SALUD
Cáncer de seno y sexo: una prueba difícil para la pareja
El diagnóstico de un tumor es una prueba difícil para la familia. Pero en el caso del de mama puede ser aún peor debido a que afecta una de las zonas erógenas más importantes de las mujeres.
Hace 10 años Sofía Lozano fue diagnosticada con cáncer de mama. Tuvo que afrontar la reconstrucción de sus dos senos mientras intentaba mantener a flote un matrimonio que acababa de empezar. Aunque la relación cambió con la enfermedad, logró evitar que terminara en un divorcio. Esta es una historia diferente a las de miles de mujeres que han sido abandonadas mientras intentaban superar un tratamiento oncológico. La falta de tolerancia, el miedo a la muerte y la ausencia de vida sexual son los principales señalados por esta situación.
Ese último punto, el de la sexualidad, es especialmente problemático para las parejas que intentan superar un cáncer de mama, pues sumado a las dolencias propias de la enfermedad, estas pacientes deben enfrentar la modificación de su cuerpo y no sólo eso: la de una parte que juega un papel crucial en la sexualidad. Bajo estas circunstancias las mujeres suelen temer no ser las mismas de nuevo y que sus parejas las abandonen por la pérdida de sus senos, que ellas consideran sinónimo de feminidad.
Para la sexóloga Flavia Dos Santos, quien también fue diagnosticada con cáncer de seno a principios del 2015, es importante siempre tener claro que “la personalidad no cambia. Uno sigue siendo la misma persona por más duro que sea el tratamiento”. Y agrega: “Yo tenía sexo con brasier, mientras me acostumbré a ver mi nueva imagen. Para mí fue vital entender que aunque el cuerpo cambia, no dejaba de ser la misma persona”, afirma Dos Santos.
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Con esa afirmación está de acuerdo Sofía, quien asegura que a pesar de lo difícil de su enfermedad, ni su relación ni su autoestima se han visto tan afectadas porque “mi esposo nunca me ha hecho sentir mal al respecto, nunca me he sentido menos mujer por no tener los senos de verdad. Cuando uno aprende a vivir con esto, es un tema superado”, cuenta. Aceptar la realidad y aprender a vivir con el “nuevo cuerpo” es una de las claves para que la sexualidad no se afecte tras un diagnóstico de cáncer.
Es necesario comprender que “la sexualidad es mucho más que genitalidad”, dice María Castrellón, psicóloga de la Liga Colombiana Contra el Cáncer. En estas circunstancias el diagnóstico de cáncer puede ser una invitación para transitar por “un camino de descubrimiento del placer. Cuando las parejas hablan sinceramente del tema, es más fácil afrontarlo”. Según ella, “hay que darle tiempo a la relación. La sexualidad se alimenta de la afectividad, pues mientras mayor manifestación de afecto se demuestre, es posible que el deseo vuelva más fácilmente. Hay que tomarlo como una época de reconquista y de volver a empezar”, afirma Castrellón.
Por otro lado, es un hecho que durante un tratamiento oncológico la libido disminuye y las mujeres empiezan a sufrir de resequedad vaginal, dolor en el momento de la penetración y otros síntomas provocados por los efectos de las terapias. Sin embargo, como afirma Dos Santos, este es un tema que también ocurre en la cabeza. “Esa falta de libido se ve muy ligada a que la mujer se deja absorber mucho por el tratamiento. La recomendación es pensar en sexo, fantasear, recordar olores, ruidos y momentos placenteros”, y añade que “no se puede abandonar el erotismo porque este ayuda a sentirse bien y a asimilar mejor el tratamiento”.
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En muchas ocasiones la vida en pareja después del diagnóstico se arruina simplemente por la falta de comunicación y no hablar de esas cuestiones que están incomodando. “No hay vida sexual porque tienen miedo y no porque no lo deseen. La paciente piensa que no puede y la pareja piensa que le va a hacer daño. Se están cohibiendo por no hablar”, explica Castrellón. Es el momento de hacer concesiones, de preguntarse qué quieren, qué se puede hacer y llegar a un acuerdo de cómo hacerlo. “Por supuesto que la relación cambia. Físicamente uno está indispuesto siempre, pero la clave fue su comprensión. Ya no importa tanto la cantidad, sino la calidad”, asegura Sofía.
De ese modo, las expertas coinciden en que el diagnóstico puede ser una oportunidad para redescubrirse en esta dimensión. “Explorar otras zonas del cuerpo, dar importancia a las caricias, utilizar estímulos auditivos, del olfato. Todo se puede hacer y dar pie a una sexualidad muy placentera”, agrega Castrellón. Por otro lado, existen opciones, como las cremas y lubricantes, para manejar las secuelas de los tratamientos oncológicos. Pero más que esto es alimentar el imaginario erótico, como recomienda Dos Santos: “Es importante que uno se sienta poderoso y cómodo con el cuerpo. Para ello la masturbación ayuda mucho”. Pero lo más importante, dice, es no “no olvidarse de que uno sigue siendo la misma persona”.