Vida Moderna
Revelador estudio advierte que quejarse todo el tiempo daña el funcionamiento del cerebro
Mantener un estado de enojo por diversas razones tiene efectos negativos en las conexiones neuronales.
Por tener un mal día, no conseguir algo en concreto o cualquier otra razón, quejarse es un modo de expresar la inconformidad ante ciertas situaciones. Si bien es un método para liberarse, una investigación encontró que el quejido constante tiene efectos negativos en el cerebro.
La investigación Quejarse encoge el hipocampo fue realizada por los expertos de la Universidad de Stanford. En primer lugar, los expertos señalaron las cuatro razones más importantes con respecto a la necesidad de conservar la salud cognitiva en óptimas condiciones.
Por un lado, fomentar la estimulación cognitiva ayuda a prevenir enfermedades neurológicas, debido a que el cuidado del cerebro reduce la probabilidad de la aparición de agentes negativos y responsables de complicaciones de salud (como enfermedad de Alzheimer o demencia). Del mismo modo, prestarle atención a la salud cognitiva ayuda a estimular la buena memoria y otras habilidades relacionadas con las neuronales; contribuir a un estilo de vida saludable y mejorar el bienestar emocional.
En ese orden de ideas, expusieron una de las razones que deteriora considerablemente el funcionamiento cognitivo. Así no parezca de gravedad, quejarse constantemente estimula el desarrollo de atrofia en el cerebro. Según los investigadores, el quejido es una costumbre característica de la sociedad actual, debido a que miles de razones para hacerlo.
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Puede que no parezca algo negativo, sino un elemento normal en cualquier hábito de la vida, el estudio indica que el refrán ‘quejarse hace mal a la salud’ es más verdadero de lo esperado. El informe reveló que tan solo media hora de quejidos diarios deteriora el funcionamiento cerebral a largo plazo, debido a que influye negativamente en la conexión entre las neuronas y el hipocampo, glándula encargada de la toma de decisiones a la hora de resolver conflictos.
Como tal, los investigadores señalan que quejarse esporádicamente no es algo que amerite cuidado. Es normal hacerlo en una conversación por unos minutos. El problema radica cuando esto se vuelve costumbre en tiempos prolongados y por diversas causas, para prácticamente vivir en un quejido constante.
A nivel interno, quejarse genera una sensación de placer, debido a que el cuerpo segrega dopamina, generando un efecto negativo. Por ejemplo, al sentir felicidad, el cuerpo libera serotonina, el compuesto opuesto a la dopamina. Los sentimientos son diferentes al placer, por lo que quejarse puede sentirse satisfactorio, pero en realidad se encarga de estimular una hormona perjudicial.
Los expertos señalan que el cerebro es un órgano interesado en la eficiencia, sin la necesidad de trabajar más de lo necesario. Por lo tanto, volver un comportamiento negativo en algo constante (como en este caso quejarse), las neuronas ramifican el flujo de información que repiten la misma acción, pero reduciendo la conexión hacia otras zonas del cerebro. En pocas palabras, quejarse frecuentemente pone al cerebro en modo avión.
Cuando una persona se queja, el organismo libera la hormona del cortisol, la cual genera que el cerebro se sienta en una situación de lucha o huida, por lo que el ingreso de oxígeno es menor y desestabilizando el flujo sanguíneo, haciendo que el cuerpo pierda más energía de lo normal.
La consecuencia entonces es la elevación de la presión arterial y de los niveles de azúcar. Quejarse a tal punto de estresarse genera que el cuerpo automáticamente se ponga en un estado de protección contra algún agente dañino, pero sin tener amenazas a su alrededor en verdad.
Todo el cortisol adicional liberado por las quejas frecuentes daña el sistema inmunológico y lo hace más susceptible al colesterol alto, diabetes, enfermedades cardíacas y obesidad. Incluso hace que el cerebro sea más vulnerable a los accidentes cerebrovasculares.
Como conclusión, los expertos apuntan que quejarse de vez en cuando no es malo, pero la recomendación no es transformarlo en algo frecuente. En cambio, se puede analizar con cabeza fría la razón de la inconformidad y dependiendo de las causas, se puede hacer algo al respecto para cambiarlo. También indican hacer énfasis en las cosas positivas de alrededor, las cuales puede influir en aquello que acongoja con constancia.