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Revelan la forma correcta de caminar para prevenir enfermedades
La velocidad y el ritmo son esenciales y marcan la diferencia.
El sedentarismo es uno de los estilos de vida que más está afectando a los seres humanos en la actualidad. Debido al ritmo acelerado de la producción laboral, el trabajo remoto cada vez más establecido y el auge de la tecnología han hecho de las personas seres menos sociables, más acomodados a su espacio íntimo y mucho más interesados en realidades virtuales que la que los rodea día a día.
Sin embargo, hay una actividad muy cotidiana y fácil de realizar que puede combatir a este mal de forma efectiva y esta hace una gran diferencia entre tener una vejez vigorosa y activa, a llegar a una edad avanzada con enfermedades que restringen no solo la movilidad y la alimentación, sino que conllevan a un daño cerebral avanzado que desencadena en formas de vida álgidas no solo para quienes tienen que vivirla, sino para sus seres queridos.
Se trata de caminar, acción que la mayoría de personas aprenden durante sus primeros tres años de vida y que define el relacionamiento del ser humano con su entorno, pues son los pasos y los desplazamientos los que ayudan a que pequeños y grandes descubran el mundo, sea en el seno de su hogar o viajando alrededor del globo terráqueo.
Caminar hace parte de las prácticas que las personas pueden realizar dentro de lo que se llama actividad física. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se debe realizar al menos 150 minutos a la semana de actividad moderada, es decir, que tenga un ritmo de 5 km/h; también añade que de ser una actividad física vigorosa, con ritmos de 7km/h, puede disminuir el tiempo a 75 minutos semanales.
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Ahora, si bien la OMS recomienda estas dos opciones de ritmo de actividad física, hay que hacer la salvedad que elegir caminar y de una forma rápida es mucho más beneficioso, pues tal como dice un estudio publicado en la revista JAMA Network Open, aquellas personas que deciden salir a caminar a un ritmo más acelerado de lo que se considera como “normal”, o “cotidiano”, verán repercusiones positivas en su cuerpo mucho más rápido y de forma más latente que aquellos que no caminan o lo hacen de forma pausada.
Se dice que las personas que van más rápido, pueden tener capacidades pulmonares más amplias, dientes más resistentes, un sistema inmunológico más robusto y a simple vista se van a ver menos deteriorados, tal como se vieron los participantes del estudio, personas que rondan los 45 años y que se veían en un mejor estado que sus pares que no realizaban esta actividad física con estas características.
Además, también se hizo la acotación de que estos signos de envejecimiento se pueden evitar desde la etapa preescolar, pues aquellos niños que se mantienen activos pueden no solo verse más jóvenes por más tiempo a medida que llegan a la edad adulta, también evitan la aparición de algunas enfermedades que se supone son de la tercera edad pero ya vienen apareciendo en personas con pocas décadas vividas.
Ahora, esto no solo se da en lo físico y en lo motriz, también puede ir a nivel neuronal y cognitivo. Tal como publicó otro estudio sobre la “Asociación entre la velocidad de marcha y el riesgo de deterioro cognitivo en personas mayores que viven en la comunidad” en Chile, en su conclusión afirma que “la probabilidad de deterioro cognitivo en personas mayores con marcha lenta aumenta en aquellas que no cumplen con las recomendaciones de actividad física dadas por la Organización Mundial de Salud o pasan más de 4 horas diarias en actividades sedentarias. Estos resultados refuerzan la idea de que la velocidad de la marcha podría ser usada como una herramienta de detección de riesgo de deterioro cognitivo en personas mayores”.
Así pues, es momento de ponerse ropa cómoda, tenis o zapatos deportivos adecuados y darle la oportunidad de dar esos pasos tan importantes para la salud del cuerpo.