PROYECTOS ESPECIALES

El secreto de comer

¿Qué significa alimentarse bien? ¿Por qué hacerlo de manera consciente ayuda al bienestar físico y mental? En Sé Lo Que Como exploraremos, de la mano de especialistas, las respuestas a estas y otras dudas para encontrar el equilibrio entre lo que queremos y debemos. Tomar decisiones informadas, el primer paso.

Sé Lo Que Como
12 de julio de 2019
| Foto: Getty Images

Hoy, con el exceso desbordante de información, en la que hay más contradicciones que soporte científico, un tema trascendental como la alimentación naufraga entre versiones y modas que no reflejan necesariamente la realidad.

En el panorama hay de todo: estudios de autoridades en la materia como la Organización Mundial de la Salud -OMS-, industrias reinventándose y sacando adelante proyectos de alimentación consciente con productos que mejoran el balance en las dietas, médicos que a través de su consulta promueven hábitos saludables, organizaciones especialistas en nutrición, sicología, pediatría, cardiología y metabolismo que analizan el comportamiento de los individuos para desarrollar dietas ricas en todas las fuentes nutricionales que necesita el ser humano; así como contenidos en las redes sociales que, muchas veces, sin suficientes fundamentos científicos, han masificado mensajes para cambiar costumbres e implementar nuevos hábitos que no corresponden a una alimentación equilibrada y responsable.

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En Sé Lo Que Como queremos abrir el debate entre distintos actores de la industria de alimentos para entender, con argumentos científicos y estadísticos, que el equilibrio en la alimentación es impres- cindible para una población sana a futuro. En virtud de esta iniciativa, consultamos a distintos expertos sobre la importancia de incluir todas las fuentes alimenticias en una dieta y los aspectos ocultos que se deben tener en cuenta al momento de tomar la decisión de consumir alimentos.

“Una buena alimentación no se basa exclusivamente en el valor nutricional del alimento sino en su valor energético. Creo que debemos separar lo que significa la calidad del alimento con la forma en la que lo consumimos. Lo que quiera hacer el cuerpo con lo que uno le está dando es lo que hay que aprender a interpretar. Por eso para mí no hay comida mala o buena. El secreto de comer está en no abusar y dosificar la combinación de alimentos que comemos para no recargar el cuerpo de un exceso de calorías que no va a consumir”, dice Luis Bonet, médico experto en metabolismo.

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La ciencia de las proteínas

Algunos grupos de alimentos han sido presa de mitos o estigmas. Por ejemplo, las proteínas. Si bien es cierto que son necesarias en todas las etapas de la vida, su consumo depende de la edad, peso, estado de salud, actividad física, entre otras características y hábitos de cada persona. Para la población adulta sana se recomienda una ingesta de 1 g/kg de peso corporal, es decir, que si alguien pesa 60 kilos debería consumir diariamente 60 gramos de proteína, no más. El exceso de esta puede generar el deterioro de la función renal.

Según indica la marca de alimentos Zenú, las proteínas son vitales en una alimentación equilibrada porque contri- buyen a la formación de la piel, músculos y huesos. También algunas hormonas son de naturaleza proteica como la insulina, así como los anticuerpos de nuestro sis- tema inmune y algunas moléculas importantes como la hemoglobina, que transporta el oxígeno por nuestro cuerpo.

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Sin miedo a las grasas

Si hay un componente polémico de la alimentación son las grasas. Durante mucho tiempo han sido mal vistas y rechazadas en las mesas. Sin embargo, con los avances de la ciencia, la medicina y la tecnología se han realizado estudios que han permitido distinguir los tipos de grasas, identificando en qué proporción son adecuadas.

Las grasas son una importante fuente de energía, algunas son esenciales para el cerebro y benéficas para el corazón. Para quienes buscan adoptar estilos de vida saludables, hacer ejercicio y aumentar la masa muscular, estas ayudan a disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos de manera natural.

Ángela Latorre, gerente de Foodwellness para la marca Gourmet, explica que “las grasas son el combustible del cuerpo, diseñadas para cumplir muchas de sus funciones metabólicas. De hecho el 21 por ciento del organismo humano se compone de tejido lípido. La piel, el cerebro, la re- tina tienen contenidos grasos que hacen de este un componente imprescindible”.

A las grasas hay que agradecerles, además, la absorción de sustancias como la vitamina D, generar hormonas sexuales y moléculas antiinflamatorias vitales para el sistema inmunológico. Así que no hay que temerle a su ingesta, la clave es consumirlas en su justa medida.

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¿Y los carbohidratos?

Una dieta equilibrada necesita del tercer macronutriente: los carbohidratos, que proporcionan al cuerpo la energía indispensable para funcionar y realizar las actividades diarias. Por eso la ingesta de cereales integrales, frutas, vegetales, tubérculos, azúcares y fibra, en porciones adecuadas, son importantes.

“Cada individuo requiere una alimentación que garantice la energía y los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de su cuerpo. Esto se logra solo con una dieta equilibrada y variada”, recalca la nutricionista Claudia Cortés, gerente de nutrición, salud y bienestar de Nestlé.

La importancia del empaque

La inocuidad de los alimentos puede definirse como el conjunto de condiciones durante la producción, almacenamiento, distribución y preparación que permite que, una vez ingeridos, no representen un riesgo para la salud.

Partiendo de esa premisa, entregar un producto en óptimas condiciones, sin adición de preservantes, asegurando los nutrientes originales y en un empaque amigable con el ambiente, ha sido una labor titánica para una compañía como Tetra Pak que, desde su nacimiento, ha promovido la calidad del contenido de sus empaques en toda la cadena de abastecimiento hasta el consumidor final.

En palabras de Mauricio Contreras, director de mercadeo para la región andina de Tetra Pak, “un empaque debe ahorrar mucho más de lo que cuesta”, y es que la responsabilidad de ser contenedor de los alimentos -como la leche- que perecen o se vencen por agentes externos como la luz y el oxígeno no es poca. Garantizar la calidad de ese producto implica todo un despliegue técnológico sostenible en el tiempo que hoy por hoy, además, proviene de fuentes renovables un 82% y es ciento por ciento reciclable.

Por eso, un buen hábito no solo es buscar el balance en lo que comemos sino conocer el origen y las condiciones del empaque en el que vienen envueltos los productos que consumimos a diario, pues allí está otro de los secretos de la sana alimentación.

Una mirada a la región

  • 1959 calorías por día se consumen en América Latina con la siguiente distribución: 54% de carbohidratos, 30% de grasa y 16% de proteína.
  • Las principales fuentes de energía son: cereales, pasta y pan (28%); carne y huevos (19%), aceites y grasas (10%) y bebidas caseras sin alcohol (6%).
  • El 25% de la ingesta energética es por el consumo de alimentos procesados. El 18%, de fuentes alimenticias ricas en fibra y micronutrientes.

*Ingesta de energía y fuentes de alimentos de ocho países latinoamericanos: resultados del Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (Elans). Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Institutos Nacionales de Salud.

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