SALUD
¿Qué son las enfermedades tropicales desatendidas y por qué son importantes?
Según estimaciones, las enfermedades tropicales desatendidas (ETD) causan directa o indirectamente la muerte de medio millón de personas cada año. El cambio climático hace que se extiendan a regiones donde no existían.
1. ¿Qué son las enfermedades tropicales desatendidas?
La Organización Mundial de la Salud clasifica actualmente 20 enfermedades como enfermedades tropicales desatendidas (ETD). Si no se tratan, las consecuencias pueden ser la reducción drástica en la esperanza de vida, discapacidades físicas e incluso la muerte.
El tracoma, por ejemplo, que se da en muchas regiones del mundo, puede provocar ceguera; la filariasis linfática (elefantiasis) causa hinchazón permanente de las extremidades; otros patógenos atacan órganos como los riñones o el hígado, o destruyen las células nerviosas y causan daños en el corazón, como la enfermedad de Chagas.
Cinco patógenos causan alrededor del 90 % de todas las ETD: Filariasis linfática (elefantiasis), ceguera de los ríos (oncocercosis), tracoma, esquistosomiasis e infestación por geohelmintos.
2. ¿A quiénes afectan las ETD?
Según la Red Alemana contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas (DNTD), 1.700 millones de personas de 149 países se ven afectadas directamente por estas enfermedades, y otras 2.000 millones se ven amenazadas por ellas. También, de acuerdo con esas estimaciones, medio millón de personas mueren cada año directa o indirectamente a causa de las ETD.
Si bien todas las regiones tropicales del planeta son susceptibles a estos patógenos, “los países africanos son los más afectados”, explica Jochen May, director del Instituto de Medicina Tropical Bernhard Nocht, de Hamburgo. Las personas con bajos ingresos corren especial riesgo, sobre todo en las zonas rurales y de difícil acceso, porque no tienen acceso suficiente la agua potable y a la atención médica.
“En muchos países existe un círculo vicioso de enfermedad y pobreza. Las propias enfermedades generan más pobreza. Y los problemas de higiene que van unidos a la pobreza provocan más enfermedades”, afirma May.
3 ¿Por qué se “desatienden” estas enfermedades?
Los responsables políticos no suelen dar prioridad a los habitantes de las zonas rurales ni a los de los barrios pobres de las ciudades. “Muchos no se dan cuenta de que estas enfermedades son graves y crónicas”, explica el infectólogo May.
El médico también señala que la pandemia de COVID-19 provocó importantes retrocesos en el control de las ETD, en particular por las dificultades que representó la distribución de medicamentos para los afectados.
4 ¿Cómo impacta el cambio climático a las ETD?
El cambio climático y la movilidad masiva de las personas está haciendo que se presenten cada vez más casos de estas enfermedades en Europa y Norteamérica. El dengue, por ejemplo, transmitido por mosquitos, no solo se presenta en África, el Sudeste Asiático y Sudamérica, sino que ahora ha llegado al Mediterráneo y al sur de Europa.
El aumento de las temperaturas afecta a los insectos transmisores de patógenos. “Los mosquitos se encuentran ahora en regiones cada vez más altas, hasta 1.500 o 1.800 metros de altitud, y también en grandes ciudades africanas donde antes no se encontraban, como Nairobi, Adís Abeba o Antananarivo, en Madagascar”, dice el médico.
5 ¿Cuál es el siguiente paso en la lucha contra las ETD?
Para 2030, la Organización Mundial de la Salud quiere contener en gran medida las ETD mediante la cooperación entre organizaciones de ayuda, profesionales médicos, gobiernos e industria farmacéutica.
“Es un objetivo ambicioso”, afirma May. Para algunas de las enfermedades, dice, es ciertamente posible; para otras, es extremadamente difícil.
Enfermedades como la oncocercosis y la ceguera por tracoma se han vuelto mucho menos frecuentes gracias a la mejora de la educación sanitaria y el suministro selectivo de medicamentos. Y la enfermedad del sueño, que solía estar muy extendida y ser mortal, ha sido derrotada casi por completo.
Sin embargo, para desarrollar buenos diagnósticos, fármacos y, en algunos casos, vacunas, se necesitan más recursos e incluso un mayor compromiso por parte de los gobiernos de todo el mundo.
*Texto de la DW