Psicología

Los cosméticos: de la piel al alma y viceversa

Millones de personas se maquillan todos los días, lo que sugiere que hay algo importante al respecto, dice el médico psiquiatra José A. Posada Villa. En este artículo el experto explica lo que hay detrás de usar maquillaje.

10 de septiembre de 2018
| Foto: SEMANA

La palabra cosmético se origina del griego kosmetikos, que significa arreglar o adornar, y que a su vez proviene de la palabra cosmos, orden. Esto sugiere que cuando las personas aplican cosméticos a su cuerpo, no solo se están adornando. También están organizando sus características humanas con algún propósito. Lo hacen sobre la piel, que es el órgano más relacionado con la mente. En el desarrollo embrionario, la piel y el sistema nervioso tienen el mismo origen, el ectodermo. Por eso el maquillaje se aplica en la piel y va hasta el alma.

Posiblemente los primeros que utilizaron cosméticos fueron los hombres buscando poder e influencia. Pintar los cuerpos ayudaba a intimidar a los enemigos y establecer identidad al interior de la tribu. También comenzaron a ser usados por las mujeres para influir en las personas de su entorno. En la actualidad, se aplican para embellecer algún aspecto físico o para modificar la apariencia disimulando su verdadera naturaleza. Ahí radica la diferencia entre el cosmético como accesorio o cosmético como camuflaje. Las personas que usan el maquillaje como camuflaje son más ansiosas, defensivas y emocionalmente inestables en comparación con aquellas que lo usan como accesorio, que generalmente son más sociables, asertivas y extrovertidas.

Pero hay que hacer una diferenciación de género. Generalmente el uso de cosméticos entre las mujeres refleja roles sexuales tradicionales mientras que para los hombres con frecuencia es lo opuesto, y si tienen una fuerte orientación sexual tradicional están menos inclinados a su uso.

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Sin maquillaje, el 44 por ciento de las mujeres dice tener emociones negativas, el 16 por ciento se sienten poco atractivas, el 14 por ciento cohibidas y 14 por ciento se ven desnudas o como si les faltara algo. Solo un 3 por ciento de las mujeres se sienten más atractivas cuando están de forma natural.

Vale la pena anotar que el mercadeo de los cosméticos tiene su trampa porque a través de la publicidad a menudo presenta modelos que se acercan a un consenso social de perfección. Son personas jóvenes y bellas que están allí para mostrar un ideal imposible de lograr. Se ha demostrado que la exposición a este tipo de modelos conduce a disminución de la satisfacción o frustración con el propio atractivo en algunas personas. Con el maquillaje se destacan características que no son solamente físicas, tales como la sencillez, la dulzura, la sensualidad o la agresividad y la determinación.

Los cosméticos van más allá de las expectativas sociales. Los transexuales los usan para expresar cómo se sienten por dentro y no necesariamente de acuerdo con las expectativas de la cultura imperante. También puede ser una herramienta poderosa para mostrar inconformidad. Además, con el maquillaje también se puede desafiar e incluso burlarse de los convencionalismos sociales. Tal es el caso de los actores que se transforman con ayuda de los cosméticos en payasos, personajes grotescos o monstruos. Las pinturas disfrazan sus características para que puedan convertirse en otra persona.

Por otro lado, el maquillaje también tiene aplicaciones importantes en dermatología con las personas que padecen alteraciones en la pigmentación de la piel como el vitíligo, injertos de piel con distinto color, falta de tejido subcutáneo, desfiguraciones, cicatrices o pacientes oncológicos cuyos tratamientos tienen efectos secundarios sobre la piel y el cabello.

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Numerosos estudios muestran cómo la insatisfacción con la imagen corporal está asociada a una baja autoestima, pobre auto concepto, problemas en la identidad de género, ansiedad, problemas sexuales y trastornos depresivos. La autoestima afecta en gran medida a la salud mental y el camino del maquillaje desde la piel hasta la mente, se convierte así, en una doble vía que facilita o dificulta el bienestar. Es en estas circunstancias, cuando la misión del maquillaje trasciende más allá de una simple misión embellecedora para alcanzar un objetivo de salud, esto es, se transforma en una verdadera herramienta terapéutica.

Pero no se trata solo del aspecto externo. Tanto para los hombres como para las mujeres, las percepciones del atractivo físico están fuertemente influenciadas por aspectos no físicos. Los rasgos de personalidad desempeñan un papel muy importante al determinar qué tan atractiva es la persona. Las investigaciones sobre el tema sugieren que tener una personalidad bondadosa es un factor importante a la hora de juzgar el atractivo físico. La bondad hace que una persona sea más atractiva y agradable. Un estudio realizado en 2014 muestra que los rasgos positivos de personalidad aumentan el atractivo facial percibido. Lo que es bueno es hermoso. En psicología social este fenómeno se llama el “efecto halo”. Los rasgos de personalidad contribuyen a la valoración del atractivo facial y a la preferencia por ciertos rostros.

Entre las personas que realmente se conocen e interactúan entre sí, la percepción de atractivo físico se basa en gran medida en rasgos que no pueden detectarse solo desde la apariencia corporal. Es bueno ser cautelosos con las primeras impresiones de la apariencia física y conocer un poco más a las personas.

Por lo tanto, la recomendación que surge de las investigaciones más recientes es: si desea mejorar su atractivo físico, vale la pena apoyarse en un maquillaje apropiado, pero también es fundamental ser una persona socialmente apreciable. Este no es un consejo de belleza común, pero los resultados de los estudios sugieren que, si se desea mejorar el atractivo físico, se deben fortalecer los rasgos de personalidad positivos.

* Grupo de Investigación Nuevas Perspectivas en Salud Mental UCMC