Vida moderna
¿Qué es la malnutrición y cómo afecta a los niños?
Es importante que los padres y cuidadores sean conscientes de la relevancia de una alimentación saludable para evitar complicaciones de salud en los más pequeños.
La malnutrición es un concepto que se refiere a carencia, exceso o desequilibro de ingesta calórica y de nutrientes de un individuo. La Organización Mundial de la Salud explica que consiste en tres grupos de afecciones:
- Desnutrición: incluye la emaciación (un peso insuficiente respecto de la talla), el retraso del crecimiento (una talla insuficiente para la edad) y la insuficiencia ponderal (un peso insuficiente para la edad);
- Malnutrición: relacionada con las carencias de micronutrientes, es decir, la falta de vitaminas o de minerales importantes, o el exceso de micronutrientes.
- Sobrepeso: es decir, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación (como las cardiopatías, la diabetes y algunos cánceres).
La malnutrición no solo afecta la salud de las personas sino que es un factor importante que contribuye al ciclo de pobreza.
“La pobreza multiplica el riesgo de sufrir malnutrición y sus consecuencias. Las personas pobres tienen una mayor probabilidad de sufrir distintas formas de malnutrición. Por su parte, la malnutrición aumenta los costos de la atención de salud, reduce la productividad y frena el crecimiento económico, lo que puede perpetuar el ciclo de pobreza y mala salud”, detalla la OMS.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) estima que cerca de 40 millones de niños tienen inseguridad nutricional grave en 15 países. Esto significa que no reciben la alimentación mínima para tener un buen crecimiento y desarrollo en la primera infancia.
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“La malnutrición perjudica profundamente el crecimiento y el desarrollo de los niños. Si no tenemos en cuenta este problema, los niños y las sociedades tendrán dificultades para alcanzar su pleno potencial. Este desafío sólo puede superarse abordando la malnutrición en todas las etapas de la vida del niño y dando prioridad a las necesidades nutricionales específicas de los niños en los sistemas alimentarios y en los sistemas de apoyo de salud, agua y saneamiento, educación y protección social”, explica Unicef.
Sobre esa misma línea, Unicef detalla que los niños con malnutrición pueden desarrollar no solo problemas físicos sino que también padecen retrasos en el aprendizaje y en su desarrollo cognitivo.
Desnutrición
La desnutrición es “una enfermedad que aparece como resultado del consumo insuficiente de alimentos en cantidad y calidad suficientes, de la aparición repetitiva de enfermedades infecciosas y de factores sociales que afectan el estado nutricional de la niñez”, según explica el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, indica que la falta de una sola vitamina puede causar desnutrición en las personas. Los síntomas pueden variar dependiendo de la causa.
Algunas afecciones también pueden contribuir a la desnutrición como:
- Malabsorción
- Hambre
- Beriberi
- Tendencia a comer en exceso
- Deficiencia de vitamina A
- Deficiencia de vitamina B1 (tiamina)
- Deficiencia de vitamina B2 (riboflavina)
- Deficiencia de vitamina B6 (piridoxina)
- Deficiencia de vitamina B9 (folacina)
- Deficiencia de vitamina E
- Deficiencia de vitamina K
- Trastornos alimentarios
- Kwashiorkor
- Anemia megaloblástica
- Pelagra
- Raquitismo
- Escorbuto
- Espina bífida
¿Cómo prevenir la desnutrición y otras formas de malnutrición?
En su portal web el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) señala que los controles de crecimiento y desarrollo son una gran herramienta para que los padres y cuidadores puedan hacerle un seguimiento riguroso al estado de salud de los niños. Estos deben realizarse según un determinado periodo de tiempo:
- Primer control: durante los cinco a ocho días siguientes al nacimiento.
- Segundo control: al tener el primer mes de vida.
- Siguientes controles durante el primer año: un control cada dos meses.
- Entre el primer y tercer año de vida: un control cada seis meses.
- Después del tercer año de vida: un control cada 12 meses.