Vida moderna
¿Qué frutos secos son buenos para el cerebro?
La alimentación saludable es importante para mantener un cerebro sano y funcionando óptimamente.
El cerebro tiene un papel importante en las diferentes operaciones que realiza el organismo. Su propósito radica en controlar y regular la mayoría de las funciones del cuerpo humano. De acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, “la mayoría de ellas son vitales, como respirar o regular el pulso cardíaco, pasando por el sueño, el hambre o la sed, hasta funciones superiores como el razonamiento, la memoria, la atención, el control de las emociones y el comportamiento”. Por esto, es importante mantener un cerebro saludable y evitar complicaciones.
Con el paso de los años, los diferentes órganos del cuerpo humano pierden su vitalidad. Paulatinamente, el organismo se va desgastando y disminuye su eficiencia. La vejez es uno de los factores que más influye en el deterioro cognitivo y las funciones cerebrales. Así como es importante tener una buena salud física y mental, también lo es tener un cerebro sano. Este órgano presenta transformaciones a medida que las personas envejecen, al igual que hay cambios en su funcionamiento.
La alimentación es uno de los factores clave para mantener un cerebro saludable. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, una dieta balanceada ayuda a disminuir el riesgo de enfermedades, incluyendo las asociadas con el cerebro. Uno de los problemas en la actualidad es el consumo de comida chatarra y alimentos procesados, los cuales son perjudiciales para el organismo. “Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética”, detalla la OMS.
Las nueces son unos de los frutos secos más beneficiosos para el cerebro. De acuerdo con el sitio web Mejor con Salud, este alimento es rico en vitaminas y minerales, especialmente un contenido alto de vitamina E. “Las nueces contienen también ácido fólico, el cual disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cerebrovasculares. Adicionalmente, por su alto contenido en melatonina, podrían favorecer el sueño reparador”, explica el portal especializado.
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Este fruto se caracteriza por tener un poderoso efecto antioxidante, los cuales ayudan a la protección de las células y tejidos de factores oxidantes que ayudan a desarrollar enfermedades como cáncer o alzhéimer. Mejor con Salud destaca que las nueces contienen ácido fólico, el cual contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cerebrovasculares. Igualmente, sus contenido de melatonina beneficia a dormir mejor.
Otros beneficios de las nueces
De acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, algunos estudios han mostrado los beneficios de las nueces para el corazón; especialmente para quienes están en riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Asimismo, " las nueces pueden mejorar la salud del corazón y reducir el riesgo de morir prematuramente a causa de enfermedades cardíacas y otras causas”.
Según explica la entidad las investigaciones explican que comer nueces puede tener los siguientes efectos positivos en el organismo:
- Reducir los niveles de colesterol y triglicéridos.
- Mejorar la salud del revestimiento de las arterias.
- Disminuir los niveles de inflamación relacionados con la enfermedad cardíaca.
- Reducir el riesgo de presentar coágulos sanguíneos, que pueden derivar en ataque cardíaco y la muerte.
Aunque las nueces son buenas para el cerebro, se debe tener en cuenta que su consumo en exceso puede ser perjudicial. La Asociación Estadounidense del Corazón aconseja comer alrededor de cuatro porciones de nueces a la semana (sin sal). Una porción equivale a un puñado pequeño (1,5 onzas). Se recomienda consumir nueces crudas o tostadas. “Lo ideal es usar un puñado de nueces, o una o dos cucharadas de pasta de nuez para untar como sustituto de las grasas saturadas, como las que se encuentran en las carnes, los huevos y los productos lácteos”, explica Mayo Clinic.