PSICOLOGÍA
¿Por qué los humanos tienden a ser obedientes y conformistas?
Las razones de este comportamiento han sido esquivas para muchos científicos. El médico psiquiatra José A. Posada Villa explora cuáles podrían ser sus causas.
Durante más de medio siglo, los investigadores han tratado de explicar por qué las personas demuestran ser tan obedientes. Aunque se han encontrado correlaciones con la personalidad, la percepción sobre las causas de lo que pasa en su vida, es decir, el origen interno o externo de sus comportamientos, los sistemas de creencias subyacentes y los factores situacionales; ninguna respuesta ha resultado del todo satisfactoria.
Los niños y niñas son obedientes a sus papás y esto es esencial para su supervivencia. En muchas ocasiones lo que vemos como desobediencia en las personas es en realidad un comportamiento natural, curioso, explorador y de aprendizaje. Poco a poco, a medida que van madurando, toman conciencia de sus límites y forman su propia visión de la sociedad y del mundo. Las críticas excesivas, la intolerancia y el apoyo inadecuado de los padres y adultos afectan la capacidad para consolidar un fuerte sentido de sí mismos.
Las personas que viven para complacer o impresionar a los demás rara vez se detienen a pensar en lo que están haciendo. El resultado es un ser humano demasiado obediente y emocionalmente inseguro. Estas personas tomarán decisiones que parecen ser buenas, pero son generalmente para beneficio de los demás.
Un ser humano con exagerada obediencia y poco criterio personal es fácilmente guiado por aquellos que alimentan su inseguridad al proporcionar aparentes dosis de aprecio para hacer sentir que lo aman.
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Las personas son sorprendentemente obedientes a los individuos con autoridad. En una de las investigaciones más famosas en psicología social, Milgram, en 1963, demostró que la mayoría de los participantes en su estudio daban descargas eléctricas fatales a una víctima indefensa cuando se lo ordenaban. Este investigador descubrió que los participantes obedecieron al experimentador a una tasa inesperadamente alta de un 65%.
La obediencia ocurre cuando le dicen que haga algo (autoridad), mientras que la conformidad ocurre por la presión social (el comportamiento de la mayoría). Los dos fenómenos están relacionados. A menudo el conformismo lleva a la obediencia y ambos tienen relación directa con la independencia y la sumisión.
En este sentido, las personas tienen generalmente dos tipos de conducta: autonomía, en el que dirigen las propias acciones y asumen la responsabilidad de los resultados y la otra es el rol de agente, en el que permite que otros dirijan sus acciones para luego pasar la responsabilidad de las consecuencias a la persona que da las órdenes.
Hay un par de condiciones para que una persona sea agente: que la persona que da las órdenes sea percibida como calificada para dirigir el comportamiento de otras personas y, por otro lado, que la persona que recibe las órdenes cree que la autoridad aceptará la responsabilidad de lo que suceda.
Cuando las personas no pueden expresar sus ideas o sentimientos, se activan mecanismos para la autoafirmación y defensa de los principios y valores. Sin embargo, en ocasiones se resignan y se vuelven sumisos. La pregunta es si esto ocurre por miedo o hay algo en la personalidad que los hace así.
Se puede amenazar o sobornar a una persona para que obedezca, pero no se abordan en muchas ocasiones las causas subyacentes tales como situaciones que se perciben peligrosas o desconocidas.
Los individuos no están destinados a ser obedientes todo el tiempo, pues es posible que sus necesidades no estén de acuerdo con las de los demás. Que alguien sienta frío no quiere decir que la otra persona tiene que abrigarse.
Un sano sentido de rebelión es una señal de que los apegos de una persona son seguros. De hecho, se ha comprobado que los bebés alimentados con seno materno son más desafiantes en su comportamiento Y esta es una conducta en muchas ocasiones saludable.
La obediencia es parte fundamental de la sociedad. Sin obediencia, solo existiría el caos y la anarquía. Sin estabilidad, la productividad y el bienestar de los ciudadanos dejarían de existir. Sin embargo, es importante preguntarse cuán obedientes deben ser las personas sin perder su individualidad, porque una sociedad sin individualidad semeja un hormiguero.
La obediencia es perjudicial cuando causa daño físico o angustia y en estos casos la desobediencia en forma de insubordinación es la elección que se debe tomar. Para que los seres humanos mantengan su individualidad y una sociedad estable, se debe encontrar un equilibrio entre la obediencia y la insubordinación.
La naturaleza ética humana incluye la propensión a ser empático, amable y bueno con los familiares y miembros del grupo, además de una inclinación a ser xenófobo, cruel y malvado con los otros miembros de la comunidad. Las investigaciones sobre el tema no revelan una obediencia ciega, sino tendencias morales en conflicto que se encuentran en lo más profundo del ser humano.
La decisión de ser obediente que va precedida de conciencia emocional, pensamiento, discusión involucrada con una actitud abierta, será una vivencia positiva. La persona vivirá una experiencia enriquecedora y sabrá cuándo alejarse de ella cuando muestre que es contraproducente.
*Grupo de Investigación Nuevas Perspectivas en Salud Mental, UCMC