NUTRICIÓN

Por qué es tan difícil adelgazar

El 90 por ciento de la gente recupera su peso luego de una dieta. La razón es que la comida no es el único factor que juega a la hora de eliminar los kilos de más.

16 de enero de 2016
| Foto: Ingimage

Cuando una persona desea bajar de peso puede inscribirse en un gimnasio o someterse a una dieta estricta. Sin embargo, esas opciones no son suficientes para adelgazar. Libby Weaver, experta en bioquímica de la nutrición, estudió durante años el tema y descubrió que “la pérdida de peso no es simplemente una cuestión de restringir calorías y autocontrol. Hay otros factores que influencian y condicionan a largo plazo este objetivo”, dijo a SEMANA. Estos son los cinco factores que Weaver señala en su libro Accidentally Overweight como causantes directos del sobrepeso y la obesidad.

1. El estrés: varias investigaciones científicas han estudiado la relación entre el estrés y la obesidad. Weaver afirma que es una de las principales culpables de que la gente no pueda bajar de peso. Esto ocurre porque el cuerpo en estado de estrés produce mucha adrenalina y cortisol, lo que a su vez bloquea el metabolismo. Por eso, aumentan los niveles de glucosa en la sangre y puede producirse un exceso de grasa que se suma a un aumento del apetito. “El estrés tiene un impacto enorme en nuestra habilidad de perder peso y mantenernos en forma”, explicó Weaver a esta revista. La autora recomienda practicar la respiración abdominal para relajar el cuerpo y eliminar los efectos negativos del estrés.

2. Desequilibrio hormonal: esta es una de las causas del sobrepeso más olvidadas. La sufren con más frecuencia las mujeres, especialmente cuando presentan una baja en los niveles de progesterona, hormona femenina que “puede provocar antojos de azúcar e impactar la motivación de hacer ejercicio”, dice Weaver. Además del aumento de peso, la retención de líquidos también es un efecto secundario de los desequilibrios hormonales, lo que puede hinchar la barriga. Weaver recomienda consumir té de hierbas durante un mes para eliminar esos síntomas y evitar por completo tomar bebidas con cafeína.

3.Exceso de insulina: cuando una persona consume productos ricos en carbohidratos refinados y azúcares puede producir demasiada insulina, lo que influye mucho en el sobrepeso y la obesidad. La insulina es una hormona producida por el páncreas que cumple un papel crucial en el proceso metabólico, pues permite a las células del cuerpo absorber la glucosa de los alimentos. Por eso, Weaver recomienda hacerse exámenes de sangre para medir los niveles de insulina y de glucosa. Es importante suspender los edulcorantes, las bebidas azucaradas y las harinas para cambiarlas por carbohidratos buenos que provengan de las frutas y verduras. Luego combinarlas con proteínas para disminuir la liberación de glucosa en la sangre y así requerir menos insulina. “Nada puede reemplazar una dieta saludable y nada puede deshacer lo que provoca una mala alimentación”, afirma Weaver.

4. El sistema nervioso: al igual que el exceso de estrés, los desórdenes nerviosos también pueden impedir que una persona controle su peso y caiga en la obesidad. El sistema nervioso simpático (SNS) acelera la función del organismo y lo prepara para la acción de luchar o huir, mientras que el sistema nervioso parasimpático (PNS) provoca una sensación de descanso o relajación. La mayoría de personas vive en alerta y hace trabajar más el SNS, lo que implica más estrés. Por esa razón, Weaver recomienda activar el PNS mediante taichí, yoga o pilates.

5. Las emociones: Weaver afirma que según su experiencia clínica el componente emocional es uno de los factores que impide bajar de peso más infravalorado. Esto lleva a las personas a buscar una vía de escape para liberar el estrés diario y la encuentran en comer más. “No es la falta de educación lo que hace que la gente busque un paquete de chocolates después de la cena. Es un vacío que sienten que deben llenar de alguna forma”, dice Weaver en su libro. Por tal motivo es importante trabajar las emociones negativas mediante prácticas de meditación o de mindfulness. Así, el organismo sufrirá menos y no habrá desórdenes alimenticios que dañen los esfuerzos de perder peso, estar en forma y lucir saludables.