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¿Qué vitamina falta cuando se tienen calambres?
Estas molestias normalmente se presentan por períodos prolongados de ejercicio o trabajo físico.
Los calambres musculares son contracciones o espasmos que se presentan de manera súbita e involuntaria. Es una molestia común y con frecuencia se da luego de realizar ejercicio, explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Cuando esto ocurre es posible que se presente dolor, el cual puede durar unos segundos a varios minutos. Es una afección que se presenta en cualquier músculo, pero ocurre principalmente en las piernas y muchas veces en la noche. Si bien, por lo general son inofensivos, los calambres en los músculos en ocasiones imposibilitan temporalmente la movilidad adecuada.
Según el instituto de investigación, Mayo Clinic, los períodos prolongados de ejercicio o de trabajo físico, especialmente si hace calor, pueden provocar calambres musculares, al igual que algunos medicamentos y enfermedades.
También es posible que esta molestia se presente por la deficiencia de algunas vitaminas y minerales. Una de las más importantes es la D. Este nutriente, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina, le ayuda al cuerpo a absorber el calcio, uno de los principales elementos que constituyen los huesos, pero también juega un papel importante en los sistemas nervioso, muscular e inmunitario.
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La importancia de la vitamina D
La deficiencia de este nutriente se relaciona con la falta de coordinación y fuerza muscular. Según una publicación del diario AS, hay evidencia que relaciona niveles bajos de esta vitamina con una disminución en la fuerza de los músculos, menor rendimiento, mayor riesgo de lesiones y más capacidad de retener grasa subcutánea y visceral.
“En estudios con personas con déficit de vitamina D se han observado mejoras en la fuerza muscular a través de la suplementación con este micronutriente”, precisa la citada fuente.
El portal Consumer, de España, indica que investigadores de la Universidad de Wisconsin en Estados Unidos estudian la eficacia de la vitamina D para retrasar la aparición y disminuir la frecuencia de los calambres en personas mayores que previamente se han tratado con quinina, un fármaco usado con este propósito, pero cuyo perfil de seguridad está cuestionado, indica este sitio web.
Las personas pueden obtener vitamina D de tres maneras: a través de su piel, de la alimentación y de suplementos en la dieta. El cuerpo produce vitamina D naturalmente después de exponerse a la luz del sol. Sin embargo, demasiada exposición puede ocasionar envejecimiento de la piel y cáncer, por lo que es importante tratar de obtenerla a través de las otras fuentes.
De acuerdo con los expertos, la cantidad de vitamina D que necesita el cuerpo cada día depende de la edad, pero las personas que tiene alto riesgo de deficiencia pueden requerir más. Por ello, es importante consultar al médico para que este lo determine dependiendo de las condiciones de salud y la edad.
Deficiencia de minerales
Los calambres en los músculos también están relacionados con la falta de algunos minerales. Según Mayo Clinic, muy poco potasio, calcio o magnesio en la dieta puede ocasionar calambres en las piernas. Los medicamentos que suelen recetarse para la presión arterial alta pueden aumentar la micción, lo que puede vaciar estos minerales del organismo.
El potasio es un tipo de electrolito. Ayuda a la función de los nervios y a la contracción de los músculos y se puede obtener de verduras de hojas verdes, zanahorias, frutas cítricas y frutos de la vid como las uvas.
Por su parte, el calcio es clave para la contracción y la relajación muscular. Es un mineral que se obtiene de los lácteos, hortalizas de hojas verdes, el salmón y las sardinas, entre otros. Y, por último, el magnesio ayuda a mantener el funcionamiento normal de los músculos y se encuentra en frutas, nueces y productos de soya, entre otros.
¿Cuándo acudir al médico?
Normalmente esta molestia desaparece así como aparece y, muy rara vez, es grave. Sin embargo, se debe acudir al especialista cuando los calambres generan un dolor intenso, que además no se quita; se presenta hinchazón, enrojecimiento o cambios de la piel en las piernas; se experimenta debilidad muscular; se presentan los calambres con mucha frecuencia, no mejoran con cuidado en la casa o no están relacionados con una causa obvia como, por ejemplo, ejercicio extenuante.