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¡Qué joyita!: la polémica por los aretes de Meghan
El par de pendientes que la duquesa lució en dos ocasiones habrían sido regalados por el príncipe saudí que mandó matar al periodista Khashoggi.
El enfrentamiento entre el Palacio de Buckingham y los duques de Sussex no va a parar. En la antesala de la entrevista de Oprah en la que la pareja promete contarlo todo, ha surgido un rifirrafe entre Meghan y los cortesanos del palacio que cada vez se torna más interesante. Tal vez para anticiparse a lo que ella pueda decir, sus antiguos colaboradores han ido contando episodios que muestran el que sería el verdadero carácter de la duquesa. Lo primero que ha trascendido son las seguidillas de matoneo que ella les hacia a sus subalternos. Pero eso no es todo.
Entre esos episodios también ha salido a relucir la historia de unos aretes de diamantes que Meghan lució en una cena de estado en Fiji que, según reportó el Daily Mail en su momento, supuestamente tienen un valor de medio millón de libras esterlinas. Esto no tendría ningún problema si dichos pendientes no hubieran sido un regalo de matrimonio para Meghan de parte de Mohammed bin Salman, el príncipe heredero de Arabia Saudita, quien al momento de ella lucirlos había ordenado la muerte del periodista Jamal Khashoggi, uno de los mayores escándalos contra la libertad de prensa en tiempos recientes.
La prensa siempre está ávida por saber qué lucen de pies a cabeza los miembros de la realeza en público y en especial Meghan. Según un reporte el diario The Times, ella les habría dicho a sus asistentes personales que provenían de la prestigiosa marca Chopard y que eran un préstamo, en lugar de decir que eran obsequio de un personaje considerado siniestro.
El regalo se entregó no en forma personal a la duquesa sino en un almuerzo con la reina Isabel en Londres, durante una visita de tres días que realizó el príncipe a ese país. Como todos los obsequios que les hacen a los miembros de la realeza quedan registrados, este surtió el mismo proceso y consta que son regalo de MBS, como también se le conoce al príncipe. Además de Fiji, la duquesa los usó en otra ocasión: Los 70 años de Carlos, príncipe de Gales, su suegro, una fiesta de cumpleaños a todo dar que se realizó en el Palacio de Buckingham el 14 de noviembre del mismo año.
Recientemente, un reporte de la CIA dado a conocer por el presidente Joseph Biden confirmó que el príncipe sí había aprobado la muerte de Khashoggi en 2018 en un consulado saudí en Estambul. Y ahí fue Troya. Los antiguos asistentes de Meghan en el Palacio de Kensington decidieron recordar al público que ella los había lucido en la cena estatal en Fiji, cuando habían pasado apenas tres semanas del asesinato del periodista.
Los asistentes esperaban más de la princesa, al menos que leyera las noticias y que fuera consistente con sus causas de servicio: la compasión, los derechos humanos y la igualdad de derechos para las mujeres. Obviamente lucir las joyas que le había regalado un príncipe que no respeta ninguno de esos valores reñía con todas las causas que ella decía defender.
Pero Meghan hizo caso omiso de las circunstancias y no solo eso, habría decidido no contar toda la verdad. Aunque la oficina de prensa del palacio en ese momento no dijo de quién los había tomado en préstamo, según el diario The Times, una colaboradora más tarde afirmó que el duque y la duquesa manifestaron haberlos recibido en préstamo de la propia joyería Chopard, lo que sería un encubrimiento de la verdad.
Como era de esperarse, los abogados de la duquesa han dicho que todo es mentira y que cuando ella dijo que eran prestados se refería a que todos los regalos que les hacen a los miembros de la realeza son en realidad propiedad de la corona británica y ella queria decir que los habia tomado en calidad de prestamo. Pero entonces, ¿cuál era el sentido de afirmar que provenían de Chopard? Además, señalan que ella no tenia idea de los rumores del príncipe ni del dossier Khashoggi y que todos sabían en el palacio que eran de él. Todas excusas que parecen inverosímiles.
Tan problemático era el tema para el grupo de relaciones públicas del palacio que cuando vieron a la duquesa con los flamantes aretes se proecuparon pero optaron por no decir nada para no opacar la vista de los duques de Sussex a Fiji. Según el diario the Times sus colaboradores habrían preferido no confrontar a Meghan y a Harry “ante el miedo que les producía su reacción”.
Todo esto deja un sinsabor y Meghan y Harry no salen bien librados a pesar de lo que digan sus abogados. Esto se puede afirmar porque cuando ella los volvió a lucir en Londres, los colaboradores de palacio no titubearon y confrontaron a Harry. Según The Times, el se sorprendió de que supieran la procedencia de los aretes. Lo peor de todo es que Meghan simpatizaa con la causa de las mujeres sauditas que luchan por tumbar las normas que les prohíben tener privilegios como a los hombres. No queda muy bien parada la princesa luciendo estos aretes del príncipe que apoya este tipo de discriminación sexual. Lo que pone en entredicho el verdadero compromiso de Meghan ante las causas que dice proteger.
Aunque la princesa ha decidió hacer el papel de victima, es claro que en todas las historias hay dos versiones. Y la versión de sus excolaboradores con los aretes pone de nuevo en duda su sinceridad.