Nutrición

¿Qué es el millo y cómo podría ayudarle a reducir el colesterol?

Este cereal, poco conocido en Colombia según una investigación es un formidable alimento natural para reducir los lípidos que causan infartos.

24 de agosto de 2021
Millo o Mijo
Peruvian popcorn, top left, with puffed millet and raisin crisps is one of the recipes chefs Susan Feniger and Kajsa Alger are testing for their new Los Angles restaurant Streeet, on February 13, 2009. They were working on the recipes at Feniger's home in Los Angeles. The new restaurant will serve tapas–style street foods. (Photo by Mel Melcon/Los Angeles Times via Getty Images) | Foto: Los Angeles Times via Getty Imag

El millo o mijo es un cereal de aspecto redondo y color amarillo intenso, similar a la quinoa y considerado un ‘superalimento’ por su riqueza nutricional. Se trata de una fuente de energía y proteínas. No contiene gluten por lo que puede ser consumido por personas con enfermedad celiaca.

Ahora resulta que el consumo de millo puede reducir el colesterol total y los triglicéridos así como el índice de masa corporal (IMC), según un nuevo estudio que ha analizado los datos de 19 investigaciones sobre casi 900 personas. El último estudio ha sido realizado por cinco organizaciones y dirigido por el Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para las Zonas Tropicales Semiáridas (ICRISAT) y publicado en la revista ‘Frontiers in Nutrition’.

Los resultados aportan un respaldo científico muy necesario a los esfuerzos por popularizar y devolver el millo a la dieta, especialmente como alimento básico, para combatir la creciente prevalencia de la obesidad y el sobrepeso en niños, adolescentes y adultos, señalan los autores.

El estudio demostró que el consumo de millo redujo el colesterol total en un 8%, bajándolo de niveles altos a normales en las personas estudiadas. Hubo una disminución de casi un 10% en el colesterol de lipoproteínas de baja y muy baja densidad, comúnmente considerado como “colesterol malo”, asi como de los niveles de triacilglicerol en sangre. Gracias a estas reducciones, los niveles pasaron de estar por encima de lo normal a serlo. Además, el consumo de millo redujo la presión arterial, ya que la presión arterial diastólica disminuyó un 5%.

La doctora S. Anitha, autora principal del estudio y nutricionista principal del ICRISAT, reconoce que les sorprendió mucho “el número de estudios que ya se habían realizado sobre el impacto del millo en los elementos que inciden en las enfermedades cardiovasculares. Esta es la primera vez que alguien ha cotejado todos estos estudios y ha analizado sus datos para comprobar la importancia del impacto --resalta--. Hemos utilizado un meta-análisis y los resultados han sido muy contundentes al mostrar un impacto positivo significativo en los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares”.

El estudio también demostró que el consumo de millo redujo el IMC en un 7% en personas con sobrepeso y obesidad, mostrando la posibilidad de volver a un IMC normal. Todos los resultados se basan en el consumo de 50 a 200 g de mijo al día durante una duración que va de 21 días a tres meses.

En estos resultados influyen las comparaciones que muestran que los millos son mucho más ricos en ácidos grasos insaturados, con niveles de 2 a 10 veces superiores a los del trigo refinado y el arroz elaborado, además de ser mucho más altos que los del trigo integral.

“Esta última revisión subraya aún más el potencial del millo como cultivo básico que tiene muchos beneficios para la salud. También refuerza las pruebas de que el consumo de millo puede contribuir a mejorar la salud cardiovascular al reducir los niveles de colesterol no saludables y aumentar los niveles de cereales integrales y grasas insaturadas en la dieta”, afirma el profesor Ian Givens, coautor del estudio y director del Instituto de Alimentación, Nutrición y Salud (IFNH) de la Universidad de Reading (Reino Unido).

“La obesidad y el sobrepeso están aumentando en todo el mundo, tanto en los países ricos como en los más pobres, por lo que la necesidad de soluciones basadas en dietas más saludables es fundamental --apostilla la doctora Jacqueline Hughes, directora general del ICRISAT--. Esta nueva información sobre los beneficios para la salud del mijo respalda la necesidad de invertir más en este cereal, incluso en toda su cadena de valor, desde la mejora de las variedades para los agricultores hasta el desarrollo de la agroindustria”.

El estudio identificó una serie de áreas prioritarias de investigación en el futuro, entre ellas la necesidad de estudiar todos los tipos de mijo, comprender las diferencias por variedad junto con los diferentes tipos de cocción y procesamiento del mijo y su impacto en la salud cardiovascular.

Dados los indicadores positivos hasta la fecha, también se recomienda un análisis más detallado sobre el impacto de los mijos en el control del peso. Asimismo, se recomienda evaluar todos los parámetros relevantes para comprender mejor el impacto del consumo de mijo en la hiperlipidemia y las enfermedades cardiovasculares.

“Una recomendación clave del estudio es que los gobiernos y la industria apoyen los esfuerzos para diversificar los alimentos básicos con mijo, especialmente en Asia y África. Dado que el mijo es resistente e inteligente desde el punto de vista climático, volver a este alimento básico tradicional tiene mucho sentido y es una solución crítica que podría ser el punto de inflexión de algunos problemas de salud importantes”, destaca Joanna Kane-Potaka, coautora y directora ejecutiva de la iniciativa Smart Food del ICRISAT.

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