Salud
Por qué hay que vacunarse contra la influenza
Según Eduardo Arce, licenciado en Farmacia y gerencia, estas son las razones por las que no puede olvidarse esta inmunización.
La influenza es una enfermedad respiratoria contagiosa provocada por los virus de influenza que muchas personas subestiman, pero lo cierto es que varios estudios científicos han demostrado que, de acuerdo con la edad y la preexistencia de enfermedades crónicas, sus complicaciones pueden ser tan graves que lleven a una persona a la hospitalización y se eleven sus probabilidades de morir.
Es impredecible la circulación geográfica de las cepas del virus de la influenza, por ello cada año se incluyen en la vacuna las cuatro cepas (dos cepas A y dos cepas B) mayormente circulantes y que han sido detectadas en los centros de referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al igual que otras infecciones respiratorias, como la COVID-19, se propaga con facilidad de persona a persona a través de gotas que se liberan al toser, estornudar o hablar. Cualquier persona tiene riesgo de contraerlas.
De acuerdo con los datos de la OMS, cada año en el mundo se reportan cerca de mil millones de casos de influenza, de los cuales entre tres y cinco millones son graves. Esta enfermedad ocasiona costos importantes para el sistema de salud, aumento de consultas médicas e incapacidades, así como ausencias laborales o escolares.
Entre los grupos de población que tienen más riesgo de contraer la enfermedad están las mujeres embarazadas, los niños y niñas entre 6 meses y 5 años, los mayores de 65 años y los pacientes con enfermedades crónicas. Por ejemplo, según los datos del DANE, entre marzo de 2020 y enero de 2021, en Colombia el 54,6% de las muertes por causa de neumonía e influenza ocurrieron en personas entre los 60 y los 84 años, quienes además presentaron altas tasas de padecimientos crónicos como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, entre otras.
Infecciones respiratorias, como la influenza, causan una reacción inflamatoria en las personas que tienen su sistema inmunológico débil, así como en aquellas que viven con enfermedades crónicas. Esta reacción provoca graves complicaciones a los pacientes con afecciones como la diabetes, el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y diversas enfermedades cardíacas, que las conducen a la hospitalización y aumentan sus probabilidades de muerte.
Si un paciente con una enfermedad cardiovascular contrae la influenza aumenta hasta 10 veces el riesgo de sufrir un infarto de miocardio y hasta 8 veces el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Una persona diabética que se enferma de influenza aumenta tres veces sus posibilidades de ser hospitalizado y su riesgo de morir se incrementa 6 veces.
Según estudios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE. UU (por sus siglas en inglés CDC), las vacunas contra la influenza son seguras. En los últimos 60 años millones de personas en el mundo se han vacunado contra la influenza, como la mejor opción para reducir el riesgo de contagiarse y transmitir la enfermedad a los demás.
La vacunación de personas con afecciones crónicas es de suma importancia pues puede prevenir hospitalizaciones y reduce significativamente el riesgo de padecer graves complicaciones. Cuando un paciente con una condición crónica contrae el virus después de vacunarse, los síntomas de la enfermedad serán mucho más leves.
Se ha demostrado que un paciente con enfermedades cardiacas que se vacuna reduce los eventos cardiovasculares de un 26 a 53%, y disminuye las posibilidades de morir por esta causa en 56%. Para el caso de los pacientes diabéticos reduce en un 30% la probabilidad de un ataque fulminante al corazón, en un 22% las posibilidades de una falla cardiaca y en un 15% el riesgo de sufrir neumonía, entre otros beneficios para su salud.
Tanto la influenza como la COVID-19 afectan con más gravedad a las personas mayores y a las que padecen enfermedades crónicas, y ocasionan complicaciones como neumonía, edema pulmonar, septicemia, lesiones cardíacas como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal y respiratoria, shock, complicaciones de la diabetes y de las enfermedades crónicas que involucran los pulmones, el corazón o el sistema nervioso, entre otras.
Las vacunas contra la influenza no previenen la COVID-19, pero, en la coyuntura actual producida por la pandemia, representan un alivio porque evitan un aumento en las necesidades de atención médica y hospitalaria, impiden muertes prevenibles y ayudan al ahorro de recursos que posteriormente se destinarán a los pacientes con COVID-19.
Los sistemas de salud enfrentan una gran presión debido al alarmante aumento de pacientes que requieren de hospitalización y de disponibilidad de atención en unidades de cuidados intensivos. Hoy más que nunca se hace imprescindible prevenir lo que se puede prevenir. La vacunación anual es la mejor medida de protección para prevenir la influenza y reducir sus posibles complicaciones en los pacientes con padecimientos crónicos.
Desde el mes pasado y hasta el 31 de julio de este año, el Ministerio de Salud y Protección Social llevará a cabo la segunda Jornada Nacional de Vacunación durante la cual las entidades territoriales, las Empresas Promotoras de Salud (EPS) y las Instituciones Prestadoras del Servicio de Salud (IPS) deberán garantizar la vacunación de la población de riesgo. Vacunarse protege la salud.