Medio ambiente
¿Plástico en la Antártida? Sí, y de los años 60
Un grupo de científicos identificó nanopartículas de plástico de décadas atrás, ¿cómo llegaron allá?
Estratos de hielo de décadas de antigüedad -hasta los años 60 del siglo XX- fueron halladas en las regiones del Polo Norte y Sur. Lo llamativo es que contienen cantidades significativas de partículas de plástico a nanoescala.
Esto sucedió al estudiar los núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida. En esa misión, un grupo de científicos ha identificado varios tipos de partículas nanoplásticas, incluidas las partículas que se originan en los neumáticos. Dado que los nanoplásticos pueden causar efectos tóxicos, los investigadores se han sorprendido porque las áreas remotas y prístinas, donde nadie imagina que hay tanta contaminación pueden contener más de estas nanopartículas de lo esperado.
Las regiones polares se consideran algunas de las últimas áreas de la Tierra que son prístinas y relativamente intactas por la influencia humana. Sin embargo, tanto el hielo del polo norte como el del sur parecen contener cantidades significativas de nanoplásticos, o partículas de plástico más pequeñas que un micrómetro. Los nanoplásticos pueden causar efectos tóxicos en los organismos, pero dado que son difíciles de medir, el alcance mundial de la contaminación por nanoplásticos no estaba claro hasta ahora.
Utilizando nuevos métodos para medir los nanoplásticos, un equipo internacional de científicos ha identificado partículas de plástico a nanoescala en muestras de hielo de Groenlandia y la Antártida. Las muestras se obtuvieron de núcleos de hielo de 14 metros de profundidad de Groenlandia y núcleos de hielo marino de la Antártida. En este estudio participaron investigadores de la Universidad de Utrecht, la Universidad de Copenhague y la Université Libre de Bruselas.
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Estudios anteriores ya habían sugerido que el viento y las corrientes de agua pueden transportar nanoplásticos a distancias. Aún así, el equipo de investigación se sorprendió al encontrar cantidades sustanciales en sus muestras. “Ahora sabemos que los nanoplásticos se transportan a estos rincones de la Tierra en estas cantidades. Esto indica que los nanoplásticos son realmente un problema de contaminación mayor de lo que pensábamos”, dijo en un comunicado Dusan Materic, autor principal del estudio. En un estudio anterior, utilizando las mismas técnicas, su equipo identificó partículas nanoplásticas en muestras de los Alpes.
Aunque el equipo de Materic no es el primero en identificar nanoplásticos en el hielo polar, sus resultados muestran que la contaminación por nanoplásticos se ha producido durante décadas. “Nuestros datos sugieren que la contaminación por nanoplásticos no es un problema nuevo”, dijo Materic. “Ahora nos estamos dando cuenta de ello, porque recientemente hemos desarrollado el método correcto para medirlo. En el núcleo de Groenlandia, vemos que la contaminación por nanoplásticos ocurre desde la década de 1960. Entonces, los organismos en esa región, y probablemente en todo el mundo, han estado expuestos a ella durante bastante tiempo”.
Los equipos identificaron varios tipos de partículas nanoplásticas en el hielo polar. El tipo de nanoplástico más destacado fue el polietileno, que representó más de la mitad de las partículas. En el núcleo de hielo de Groenlandia, el equipo también encontró cantidades significativas de nanopartículas provenientes del desgaste de los neumáticos. La cantidad de partículas nanoplásticas parece diferir entre las muestras de núcleo de hielo del Norte y del Sur. El hielo de Groenlandia contenía un promedio de 13,2 ng/mL, mientras que el hielo del Mar Antártico contenía 52,3 ng/mL.
Dada la amplia gama de áreas en las que ahora se han identificado los nanoplásticos, Materic y su equipo instan a realizar más investigaciones sobre su toxicidad y el alcance de la contaminación. Lo más probable es que la presencia de nanoplásticos en muestras de hielo polar implique una combinación de procesos complejos que transportaron las partículas. Esto podría incluir transporte atmosférico y marítimo, (re)emisión, deposición e incorporación de hielo. “Claramente, se necesitan más estudios para limitar mejor la fuente de estos contaminantes a las regiones polares”, concluyó.