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¿Se le debe permitir a un niño cambiar de sexo? Un estudio en Reino Unido encendió las alarmas; familia colombiana cuenta su experiencia
Un polémico estudio en Reino Unido abrió la controversia: evidenció que cada vez son más comunes los cambios de sexo en los menores de edad. Una familia colombiana tercia en el debate, del que ya se pronunció hasta el Vaticano.
En solo cuestión de horas, la noticia ocupó las portadas de los periódicos británicos y también de medio planeta. Desde el progresista The Guardian hasta el conservador The Telegraph. Desde la BBC hasta el tabloide Daily Mail.
Reino Unido reaccionó con asombro a los resultados de una polémica investigación que le tomó cuatro años a la reconocida pediatra británica Hilary Cass –expresidenta del colegio profesional de esa especialidad en el país– y que concluyó que el servicio sanitario de Reino Unido, y en particular la clínica londinense Tavistock, permitía a los menores de edad con dudas sobre su identidad sexual cambiar de sexo, a menudo con mucha facilidad.
Las conclusiones del voluminoso estudio de 388 páginas también apuntaron a que “la medicina que se ocupa del cambio de sexo está construida sobre una base insegura y poco científica”.
Cass no ahorró calificativos. Aseguró que dicha política de salud pública era un “fracaso”. Y además que las clínicas y los especialistas se equivocaban en sus planteamientos sobre el tema porque “no existían razones científicas para proceder con el cambio de sexo cuando se habla de un joven menor de 25 años”. El argumento de la pediatra es poderoso: el cerebro y también la identidad sexual siguen desarrollándose hasta esa edad, precisamente.
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Según lo expresó, siempre se pensó que la maduración del cerebro terminaba con la adolescencia. Pero “hoy sabemos que se trata de un proceso evolutivo que continúa hasta los 25 años, aproximadamente, ya que las distintas partes del cerebro se especializan y se conectan mejor entre sí a medida que pasan los años”, explicó.
Para varios expertos, lo más preocupante del asunto es que su estudio le puso rostros al tema. Y recoge una serie de entrevistas con cientos de jóvenes. Algunos consiguieron completar su proceso de reasignación de género (mediante terapias hormonales, cirugía estética y hasta apoyo psicológico). Otras voces eran las de jóvenes que, una vez iniciado o completado el proceso de afirmación de género, decidieron interrumpirlo o revertirlo para caminar de regreso a su género original. Entre los primeros, muchos declararon haberse arrepentido de su elección cuando ya era demasiado tarde.
Para Cass, a menudo esos padres se sienten presionados y, por tanto, inclinados a dejar que sus hijos cambien de identidad por miedo a ser tachados de transfóbicos.
La polémica sigue encendida y no se ha apagado, pese al correr de los días. De hecho, hasta el primer ministro británico, Rishi Sunak, terció en el debate. Ya en diciembre pasado, su Gobierno –conservador– había lanzado una guía sobre identidad de género para escuelas, precisamente como respuesta al “aumento significativo” del número de niños y niñas que se preguntan sobre su género.
Para Sunak, permitir entonces que un niño o niña cambie de género, proceso que en ese país bautizaron ‘transición social’, no es un acto “natural”. Dicha transición se entiende como el proceso por el cual las personas cambian de apellido, nombre, ropa o utilizan elementos diferentes a los que biológicamente están destinados a ellas.
Y una vez conocido el informe de la pediatra Cass, el primer ministro se escandalizó ante el número de quienes han decidido cambiar de sexo en el país. Este pasó de unos 250 hace diez años (casi todos hombres), a más de 5.000 en la actualidad. Y más del doble que en 2022, que en su mayoría fueron mujeres.
Hasta el Vaticano se pronunció y emitió una fuerte advertencia contra la “teoría de género”. Expresó que cualquier cirugía de afirmación de género corre el riesgo de amenazar “la dignidad única” de una persona. El texto, publicado el pasado lunes por la oficina de doctrina del Vaticano, afirma que deben rechazarse los intentos de oscurecer “la diferencia sexual entre el hombre y la mujer”.
