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¿Qué pasa si se come queso todos los días?
Entre los quesos más grasosos se encuentra el queso de cabra, debido al alto porcentaje graso de su leche y la búsqueda de una textura cremosa que se logra con base en los lípidos.
El queso es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo, por la facilidad en que se puede elaborar, dado el alto consumo de leche del ser humano. El queso se obtiene, gracias a la maduración de la cuajada de la leche, la cual depende del origen de la leche empleada, de los métodos de elaboración y del grado de madurez alcanzado del producto final.
Este alimento es rico en nutrientes, proteínas, calcio y vitaminas. Los beneficios para la salud a partir de su consumo son múltiples. El queso contiene todos los aminoácidos necesarios para que nuestro organismo funcione correctamente, es una de las principales fuentes de calcio y fortalece los huesos así, tanto como los dientes.
Además, es una excelente fuente de ácido fólico, así que puede ser muy importante para las mujeres en embarazo y en las mujeres embarazadas puede favorecer la producción de leche materna. El consumo de queso puede aportar para fortalecer el sistema inmunológico, así como ayudar a recuperar masa corporal de manera saludable, por su alto contenido en proteína.
Exceso
El consumo excesivo de queso, sin embargo, puede tener algunas consideraciones importantes a tener en cuenta, para quien lo consume a diario y en cantidades excesivas.
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Los efectos negativos de su consumo de queso dependerán del tipo de queso que se consuma y de las características nutricionales. Algunos de las siguientes son consideraciones que deben tener en cuenta.
Problemas digestivos
De acuerdo con el portal Metroworldnews, el consumo muy frecuente de queso no es favorable para quienes son intolerantes a la lactosa o tienen el síndrome del colon irritable, a pesar, claro de que un consumo moderado es bueno por la cantidad de probióticos que tiene este alimento.
La intolerancia a la lactosa aplica en esa medida a todos los productos lácteos: “Las personas que son intolerantes a la lactosa no pueden digerir el azúcar de la leche (lactosa). Como resultado, sufren diarrea, gases e hinchazón después de comer lácteos”, apunta la Clínica de Mayo.
Retención de líquidos
El contenido de sodio del queso es muy alto, por lo que un consumo muy frecuente puede causar retención de líquidos y un aumento en la presión arterial, en estos casos las personas afectadas pueden llegar a experimentar una incómoda hinchazón.
Aumento de peso
Este factor depende por supuesto del tipo de producto del que se está hablando, algunos quesos tienen un contenido calórico y graso muy alto, por lo que comerlos con mucha frecuencia puede producir un aumento de preso indeseado.
Entre los quesos más grasosos se encuentra el queso de cabra, debido al alto porcentaje graso de su leche y la búsqueda de una textura cremosa que se logra con base en los lípidos. Otros de los quesos que se reconocen por su alto contenido graso son en parmesano, el gruyere, el cheddar y el mismo manchego.
Riesgos cardiacos
El consumo muy frecuente de este alimento lácteo puede provocar un aumento de los niveles de colesterol en sangre, lo que incrementa el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares.