SALUD
¿Qué pasa si se deja de consumir gluten y lactosa?
El gluten es una proteína prohibida para quienes padecen enfermedad celíaca.
El gluten es una proteína presente en productos como el trigo, el centeno y la cebada. Ayuda a que la masa se esponje y evita que el pan se desarme. Por lo general, se añade a otros alimentos como cereales, pastas y productos de repostería para mejorar su textura, precisa la Sociedad Americana de Cáncer.
De acuerdo con esta institución, la mayoría de las personas pueden consumir gluten. Sin embargo, es una proteína que está prohibida para quienes padecen enfermedad celíaca, una afección autoinmune que hace que el sistema inmunológico ataque el tracto digestivo después de consumir gluten. Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, indican que esta enfermedad afecta al 1 % o menos de la población en ese país.
Tampoco es recomendable para los que padecen de un trastorno en la piel conocido como dermatitis herpetiforme, según el instituto de investigación Mayo Clinic. Una dieta sin gluten también puede ser beneficiosa para algunas personas con síndrome de colon irritable, trastorno neurológico de ataxia por gluten, diabetes tipo 1 y enteropatía asociada al VIH.
Dado que genera afecciones en algunos grupos específicos de personas, hay otros que deciden excluir de su dieta esta proteína y otros productos como la lactosa. Sin embargo, si esas decisiones se toman sin consultarlo con el médico pueden resultar perjudiciales para la salud.
La Sociedad Americana de Cáncer asegura que el simple hecho de que algo no contenga gluten no significa automáticamente que sea más saludable. Por ejemplo, algunos alimentos sin esta proteína pueden tener más contenido de grasas, azúcar y calorías totales y, por el contrario, ofrecer menos fibra y vitaminas que sus versiones normales.
Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, citado en un artículo publicado en el portal Cuídate Plus, dice que realizar un régimen libre de gluten sin el diagnóstico y el seguimiento adecuados podría conducir a una menor ingesta de fibra y vitaminas D, B12 y folatos, así como de ciertos minerales como hierro, zinc, magnesio y calcio. Por otro lado, es posible que lleve a un mayor consumo de grasas saturadas y parcialmente hidrogenadas.
Los expertos aseguran que las personas que no pueden comer gluten necesitan leer las etiquetas de los alimentos para encontrar opciones más nutritivas. Los granos enteros sin gluten, tales como amaranto, quinua, trigo sarraceno, teff, mijo, maíz y arroz, son buenas fuentes naturales de folato, tiamina, riboflavina, niacina e hierro; así como también de proteínas y fibras.
Una situación similar se presenta con la lactosa. De manera deliberada hay personas que deciden eliminar de su alimentación este tipo de azúcar, sin tener intolerancia. Cuando esto ocurre se corre el riesgo de realizar una ingesta inadecuada de calcio, carencia que incide de manera negativa en la salud general y, de modo particular, en los huesos, ya que aumenta el riesgo de desarrollar osteoporosis a medio plazo y de que se presenten fracturas óseas a largo plazo, precisa la publicación de Cuidate Plus.
Russolillo advierte, además, que algunas de las bebidas vegetales que en ocasiones las personas consumen para sustituir la leche pueden contener una gran cantidad de azúcar y por ello lo recomendable es revisar bien las etiquetas.
Señales de intolerancia al gluten
La intolerancia al gluten se manifiesta de varias formas. Por ejemplo, con diarrea, reacciones en la piel, depresión y ansiedad, pérdida de peso inexplicable y anemia por deficiencia de hierro.
Las personas con enfermedad celíaca experimentan inflamación en el intestino delgado después de comer gluten. Esto daña el revestimiento intestinal y conduce a una mala absorción de nutrientes, lo que deriva en molestias digestivas y diarrea frecuente.
Así mismo, quienes padecen problemas digestivos parecen ser más propensos a la ansiedad y la depresión y según los especialistas, es una situación muy común entre quienes tienen enfermedad celíaca.
Por otro lado, la pérdida de peso inexplicable es un efecto secundario común de la enfermedad celíaca no diagnosticada. Esta situación puede explicarse por una variedad de síntomas digestivos junto con una mala absorción de nutrientes.
Adicionalmente, en la enfermedad celíaca, la absorción de nutrientes en el intestino delgado se ve afectada. Esto resulta en una cantidad reducida de hierro que se absorbe de los alimentos, generando fatiga, mareos, dolor de cabeza y debilidad, entre otros.