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Presión arterial alta: la vitamina que ayuda a controlarla
La hipertensión es una enfermedad silenciosa que afecta la salud del corazón.
La tensión arterial se define como la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias y cuando esta presión se eleva demasiado se le llama hipertensión, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La mayoría de personas que padecen esta enfermedad ignoran que la tienen, pues normalmente no evidencia síntomas o signos de alerta. Por esta razón es muy importante medir la tensión arterial de forma periódica con el fin de evitar que la situación se complique.
Según la OMS, esta enfermedad puede producir daños cardíacos graves. El exceso de presión endurece las arterias, con lo que se reduce el flujo de sangre y oxígeno que llega al corazón. El aumento de la presión y la reducción del flujo sanguíneo pueden causar las siguientes afecciones:
- Dolor torácico (angina de pecho).
- Infarto de miocardio, que se produce cuando se obstruye el flujo de sangre que llega al corazón y las células del músculo cardiaco mueren debido a la falta de oxígeno.
- Insuficiencia cardíaca, que se produce cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre y oxígeno a otros órganos vitales.
- Ritmo cardíaco irregular, que es posible que derive en muerte súbita.
El instituto de investigaciones Mayo Clinic asegura que la presión arterial alta aumenta con la edad y para evitar que esto suceda o ejercer un control es importante medirla con regularidad.
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De la tensión arterial se dan dos valores: el primero es la sistólica y corresponde al momento en que el corazón se contrae o late; mientras que el segundo, la diastólica, representa la presión ejercida sobre los vasos cuando el corazón se relaja entre un latido y otro. Para controlar esta afección es clave el consumo de una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio.
Vitamina D para el control de la presión arterial
También son determinantes algunas vitaminas y una de ellas es la D. Una investigación realizada por científicos daneses determinó que los suplementos de este nutriente ingeridos durante los meses de invierno pueden ayudar a disminuir la presión arterial en pacientes hipertensos que tienen bajos niveles de dicha vitamina.
De acuerdo con los investigadores, los participantes que tomaron suplemento de esta vitamina mostraron una reducción significativa de la presión central, de la arterial sistólica, en comparación con el grupo tratado con un placebo.
También hubo una reducción de la presión arterial ambulatoria (presión arterial medida en la parte superior del brazo, donde las mediciones se toman varias durante el día), en aquellos pacientes que tenían originalmente una deficiencia de vitamina D.
Es importante aclarar que se habla del tiempo de invierno debido a que si bien esta vitamina puede obtenerse con el consumo de algunos alimentos como las yemas de huevo, pescado de agua salada, hígado y algunos productos fortificados como leches o cereales; una de las principales formas de obtenerla es a través de la piel cuando se expone al sol.
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“En general, la vitamina D puede modificar el modo en que algunas sustancias químicas del organismo controlan la presión arterial. También, parece que mantiene flexible y sano el revestimiento de los vasos sanguíneos. Si la persona tiene un nivel bajo de vitamina D, sus arterias pueden volverse rígidas. Esto dificulta el flujo sanguíneo”, precisa.
Hasta el momento, los análisis en general en torno al aporte de la vitamina D para el control de la presión arterial indican que un nivel bajo de vitamina D parece aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y de muerte por esta afección.
De igual forma, un nivel bajo de este nutriente puede hacer que una persona sea más propensa a tener presión arterial alta y diabetes. Estas afecciones son factores de riesgo de enfermedad cardíaca. Por último, no está claro si un suplemento diario de vitamina D protege contra los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares.
Aun así, esta vitamina es necesaria para una buena salud en general. Las cantidades diarias recomendadas por las National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine es de 600 unidades internacionales (UI) de vitamina D al día para adultos entre 17 y 70 años. Los que superan esta edad deben intentar consumir 800 UI al día.