De ello, indica, “se deduce que cualquier intervención de cambio de sexo, por regla general, corre el riesgo de amenazar la dignidad única que la persona recibió desde el momento de la concepción”.
La historia de Laura
A miles de kilómetros de distancia, la polémica no ha sido ajena para los Cervera, una familia colombiana que hace varios años emigró a España buscando días mejores y que enfrentó, entre el estupor y la duda, el deseo de su hijo Óscar, de solo 6 años, de convertirse en mujer. Finalmente lo logró a los 9. Desde entonces, se llama Laura.
Su historia fue tan poderosa que terminó convertida en un documental, Si Dios fuera mujer, que se estrenó en 2022. La historia sigue el enorme reto para esta familia, justo por los días en que se preparaban para vivir una de las fechas más especiales para cualquier familia católica en Colombia: la primera comunión.
Y, contrario a lo que ellos hubieran imaginado, tuvieron que alistar para la ocasión el ajuar de una niña, ataviada de vestido y zapatos blancos.
Laura ya lo había dejado claro a sus padres años atrás: “No me sentía bien con lo que era, no me sentía un chico, no me quería parecer a papá”.
La madre de Laura, cuenta que la situación generó un cisma familiar. “Óscar, mi esposo, me culpaba de lo que había pasado. Me decía que todo había ocurrido porque yo consentía mucho a nuestra hija (porque ya la llamamos así). Fue duro, implicó buscar ayuda psicológica, aunque él como papá se resistió y le decía a la niña que estaba loca. Es que no es lo mismo que una persona hiciera este tránsito de género siendo un joven que siendo un niño”.
🇬🇧 | "Un hombre es un hombre y una mujer es una mujer, es sentido común".
— Alerta Mundial (@AlertaMundoNews) October 4, 2023
El primer ministro británico, Rishi Sunak, afirmó que una persona no puede ser del género que quiera. Activistas y algunos usuarios de las redes sociales ahora acusan al político de "transfóbico". pic.twitter.com/kPGpoRyJEL
Pero Laura fue valiente, asegura su mamá. “Se hubiera podido guardar su malestar, lo que sentía, como hacen otros. No se calló y le dijo al mundo su incomodidad”, agrega.
Pero con amor se adaptaron a ese, para muchos, incomprendido presente. Comenzaron, como dice la madre, a ser una “familia en tránsito”. No fue fácil, en todo caso. “Laura sentía miedo de salir a jugar, como cualquier niña de su edad. Temía el rechazo cuando ya se empezó a caracterizar como una mujer”.
Camilo Dávila Moreno, psicólogo de familia, asegura que estos casos cada vez son más comunes de lo que se cree. Y explica que cuando un hijo acude a sus padres con preguntas o preocupaciones sobre su identidad de género u orientación sexual, “lo más importante es escucharlo y hacerle saber que ese padre o madre lo quiere y lo apoya sin condiciones”.
En estos casos, asegura el especialista, “si ese padre o cuidador cree que ese niño o joven puede tener dudas, lo mejor es hacerle saber que siempre estará disponible para hablar, porque justamente lo primero que experimentará la persona con esas dudas es exteriorizar esa inquietud que lo carcome, mediada además por lo que su familia y los demás esperan de él”.
Para Dávila, es común que los niños cuestionen su identidad de género u orientación sexual. “Pero el proceso puede resultar atemorizante, confuso. El reto de la familia es abrir las puertas al diálogo”.También aclara que el tránsito entre un cambio de género a otro debe ser tranquilo. “No estoy de acuerdo con que un niño se someta a intervenciones drásticas como las que muestra el informe de Reino Unido. Porque suele pasar, en los procesos de construcción de la identidad, que las dudas se disipen y luego ese niño o joven se reconcilie con el género con el que nació”.