Vida Moderna
¿Se pueden prevenir los derrames cerebrales?
Especialistas recomiendan llevar un estilo de vida sano.
Un derrame cerebral, también conocido como accidente cerebrovascular, es una afección que ocurre cuando se genera la reducción o interrupción del suministro de sangre a una parte del cerebro, obstaculizando la recepción de oxígeno y nutrientes en el tejido cerebral.
Esta afección puede causar graves complicaciones de salud, como parálisis, problemas de movimiento, dificultad para entender lo que se dice y alteraciones emocionales.
Al momento de sospechar de que se está padeciendo un derrame cerebral, se debe acudir inmediatamente a un centro de salud, ya que esto es considerado una emergencia médica. Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señala algunas acciones que una persona puede realizar para observar si otra persona está teniendo esta afección:
- “Cara. Pídele a la persona que sonría. ¿Se cae un lado de la cara?
- Brazos. Pídele a la persona que levante ambos brazos. ¿Un brazo tiende a caer? ¿O no puede levantar un brazo?
- Habla. Pídele a la persona que repita una frase simple. ¿Arrastra las palabras o habla de manera extraña?”.
En caso de observar estos síntomas, se debe pedir una ambulancia o acudir inmediatamente a un centro de salud para evitar graves daños en el cerebro. Luego de recibir el tratamiento médico es importante seguir las recomendaciones rigurosamente para una buena recuperación.
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Medline Plus señala algunos cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a la prevención de un derrame cerebral, especialmente si ya se tuvo uno:
- Comer una dieta saludable para el corazón
- Lograr un peso saludable
- Manejar el estrés
- Hacer actividad física regularmente
- Dejar de fumar
- Controlar la presión arterial alta y los niveles de colesterol
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Aunque cualquiera puede tener un derrame cerebral Medline Plus señala algunos de los factores de riesgo de esta enfermedad:
- Frecuencia cardíaca irregular
- Diabetes
- Antecedentes familiares de la enfermedad
- Ser hombre
- Colesterol alto
- Aumento de la edad, especialmente después de los 55 años
- Origen étnico (las personas de raza negra son más propensas a morir de un accidente cerebrovascular)
- Obesidad
- Historial de accidentes cerebrovasculares previos o accidentes isquémicos transitorios (que ocurren cuando la sangre fluye a una parte del cerebro que se detiene por un período breve)
- Personas con enfermedad cardíaca.
- Personas con mala circulación en las piernas debido a estrechamiento de las arterias.
- Personas con estilos de vida poco saludables (fumar, consumo excesivo de alcohol, consumo de drogas, sedentarismo).
- Personas que tienen tendencia hereditaria a desarrollar coágulos sanguíneos.
- Mujeres que toman píldoras anticonceptivas (especialmente las que fuman y son mayores de 35 años)
- Las mujeres tienen un mayor riesgo durante el embarazo
- Mujeres que toman terapia de reemplazo hormonal
- Persistencia del agujero oval (PFO, por sus siglas en inglés) un agujero entre la aurícula izquierda y la derecha (cámara superior) del corazón.
Estrés y los derrames cerebrales
Los horarios extendidos provocaron “745 000 defunciones por accidente cerebrovascular y cardiopatía isquémica en 2016, una cifra un 29% superior a la de 2000″, señala La Organización Mundial de la Salud y la Organización Internacional del Trabajo. Un estudio de ambas organizaciones arrojó como resultado que trabajar a la semana 55 horas o más aumenta en un 35% el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular e incrementa en un 17% el peligro de morir, debido a una cardiopatía isquémica, si se trabaja una jornada laboral de 35 a 40 horas en la semana.
Aunque la pandemia causada por la covid-19 ha modificado las dinámicas laborales y ha convertido el teletrabajo en una de las formas más comunes de practicar los oficios, es importante poner un límite a la jornada laboral. La salud de los empleados debe ser la prioridad de las empresas, explica el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS: “ningún trabajo justifica exponerse al riesgo de sufrir un accidente cardiovascular o una cardiopatía isquémica. Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores deben colaborar para poner límites a esta situación y proteger así la salud de los trabajadores”.