¿Qué le hace el yogur a la salud del estómago?

El yogur es un alimento sano, bastante nutritivo para los niños en edad de crecimiento y personas mayores, debido a que aporta una gran cantidad de nutrientes, es rico en calcio y posee excelentes cualidades gastrointestinales.

El yogur natural es un alimento probiótico esencial con alrededor de 100 millones de bacterias y numerosas propiedades para el organismo. Consiste en una leche fermentada que se obtiene a partir de la acción de diferentes bacterias (Streptococcus termophilus y Lactobacillus bulgaricus) que transforman una parte de la lactosa en ácido láctico y se produce un aumento de la consistencia por coagulación de sus proteínas.

El sistema digestivo está colonizado por una serie de bacterias que forman un grupo complejo llamado microbiota intestinal. Estas bacterias viven en simbiosis con el intestino en un delicado equilibrio que puede verse afectado por la alimentación, el estrés, las enfermedades o algunos medicamentos.

Mantener la salud digestiva

Como se mencionó, el yogur es un probiótico esencial y, por lo tanto, consumirlo ayudará a mantener la buena salud digestiva. De acuerdo con la nutricionista Marta Sanz, “los microorganismos que se encuentran en el yogur son capaces de regenerar la flora intestinal. Además, las bifidusbacterias presentes en el yogur también estimulan el sistema inmunitario”.

La composición de los yogures es muy similar a la de la leche. “Las proteínas que contiene son de alto valor biológico. La principal que se encuentra en este producto es la caseína (80 % proteínas) y en mucha menor proporción lactoglobulina y lactoalbúmina. El contenido de proteínas en 100 gramos de yogur entero natural es de 3,5 g”, indica el portal de salud sabervivirtv.com.

El yogur favorece el desarrollo de flora intestinal

Otra de las propiedades nutricionales importantes que aporta un yogur a la salud en general es el calcio (100 g de yogur entero contienen 123 mg). El calcio es el mineral más relevante para el crecimiento, el mantenimiento y la reproducción del cuerpo humano, además de que su consumo ayuda al fortalecimiento de los huesos y los dientes, manteniéndolos fuertes y sanos.

El yogur, si no es desnatado, contiene grasa (lípidos); concretamente, 100 gramos de yogur natural son 2,5 gramos de grasa. El 60 % de estas grasas son ácidos grasos saturados, el 25 % son ácidos monoinsaturados y entre el 2 % y 5 % son ácidos poliinsaturados. También contiene azúcares o glúcidos (100 gramos de yogur natural aportan 3,9 gramos).

El portal web yogurtinnutrition.com resaltó: “El principal azúcar que se encuentra en estos productos es la lactosa, este azúcar solamente está presente en la leche. Para la digestión de la lactosa se precisa la lactasa, enzima segregada por las células de la mucosa intestinal”. Pero la lactosa durante la fermentación del yogur se transforma en ácido láctico y esta acidez favorece el desarrollo de flora intestinal, y ayuda a controlar la aparición de numerosas enfermedades intestinales como indigestiones, flatulencias, diarreas, etc.

Adicionalmente, existe una serie de vitaminas que tampoco faltan en un yogur. Este se destaca principalmente por su alto contenido en vitamina B2 (riboflavina). Esta vitamina es resistente a la ebullición, aunque es fotosensible, es decir, se destruye con la luz. Es una vitamina que no abunda en ningún alimento. La falta de esta vitamina produce indigestión y falta de hambre.

También se tiene que destacar su contenido vitamina D (calciferol) muy importante para los niños. Esta favorece la absorción del calcio y del fósforo en los huesos. La falta de esta vitamina produce deformación en los huesos.

Entre los muchos beneficios del yogur, es relevante resaltar que su alta concentración de ácidos linoleicos conjugados es mayor que la de la leche. Por lo tanto, diversos estudios han indicado que los ácidos linoleicos conjugados tienen propiedades inmunoestimulantes y anticancerígenas.