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¿Por qué se utiliza el incienso en Semana Santa? Este es su origen y significado
El incienso no solo es quemado en ceremonias religiosas, puesto que es usado para cambiar el olor de cualquier ambiente.
De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), el incienso es una gomorresina -una mezcla de goma y resina- que tiene un color amarillo, entre rojizo y blanco, “en forma de lágrimas” con un “sabor acre y olor aromático al arder (...) Proviene de árboles de la familia de las Burseráceas”, que tiene un origen de Arabia, África e India, y generalmente es quemado en una liturgia religiosa.
Es entonces que su importancia cobra sentido -según Catholic.net a través de un artículo del Padre Sam- en la antigüedad, cuando era utilizado para limpiar el lugar en donde pasaría el rey, por lo que su representación en ceremonias religiosas -como en Semana Santa- es importante porque se recuerda la obra de Jesucristo en la Cruz, siendo el Rey y Salvador de los creyentes.
Además, en varios textos bíblicos se habla del incienso como un elemento relevante en el altar. Esto se puede leer en Levítico 16: 12-13:
“Luego tomará del altar que está ante el Señor un incensario lleno de brasas, junto con dos puñados llenos de incienso aromático en polvo, y los llevará tras la cortina; colocará entonces el incienso sobre el fuego, en presencia del Señor, para que la nube de incienso cubra el propiciatorio que está sobre el arca del pacto. De esa manera, Aarón no morirá”, dice la Biblia Nueva Versión Internacional (NVI).
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De ahí que Enduring Word -comentarios bíblicos de David Guzik- mencione que este ritual se llevaba a cabo para expiar los pecados primero del sacerdote para luego los del pueblo, es decir, purificar lo que era profano con la ayuda del incienso.
El incienso relacionado con la oración
Es tal la representación del incienso para los creyentes, que en el Salmo 141: 2, el rey David hace una oración especial: “Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso; que hacia ti se eleven mis manos como un sacrificio vespertino”, menciona la NVI.
Lo que significa que las oraciones de la Iglesia de Cristo son olor fragante delante de Dios, así lo corrobora el versículo 2 Corintios 2:15:
“Nosotros somos el incienso de suave fragancia que es ofrecido a Dios por medio de Cristo. Esa fragancia se esparce entre los que se salvan y entre los que van por el camino de la destrucción”, precisa la versión de la Biblia Palabra de Dios para Todos (PDT), siendo Jesucristo el Sumo Sacerdote que hizo un sacrificio al morir por los pecados de la humanidad:
“Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos. A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre, cuando se ofreció a sí mismo”, se lee en Hebreos 7: 26-27.
Incluso hasta el último libro bíblico -Apocalipsis 8:4- relaciona las plegarias con el incienso: “El humo del incienso, mezclado con las oraciones del pueblo santo de Dios, subió hasta la presencia de Dios desde el altar, donde el ángel lo había derramado”.
No obstante, las Sagradas Escrituras cuentan que los tres pastores que visitaron a Jesús recién nacido le llevaron obsequios especiales: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”, dice el evangelio de Mateo 2: 11.
Por tanto, la cadena radial española COPE explica que el oro en ese entonces era entregado a los Reyes, y Jesús es considerado Rey de Reyes; “a las divinidades se les rendía culto en los altares quemando incienso”; y la mirra era usada sobre los cuerpos antes de que estos fueran enterrados, una representación de la humanidad de Cristo, aquí en la Tierra.