Sexualidad

Reconstrucción de la virginidad: piden prohibirla en Gran Bretaña

Ahora que se acerca el Día de la Mujer, defensores de sus derechos afirman que las clínicas que hacen este procedimiento se aprovechan del miedo de las musulmanas a no llegar con el himen intacto al matrimonio.

5 de marzo de 2021
El procedimiento es prestado por 22 clínicas en Londres por unos 15 millones de pesos.
El procedimiento es realizado por 22 clínicas en Londres, por unos 15 millones de pesos. | Foto: Getty Images

La organización Middle Eastern Women denunció hace poco la experiencia de una estudiante marroquí de 26 años que huyó de su país y actualmente se esconde en Londres, luego de saber que su propio padre contrató a un sicario para que la mate.

Su tragedia comenzó en 2014, cuando vivía en la capital inglesa, se enamoró de un hombre y se fue a vivir con él.

Cuando el papá, un musulmán muy estricto, se enteró, le ordenó que se devolviera a Marruecos y allí la llevó a donde un médico para que revisara si todavía era virgen.

El dictamen fue negativo y como eso es motivo de deshonra para las familias practicantes de la religión de Mahoma, ella comprendió que lo único que le esperaba era la muerte y se fugó de nuevo a Londres.

El suyo es el caso de miles de mujeres de esa confesión, no solo las que viven en los países de Asia y África, sino de las inmigrantes cuyos parientes siguen respetando a rajatabla sus rígidas tradiciones que, como denuncian organizaciones en pro de los derechos de la mujer, muchas veces las vulneran.

mujer musulmana
La mujeres musulmanas pueden ser asesinadas por sus familias si se descubre que tuvieron sexo antes del matrimonio. Por eso, la reconstrucción del himen se ha convertido en la solución ideal para muchas de ellas. | Foto: Getty Images

En Gran Bretaña, donde hay una numerosa población musulmana, muchas de ellas optan por recurrir a la reconstrucción de himen, para evitar los graves problemas que les acarrearía que se descubriera que tuvieron sexo antes del matrimonio.

De acuerdo con una reciente investigación del londinense Sunday Times, la reparación de la membrana que cubre la vagina y que se rasga en el primer coito de la mujer, se está convirtiendo en una excelente fuente de ingresos para cirujanos de 22 clínicas privadas.

Sus pacientes no son solo residentes en el país, sino que llegan de otros lugares del mundo musulmán a hacerlo en secreto. También son muy asiduas las de la comunidad gitana.

Sin embargo, llegan también mujeres de la cultura occidental, en la cual la virginidad se ha convertido en una fantasía sexual en alza tanto para el género femenino como el masculino.

El procedimiento que reconstruye esa tela, considerada una garantía de la virginidad, toma menos de una hora y se hace bajo anestesia local, dijo el diario.

La BBC también encontró a la venta kits para "reparar el himen" que prometen restaurar la virginidad.
Una alternativa a la operación son los kits de virgiidad como estos, que ofrecen sangre e himen artificiales, además de píldoras para estrechar la vagina al momento de la relación. | Foto: BBC

Si se busca en Google por el tema, la primera en aparecer es la clínica Regency International, al norte de Londres, y que se publicita en estos términos: “Vuelva a ser virgen”, en letras grandes, seguido de: “¡Cirugía de reparación del himen para devolverle su virginidad!”.

La operación puede costar 3000 libras esterlinas, algo más de quince millones de pesos, y los establecimientos aseguran que es “completamente segura”.

No obstante, la práctica es objeto últimamente de serios cuestionamientos de activistas por los derechos de la mujer, de acuerdo con los cuales estos centros se están aprovechando del miedo de las pacientes, en general jovencitas intimidadas ante la culpa de haber roto con las leyes del Corán en materia de moral sexual.

Ello supone un dilema ético para los médicos, según la doctora Leila Frodsham, quien declaró: “Es muy difícil pensar que se justifica operar a alguien por motivaciones religiosas. Este procedimiento no tiene otro fin de mostrar que llegaste virgen a tu noche de bodas”.

Nora Nugent, cirujana plástica del Queen Victoria Hospital, le expresó al periódico que se ha negado a realizar esta operación, dado que muchas veces las consultantes llegan a ello por razones dudosas, como la presión de otras personas. Ello es una violación a la ley, que determina que cada quien tiene derecho a someterse a un procedimiento libremente y no por constreñimiento.

Muy distinto es lo que piensa Muhammad Masood, director de MAS Gynaecology, una de las clínicas que prestan ese servicio.

Él cree que son injustificadas las críticas de que se está enriqueciendo con el miedo de las mujeres. “He visto situaciones en las que sentí que estaba salvando una vida”, dijo, además de relatar el drama que puede ser una consulta, pues las pacientes llegan temerosas de que los hombres de su familia las hayan seguido y nunca dejan un teléfono, de modo que toda comunicación debe ser por correo electrónico.

El Times también anotó que no es fácil tener una cifra exacta de cuántas cirugías de este tipo se realizan al año, debido a que las clínicas no están obligadas a llevar estadísticas. Sin embargo, se cree que son cientos de mujeres las que acuden a ellos anualmente.

“Una clínica reportó que su demanda se cuadriplicó en los últimos meses”, contó el informe, para citar solo un caso del auge que está experimentado esta “revirginización”, de lo cual también es testimonio este dato: “Unas 9000 personas buscaron en Google por himenoplastia y términos relacionados en el último año”.

El informe también habla de madres que se comunican con organizaciones como Middle Eastern Women Society para preguntar a dónde pueden llevar a sus hijas para que les reconstruyan el himen.

El reportaje asegura que la obsesión con la virginidad está siendo aprovechada por inescrupulosos que ofrecen toda suerte de artilugios para recuperarla.

El diario asegura que la empresa Zarimon borró su web cuando la contactó para solicitarle información sobre el kit “para ser virgen de nuevo” que ofrecía por 300 libras esterlinas. Ello suele consistir en sangre artificial y píldoras que se introducen en la vagina y tienen el efecto de estrecharla, poniendo a veces en riesgo la salud de quienes las usan.

Por todo eso, el debate ahora se centra en la necesidad de regulaciones más claras por parte del gobierno.

Lo irónico es que si algo merece el calificativo de mito es la relación entre virginidad e himen. Los médicos explican que este último muchas veces no se rompe por prácticas sexuales, sino por alguna actividad física o un accidente. Pero hay casos en que la membrana es tan resistente (himen complaciente) que no cede con la penetración, con lo cual se podría decir que la mujer permanece virgen así haya tenido todas las relaciones sexuales del mundo.

“Todo esto no es más que el deseo de seguir controlando a la mujer y su sexualidad. Necesitamos desafiar esas actitudes”, señaló la activista Natasha Rattu, de la organización Karma Nirvana, quien enfatizó en la necesidad de vigilar más de cerca a los centros que ofrecen la reparación del himen, aunque cree que la prohibición sería la mejor manera de enviar un mensaje contundente contra la estigmatización y vulneración de la mujer.