Vida Moderna
¿Qué hacer al padecer otitis externa? Estas son las causas y tratamientos
Esta condición afecta el funcionamiento del oído, impidiendo que se escuche con claridad.
La otitis externa es una enfermedad que se da cuando la piel que recubre el conducto auditivo se ve infectada por haber estado expuesta con agua contaminada o a un entorno con alto grado de humedad.
Esta condición médica también es conocida como oído nadador y es una infección peligrosa. El portal Mejor con Salud explica que la piel que recubre el conducto auditivo es atacada por una bacteria que termina inflamándola, arriesgando la escucha y salud.
Cuando el agua o la humedad entra al conducto del oído y sobrepasa la barrera de cera, quedará de frente con la piel, una zona altamente sensible ante cualquier infección. La otitis externa es habitual en personas que viven en ambientes tropicales húmedos, el cual es el mejor entorno para que se desarrollen microorganismos como bacterias y hongos, los cuales atacan al oído externo.
Esta parte del cuerpo corresponde a la parte superficial y está compuesta por tres partes. La primera es el pabellón auditivito, la única parte visible del oído (la oreja). Tiene forma helicoidal y funciona como un embudo, debido a que dirige el sonido hacía el interior. Si este no existiera, las ondas tomarían una dirección directa al conducto auditivo, siendo fuertes para la resistencia del oído; lo que conllevaría a perder gran parte del mensaje.
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Por otro lado, el conducto auditivo también conforma esa zona. Cumple la función de ser el canal donde se desplazan las ondas sonoras que han sido filtradas anteriormente por el pabellón. Eso quiere decir que su función es enlazar el sonido con el tímpano. Además, se encarga de proteger la parte más sensible del oído.
Finalmente y siendo la parte más importante del oído está el tímpano. Esta membrana está ubicada al final del conducto y guarda el núcleo de oído. Como se mencionó anteriormente, es un órgano sensible y propenso a complicarse si recibe vibraciones anormales. Para protegerse, tiene una forma curva que permite desviar el exceso de ruido, junto con la capa de cera que tapona la llegada de bacterias.
Retomando a la otitis, lo que ocurre a nivel interno es que las aguas contaminadas ingresar por la oreja y generan una condición de bacterias. A esto se le suma el uso de copitos (hisopos), los cuales pueden atacar bruscamente el conducto auditivo y depositar con más profundidad a la bacteria enemiga.
Hay otras causas menos probables para que ocurra esta condición. Por ejemplo, cuando un objeto cortopunzante es ingresado al oído o el uso excesivo de audífonos. A diferencia del agua contaminada y los ambientes húmedos, estas dos causas ocurren con menos frecuencia y no generan el mismo impacto que las principales.
La otitis externa produce una serie de síntomas cuando la infección se acentúa. Dentro de la sintomatología, se presentan las siguientes condiciones: Dolores e inflamación en la zona afectada, secreción de una sustancia con olor fétido, y picor con pérdida auditiva al interior del oído.
Si bien esta condición afecta en gran medida el correcto funcionamiento del tímpano, hay varios métodos para retornar a la normalidad. Esta enfermedad es fácil de tratar y se puede curar sin hacer mucho, siempre y cuando se respeten las recomendaciones.
Principalmente, hay que seguir al pie de la letra un tratamiento con gotas de oído recetadas por un especialista de la salud. Este medicamento debe tener tres aspectos claves para tratar la enfermedad: ser antibiótica, corticoide y antifúngica. Dependiendo del grado de la infección, el paciente necesitará gotas más fuertes que otras. Además, se recomienda no rascarse ni ingresar objetos adentro del oído, debido a que la zona está sensible y el mínimo contacto desarrollará en mayor medida a la bacteria.