Vida Moderna

¿Qué efectos tiene el consumo de moringa en el hígado?

La moringa es una planta rica en fibras y en proteínas

7 de junio de 2023
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Las hojas de la moringa poseen una elevada cantidad de hierro. | Foto: Getty Images

La moringa es un cultivo importante en India, Etiopía, Filipinas y Sudán, y se está cultivando en África oriental, occidental y austral, Asia tropical, América Latina, el Caribe, Florida y las islas del Pacífico, de acuerdo con La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).

Además, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar, Tua Saúde, reveló que la moringa se caracteriza por su elevado contenido de nutrientes como hierro, carotenoides, quercetina y vitamina C, y por compuestos bioactivos como los polifenoles y el ácido clorogénico, que le proporcionan un potente efecto antioxidante, antiinflamatorio, analgésico, antidiabético, vasodilatador, anticolinérgico, antirreumático, antihipertensivo, antiobesidad, antimicrobiano, hepatoprotector y cicatrizante.

De hecho, por tener propiedades hepatoprotectoras, según el portal Connatur, “puede reducir el daño y la fibrosis hepática y la oxidación inversa en el hígado”.

Moringa.
La parte más utilizada de la moringa son sus hojas. | Foto: Getty Images

Asimismo, indicó que “también la Moringa puede restaurar las enzimas hepáticas a niveles normales, reduciendo el estrés oxidativo y aumentando el contenido de proteínas en el hígado”.

No obstante, no solo tiene efectos sobre el hígado, sino que también sirve para:

1. Aumentar la capacidad respiratoria y ayuda a aliviar los síntomas y la severidad de los ataques de asma.

2. Prevenir la diabetes por sus propiedades antioxidantes que “evitan el daño que causan los radicales libres a las células y a su vez favorece la disminución de los niveles de azúcar en la sangre”.

3. Proteger el corazón debido a que sus propiedades disminuyen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

La moringa es una aliada para el organismo.
La moringa es una aliada para el organismo. | Foto: Getty Images / Marina Demidiuk

4. Regular la presión arterial, porque “posee propiedades vasodilatadoras, que ayudan a relajar los vasos sanguíneos y mejorar la circulación de la sangre”.

5. Favorecer la pérdida de peso, ya que las proteínas y fibra que contiene aumentan la saciedad y de esta forma se disminuye la ingesta de alimentos.

6. Prevenir y combatir la anemia, debido a que tiene hierro y este mineral “favorece el aumento de los glóbulos rojos, la hemoglobina, el hematocrito y el total de hierro en sangre”.

7. Aumentar las defensas del organismo, ya que tiene vitamina C y esta sustancia ayuda a fortalecer el sistema inmunológico.

Imagen de referencia de moringa
El nombre científico de la moringa es: "Moringa oleifera". | Foto: Getty Images/iStockphoto

8. Efecto antiinflamatorio y analgésico por “sus compuestos bioactivos como isotiocianatos, quercetina, polifenoles, ácido clorogénico, vitaminas C y A”.

9. Proteger e hidratar la piel, porque tiene “vitaminas C, A y del complejo B, las cuales favorecen la producción de colágeno, la cicatrización y la hidratación de la piel, protegiéndola de los daños causados por los rayos UV”.

10. Mantener la salud visual, ya que “es rica en betacaroteno, un componente precursor de la vitamina A, que es importante para mantener la salud visual”.

Respecto al consumo, todavía no existe una dosis científica totalmente comprobada que se deba ingerir de moringa, pero, según Tua Saúde, algunos estudios sugieren que la ingesta sea de hasta 400 mg por día.

De hecho, una forma de consumir moringa es a través de té y para prepararlo se debe poner a hervir una taza de agua y cuando esté en su punto de ebullición se agregan 10 g de hojas de moringa y se dejan reposar durante cinco minutos para finalmente consumir.

Sin embargo, el portal portugués indicó que no se debe ingerir por más de dos a tres semanas, ya que la moringa es una planta que actualmente se encuentra en estudios.

De todos modos, antes de consumir algún alimento, lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.