Con frecuencia salen a la luz libros sobre la felicidad, ese estado de ánimo ideal al que todos quieren llegar. El más reciente, Happiness by Design: Finding Pleasure and Purpose in Everyday Life (El diseño de la felicidad: Encontrar placeres y propósitos en la vida diaria), fue escrito por Paul Dolan, experto en economía conductual y profesor de la London School of Economics (LSL). El autor propone un enfoque distinto al que normalmente manejan quienes estudian la llamada ciencia de la felicidad.
Dolan afirma que la felicidad es el resultado de mezclar actividades placenteras con las que tienen un propósito a largo plazo. Es decir que lo ideal es buscarla aquí y ahora con pequeños gustos que hagan la vida más amena, sin dejar de lado otras actividades que puedan asegurar un futuro promisorio. “Es lo que defino como el PPP, Principio del Placer-Propósito. Debe haber un equilibrio entre estos aspectos para alcanzar el máximo nivel de felicidad”.
La felicidad, a diferencia del dinero, no es un bien intercambiable para Dolan. Por eso afirma que no sirve de nada esperar una recompensa futura a cambio de unos años de tristeza. Y dice que si algo produce insatisfacción hay que quitarlo de la vida. “Haga más caso a lo que siente que a lo que supuestamente debería hacerlo feliz. La felicidad se mide con base en cada una de las experiencias que se viven día a día y no con proyecciones futuras”, dijo el autor a SEMANA.
La clave para aumentar la felicidad radica, según Dolan, en cambiar pequeñas cosas desagradables por otras gratificantes, como por ejemplo dedicar más tiempo a escuchar música, conversar con amigos, viajar o hacer ejercicio. Esto no implica que cada persona deba hacer lo mismo, pues depende de los gustos particulares de cada individuo. Para lograrlo el autor sugiere llevar un diario en el que se anoten las vivencias y calificarlas de 1 a 10 con el fin de determinar qué tan a gusto se sintió mientras las hacía y cuál fue el propósito de cada una. De esa forma podrá evaluar qué tanto influyen en su nivel de felicidad.
Para tomar conciencia de esto es indispensable centrar la atención, un recurso muy escaso que debe saber aprovecharse al máximo para lograr cualquier objetivo. Esto significa no distraerse y perder tiempo en cosas irrelevantes como por ejemplo preocuparse por lo que hacen los demás, pues las comparaciones son odiosas y no reportan nada positivo. Dolan cita un estudio de la Universidad de California para el cual midieron el nivel de satisfacción laboral de unos empleados si se enteraban del salario de sus colegas. El resultado demostró que hacerlo solo contribuyó a amargarlos. “Quien centra su atención de manera óptima en sí mismo sabe cómo aumentar su felicidad”, dice Dolan.
El autor señala que la felicidad no puede medirse en términos generales sino según las condiciones individuales. No existe una fórmula secreta sino que cada persona debe hacer el ejercicio solitario de pensar “qué puede hacerme feliz hoy y ser realista a la hora de establecer metas para no frustrarme”. Los estudios demuestran que quienes lo aplican gozan de mejor salud, tienen mayor éxito profesional y les va mejor en sus relaciones de pareja. “Todos debemos luchar por ello”, concluye Dolan.