Vida Moderna
¿Por qué los colombianos no meditan si es tan efectivo contra el estrés?
Meditar, respirar y contemplar la naturaleza son las alternativas menos elegidas por los colombianos para aliviar el estrés.
El observatorio Pulso del Consumidor de SINNETIC realizó una medición sobre las prácticas y hábitos que emplean los colombianos para afrontar el estrés, la ansiedad y mejorar en general su calidad de vida.
El Observatorio mide mensualmente el comportamiento de las personas de forma pasiva (mediante cookies y centineles), así como opiniones y actitudes (mediante encuestas), técnicas que arrojaron los siguientes resultados.
Culpa y baja productividad disparan el estrés
Gabriel Contreras, CEO de SINNETIC, explica que “cuando se trata de estrés, decir ‘estoy estresado’ no es suficiente criterio de diagnóstico, por lo que empleamos la escala PPS 14 (Perceived Stress Scale), adaptada al contexto colombiano y obtuvimos resultados reveladores”.
- Para 2023, el 54 % de los encuestados cumplen con criterios de estrés percibido elevado a alto.
- Comparado con 2022, se incrementó en 10 % de los entrevistados con percepción de estrés elevado.
Según este estudio, son cinco las causas del aumento en los niveles de estrés:
Tendencias
- Flujo de caja y economía doméstica
- Inflación y situación del país
- Seguridad
- Deudas
- Relaciones laborales con superiores
Las variaciones evidenciadas este año cambian con respecto a 2022 en dos aspectos principalmente:
- Sube en importancia la seguridad como factor generador de estrés.
- Se reduce la importancia que el consumidor otorga a las relaciones afectivas.
¿Por qué la gente no medita si es tan bueno?
Investigaciones neurocientíficas validan la meditación, enfocada en el presente, como clave para el bienestar, el éxito laboral y personal. No siempre es espiritual, pero demanda disciplina y práctica, pues se entrena con el tiempo la habilidad de mantener la atención.
El estudio encuentra tres causales de abandono o no práctica de la meditación.
- Perfeccionismo: esta excusa pesa el 56 % entre los no meditadores y obedece a la idea “debo estar a solas, en silencio y con un ambiente muy propicio para lograr meditar”. En esta creencia limitante, se necesitan condiciones difíciles de lograr en la agitada vida moderna para conectar con estados meditativos. Esta creencia desconoce que no es el ambiente el causante de un estado meditativo sino la capacidad que tenemos de enfocar la atención a nuestro cuerpo, nuestros sonidos internos, los olores del momento, etc.
- Tokenización. Esta barrera para adoptar una práctica meditativa pesa en 41 % y se basa en creencias tales como: “tengo una vida muy compleja y cinco minutos de meditación no harán la diferencia”. En esta creencia, el ego individual convence a la persona de que los problemas y conflictos personales son muy complejos, que requieren soluciones más agresivas y esta complejidad invalida lo simple de sentarse a respirar por un tiempo al día. Se sabe que la práctica continua de 5 minutos diarios de meditación reduce considerablemente el riesgo de enfermedad cardiovascular, mejora el estado de ánimo, reduce la frecuencia de frases impertinentes o imprudentes, mejora la relación percibida con los demás y eleva la sensación de calidad de vida.
- Buenismo: cerca del 38 % de la gente considera que la meditación es un camino “para gente buena, superior, perfecta o espiritual”.
- Aunque la gente tiende a admirar personas espiritualmente elaboradas (cada uno con su opinión de la espiritualidad), también es cierto que les cuesta la comparación entre su vida actual y su vida ideal, por lo que evitan caminos que les generen culpa. “Si no soy bueno y practico meditación, me daré cuenta de lo malo que soy y eso me genera culpa”. La meditación y el entrenamiento en atención es una herramienta tan poderosa que hasta las corrientes más científicas en psicología como la terapia conductual, ha acudido a ellas como parte de protocolos de terapia en depresión, ansiedad y desorden límite de personalidad. De igual forma, se reconoce científicamente el efecto de la meditación en pacientes con enfermedades crónicas como cáncer.
- Esto ratifica que la meditación no es un camino para gente ‘buena’ o para personas ‘espirituales’, sino un recurso que silenciosamente evolucionó con la humanidad, que no cuesta nada, que está al alcance de todos y que tiene efectos cada vez más notorios para la ciencia.