Vida Moderna
¿Qué diabetes es más peligrosa? ¿Tipo 1 o tipo 2?
Un análisis de sangre puede mostrar si se tiene diabetes.
La diabetes es una enfermedad crónica que se presenta cuando el páncreas no secreta suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es importante señalar que existen varios tipos de diabetes: diabetes tipo 1, diabetes tipo 2 y diabetes gestacional (diabetes durante el embarazo), pero según los centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), aproximadamente del 90 al 95 % de las personas con diabetes tiene la diabetes tipo 2, que es en la que el cuerpo no produce o no usa la insulina adecuadamente.
De hecho, la diabetes tipo 2 puede aparecer a cualquier edad, incluso durante la infancia. Sin embargo, este tipo de diabetes se presenta con mayor frecuencia en las personas de mediana edad y en los ancianos.
Respecto a la diabetes tipo 1, en esta, el cuerpo no produce insulina, porque el sistema inmunitario ataca y destruye las células del páncreas que la producen.
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Por lo general, se diagnostica la diabetes tipo 1 en niños y adultos jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad y las personas con diabetes tipo 1 tienen que usar insulina todos los días para sobrevivir.
Dicho lo anterior, el portal PodriaTenerPrediabates.org señaló que “las personas con diabetes tipo 2 están en mayor riesgo de tener problemas de salud, como ataques al corazón, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, ceguera y amputación (extracción por una operacion) de las extremidades inferiores (un dedo del pie, un pie o una pierna)”.
Por ello, los síntomas a los que hay que prestar atención son:
- Aumento de la sed y de la micción.
- Fatiga.
- Visión borrosa.
- Pérdida de peso inesperada.
- Aumento del hambre.
- Llagas de curación lenta e infecciones frecuentes.
- Encías rojas, inflamadas y sensibles.
- Hormigueo o entumecimiento en las manos o los pies.
Así las cosas, para saber si una persona es diabética, debe tener algunos síntomas y sus niveles de glucosa deben estar elevados; para saberlo, lo recomendable es que la glucemia se mida al levantarse por la mañana y antes del desayuno, y se considera normal si los niveles de glucosa se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos de 140 mg/dl dos horas después de cada comida, de acuerdo con el Grupo Sanitas de España.
Asimismo, indicó que cuando el metabolismo de la insulina no funciona correctamente, las células de los tejidos dejan de asimilar correctamente la glucosa y esta se acumula en la sangre. La voz de alarma debe saltar cuando los niveles de glucosa en sangre estando en ayunas se sitúan entre 100 y 125 mg/dl y después de comer entre los 140 y los 199 mg/dl.
Por su parte, existen hábitos que ayudan a controlar la enfermedad o a prevenirla, por ejemplo:
- Tener una alimentación saludable, sin azúcar ni grasas saturadas y tener en cuenta que algunos alimentos que suben la insulina en la sangre son: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros.
- Beber agua. El líquido ayuda con la eliminación de desechos. No obstante, el consumo diario de agua es diferente para los hombres y para las mujeres, ya que existen diferencias entre la ingesta, pero por lo general la mayoría de los hombres necesita aproximadamente 13 tazas de líquido al día y la mayoría de las mujeres necesita aproximadamente nueve.
- Realizar actividad física. Las nuevas directrices de la OMS recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.