Vida Moderna
Plaquetas bajas: cinco formas de controlarlas
Las plaquetas ayudan a facilitar la cicatrización de las heridas.
De acuerdo con la definición del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), las plaquetas son diminutos trozos de células en forma de disco que se encuentran en la sangre. Su función principal consiste en participar en la producción de coágulos sanguíneos para hacer más lento el sangrado, detenerlo y para facilitar la cicatrización de las heridas.
Tanto el exceso como la deficiencia de plaquetas puede resultar contraproducente para la salud. Por esta razón, la medición de plaquetas en la sangre puede ayudar a diagnosticar ciertas enfermedades o trastornos.
La cantidad normal de plaquetas en la sangre es de 150.000 a 400.000 por microlitro. Un conteo bajo de plaquetas se sitúa por debajo de la primera cifra y, en caso de que sea inferior a 50.000, el riesgo de sangrado es mucho mayor. Incluso hasta las actividades cotidianas pueden causar hemorragia, según detalla la enciclopedia médica MedlinePlus.
Un conteo de plaquetas más bajo de lo normal se denomina trombocitopenia y puede ocurrir debido a tres causas principales:
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- No se están produciendo suficientes plaquetas en la médula ósea.
- Las plaquetas se están destruyendo en el torrente sanguíneo.
- Las plaquetas se están destruyendo en el bazo o el hígado.
El conteo bajo de plaquetas también puede deberse a quimio o radioterapia contra el cáncer, algunos medicamentos y trastornos autoinmunitarios.
Se considera como conteo alto cuando la cantidad de plaquetas supera las 400.000 por cada microlitro de sangre. Esta condición es llamada trombocitosis y sus causas más comunes son:
- Deficiencia de hierro.
- Después de ciertas infecciones, cirugía mayor o traumatismo.
- Cáncer.
- Ciertos medicamentos.
- Enfermedad de la médula ósea llamada neoplasia mieloproliferativa.
- Extirpación del bazo.
¿Cómo controlar el descenso de plaquetas?
Un bajo conteo de plaquetas aumenta el riesgo de hemorragia y dificulta la cicatrización de las heridas. En tal virtud, es recomendable monitorear el escenario bajo la supervisión de un profesional de la salud para definir el tratamiento pertinente.
El portal especializado Cuerpomente reseña cinco consejos para controlar el descenso de plaquetas. No obstante, lo más recomendable siempre es acudir a un médico.
1. Mantener buenos niveles de vitamina K
De acuerdo con la fuente consultada, este nutriente participa significativamente en la funcionalidad de las plaquetas. Por esta razón, es conveniente incluir en la dieta alimentos ricos en vitamina K, como las verduras de hoja verde y los tomates.
2. Alimentación rica en enzimas
Para ello, Cuerpomente sugiere incluir en la dieta alimentos como los germinados, la remolacha, la zanahoria, el apio y los cítricos.
3. Suplementos de vitamina B
El déficit de folatos (vitamina B que se encuentra naturalmente en los alimentos, como hortalizas de hojas verdes, frutas cítricas y frijoles), así como de vitamina B12, puede favorecer el bajo conteo de plaquetas.
4. Cambios a nivel psicológico
De acuerdo con Cuerpomente, “desde el punto de vista energético o emocional, la plaquetopenia se relaciona con la falta de alegría, el sentimiento de víctima y la sensación de estancamiento vital”. Por esta razón, sugiere mantener una buena actitud frente a la vida.
Según detalla el NIH, algunas maneras para diagnosticar un trastorno plaquetario incluyen:
- Palpar el abdomen para ver si el bazo o el hígado son más grandes que lo normal.
- Examinar los ojos, la nariz, la boca y la piel para ver si hay pequeños puntos rojos sin elevación, conocidos como petequias.
- Examinar la piel para ver si hay moretones o púrpura, que consiste en manchas rojas, moradas o amarillas amarronadas en la piel.
- Buscar signos de otras afecciones médicas que puedan provocar trastornos plaquetarios.
- Realizar exámenes de sangre para llevar a cabo el conteo detallado de plaquetas.