermedad en la región. Aunque los detalles no fueron revelados, se trataría de un hombre de 27 años y una mujer de aproximadamente la misma edad, quienes habrían consumido carne de marmota.
Tras este anuncio, el Gobierno rastreó y tomó pruebas a 146 personas que tuvieron contacto directo con la pareja e incluso anunció el cierre de la frontera con Rusia para evitar que la enfermedad se propague fuera del país. Muchos se preguntan qué tan contagiosa y si realmente puede representar una preocupación global.
La respuesta de los expertos es: no. Diana Vanessa Flórez Salcedo, bacterióloga y microbióloga de la Universidad Nacional, afirma que una de las razones es que “la enfermedad es endémica de ese lugar, es decir propia de la región”. Si bien la caza de este animal está prohibida en Mongolia, allí existe una antigua tradición que indica que el consumo de la carne cruda de marmota fortalece la salud.
Según Pío López, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, a esto se suma que, aunque esta peste ha sido una de las peores de la humanidad, hace falta que se unan muchos factores que faciliten su propagación. “Hacinamiento, pobreza extrema y el contacto muy directo con ciertos animales como ratas, chinches o pulgas. Fue algo así lo que se dio en Europa en los siglos pasados, pero eso ya es leyenda”, afirma.
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En efecto, en el siglo XIV la enfermedad provocó la muerte de unos 50 millones de personas en el Viejo Continente, debido a las condiciones insalubres en las que vivían. Se le conoció como “la peste negra” y desde entonces la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha registrado epidemias de esta peste en África, Asia y Sudamérica. “Pero, desde la década de 1990, la mayoría de los casos humanos se han concentrado en África”, dicen.
Los tres países más endémicos son Madagascar, República Democrática del Congo y Perú, y los países donde la población vive en condiciones insalubres son los más propensos a sufrir la enfermedad. Entre 2010 y 2015 se notificaron 3.248 casos en el mundo, 584 de ellos mortales. El brote más reciente en el mundo sería el registrado esta semana en Mongolia.
No obstante, ambos expertos coinciden en que no hay muchos riesgos de que esta vieja enfermedad vuelva a convertirse en un problema global. Puede tratarse fácilmente con antibióticos, como cualquier enfermedad infecciosa, y la principal medida preventiva consiste en informar a la población en el momento en que la peste zoonótica esté presente en el entorno, y aplicar las precauciones habituales para evitar dicha infección.
Estas consisten básicamente en tomar precauciones contra las picaduras de pulgas y no manipular cadáveres de animales. También en evitar todo contacto directo con tejidos y líquidos corporales infectados. En caso de sospecha, el antibiótico es fundamental, pues la enfermedad es letal. Si no se trata, puede ser mortal en un plazo de 18 a 24 horas.
En efecto, la peste negra es una enfermedad de tipo infecciosa causada por una bacteria llamada ‘Yersinia pestis‘. “Esta infección es transmitida por pulgas infectadas que habitan en roedores como ratas, conejos, ardillas, perros de pradera, marmotas, por exposición a los mismos o por el contacto con sus fluidos”, explica Flórez.
La infección puede desarrollarse entre 1 a 7 días y ocasionar síntomas como inflamación de ganglios linfáticos, produciendo los llamados bubones (razón por la cual se le confiere uno de los nombres a esta enfermedad), así como fiebre, dolor de cabeza y vómitos, esto cuando se han recibido picaduras de pulgas infectadas. También puede producir un compromiso pulmonar que facilita que la enfermedad se transmita entre humanos a través de gotitas microscópicas provenientes de la tos. Y, por último, puede manifestarse cuando la bacteria ingresa en la sangre y causa una septicemia.
Aunque el brote se ha presentado en Mongolia, Flórez explica que siempre será importante conocer las medidas sanitarias asociadas al consumo de carne cruda de cualquier animal tipo roedor y las disposiciones para el control de plagas asociadas a cierto tipo de roedores. “Lo más importante, sin embargo, frente a cualquier tipo de alerta, será hacernos responsables de nuestra salud, aplicando las medidas de autocuidado y estando bien informados con respecto a este tipo de enfermedades infecciosas", concluye.
Así las cosas, la peste bubónica y la actual pandemia por el coronavirus están muy lejos de ser similares. “Una es una bacteria y la otra es un virus. Es como comparar un elefante con una hormiga”, dice la virologa Fernanda Gutiérrez.