SALUD
¿Por qué el sistema inmune ataca al organismo?
Los científicos están cerca de entender por qué el ejército biológico de defensa del organismo genera enfermedades autoinmunes como la artritis, el lupus y la esclerosis múltiple.
El sistema inmune está diseñado para proteger a la gente ante organismos infecciosos y otros invasores. Para eso cuenta con un ejército de células que reaccionan cuando hay una infección o un virus. Se trata de un sistema complejo y maravilloso que se encarga de proteger el organismo, y tal vez por eso, los científicos siempre han quedado perplejos cuando este sistema ataca sus propias células y tejidos sanos por error, razón por la cual se presentan más de 80 enfermedades entre las cuales se encuentran la artritis reumatoide y el lupus.
Se sabe que son enfermedades hereditarias y que son más frecuentes en mujeres pero no se conocen sus causas. Recientemente, sin embargo, un estudio realizado por científicos de Princenton dio nuevas pistas en dirección a una teoría evolucionista que establece que las personas con susceptibilidad a estas enfermedades tienen un sistema inmune potente. En ese sentido, el trabajo mostraría por primera vez evidencia de que aquellos que son suceptibles a estos desórdenes están mejor dotados en términos inmunológicos para combartir infecciones y por consiguiente para vivir más.
Andrea Graham, una bióloga especializada en evolución de esta universidad señala que hay muchas enfermedades autoinmunes que afectan todo tipo de tejidos y por mucho tiempo ha querido saber por qué. Hasta hace poco la respuesta ha sido esquiva pero entre las teorías más fuertes para explicar este fenómeno está una que señala al proceso evolutivo como responsable de enfermedades como lupus, esclerosis múltiple y artritis reumatoide. “Una respuesta posible es que la vulnerabilidad a dichas enfermedades es el precio que se paga por tener un poderoso sistema de defensa contra las infecciones”, dijo la experta a la revista New Scientist.
En estudios preliminares en ovejas, Graham ya había confirmado esa hipótesis. Pero para revisar el tema en humanos, diseñó una investigación que empleó los datos de otro trabajo con más de 1000 viejos de Taiwán nacidos entre 1892 y 1953 y cuya salud han sido monitoreada durante 27 años. Graham y sus colegas recogieron muestras de sangre de 639 pacientes de dicho estudio y analizaron sus anticuerpos auto-reactivos, aquellos que son capaces de atacar los tejidos del propio cuerpo.
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Los expertos encontraron que los individuos con más altos niveles de estas células eran aquellos que tenían más predisposición a vivir más. Concretamente observaron que estas personas ostentaban 33 por ciento menos riesgo de morir ese año y menos posibilidades de tener cualquier tipo de infección viral. Pero esa ventaja también implica una mayor susceptibilidad a tener enfermedades autoinmunes, un efecto indeseado debido a que dichos anticuerpos son los que están implicados en este tipo de males.
Teniendo en cuenta que el lupus puede causar daño a partes del cuerpo como el riñón, los investigadores tomaron muestras de orina para observar la salud de dichos órganos. Encontraron, en efecto, que la gente con más altos niveles de anticuerpos auto-reactivos tienen una tendencia mayor a desarrollar lupus.
Estos hallazgos apuntan a que la genética tiene una influencia en los niveles de anticuerpos reactivos de una persona y que estos están allí para montar una respuesta inmunológica muy fuerte contra los cuerpos extraños, lo cual da una ventaja evolutiva pues tanto en seres humanos como en las ovejas estudiadas con estos sistemas inmunes robustos tienden a vivir más.
Pero otros estudios señalan que la autoinmunidad no es simplemente un efecto adverso de tener un sistema inmune potente sino que estos anticuerpos auto-reactivos también se encargan de limpiar las células muertas y no se descarta, además, que tenga un papel en mantener las células cancerosas en la mira.
La autoinmunidad siempre ha sido considerada como negativa, pues siempre se ve como un sistema defectuoso que ataca lo que no debe, pero bajo esta nueva mirada tendría una función positiva para la supervivencia de la especie.