Debate
¿Se quedan los empleados trabajando en la casa o regresan a la oficina?
El mundo empresarial se debate entre dejar trabajar a los empleados desde el hogar o traerlos a todos de vuelta a la oficina. En medio de esta puja se abre la opción del trabajo híbrido.
¡Quién lo creyera! Durante la pandemia, muchos de los que tuvieron que trasladar la oficina a la casa se quejaron: sus horarios se trastocaron, extrañaban las reuniones presenciales y detestaban tener que hacer de profesores de sus hijos. Pedían a gritos el regreso a la normalidad. Pero tras año y medio de pandemia, cuando los directivos de las empresas anunciaron el regreso a la oficina, buena parte de ellos ya no quieren volver. Más aún, el teletrabajo ha zanjado una brecha entre dos bandos: los presentistas y los remotos.
Es un fenómeno mundial. Según un sondeo hecho en marzo por Harvard Business School con una muestra de 1.500 empleados que en ese momento estaban en el modelo remoto, 81 por ciento quería seguir trabajando desde la casa indefinidamente. De ellos, 27 por ciento prefería continuar en trabajo remoto y 61 por ciento en algún arreglo híbrido, con unos días en la oficina y otros en la casa. De los encuestados, solo 18 por ciento manifestó querer regresar tiempo completo a la oficina.
A pesar de estas cifras, muchos están obligando a sus equipos a volver a su puesto tiempo completo, lo que a su vez ha desatado una ola de renuncias en muchas compañías. Para algunos expertos esto es apenas lógico. Según Fernando Sotelo, de Zoho, una firma de software, aún hay miedo de volver porque las personas vacunadas pueden infectar e infectarse.
Además, ya se les dio la libertad de trabajar en casa, de tener un balance entre su vida laboral y familiar y de reducir gastos de comida y transporte. “Todo esto es una comodidad que ya no les puedes quitar porque es algo que probaron y les gustó. Es como cuando le das a un niño un helado por primera vez”, dice.
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En efecto, los remotos ven como beneficios pasar más horas con la familia, ahorrar tiempo y dinero en traslados y comidas, y ser más productivos en el trabajo. “Por qué pasar dos horas yendo y viniendo de la casa al trabajo si puedo hacer lo mismo en casa”, dice Gloria, ejecutiva de un banco. “Con las horas que evito del trancón logró aprovechar mejor mi tiempo”, agrega. Para Michel Edery, CEO de SmartBeemo, no tiene sentido que las empresas que cuentan con la facilidad de estar en la modalidad remota hagan regresar a sus empleados. “Ya vimos que trabajar así funciona, entonces ¿para qué regresar?”, dice.
Para él, las empresas se benefician del trabajo remoto porque así tienen el potencial de escalar sin la necesidad de un espacio físico. Además, la productividad sí aumenta bajo este modelo, aunque es un arma de doble filo, pues la gente podría terminar con el síndrome de burnout (quemados). Aun así, considera que el trabajo remoto tiene muchas más ventajas para el empleado. “El solo hecho de no tener que atravesar la ciudad para llegar a trabajar, salir una hora antes y llegar tarde a casa, es un gran beneficio”, dice el empresario, cuya compañía cuenta con 120 colaboradores, de los cuales el 95 por ciento trabaja desde casa.
La covid-19 también es un argumento de peso en este debate. Muchos le temen a la cuarta ola, que propiciaría la variante delta. El médico epidemiólogo Jaime Ordóñez hizo un trabajo de prospectiva para una multinacional y su recomendación fue no volver a la oficina hasta el segundo semestre del próximo año.
“El riesgo es exageradamente alto y no tiene ningún sentido correrlo”, dice. Sus cálculos se fundamentan en la estimación del Instituto Nacional de Salud (INS), que advirtió que la variante delta será dominante en octubre. “Si esa estimación está bien hecha, los casos deben empezar a aumentar desde la última semana de septiembre o, por tarde, la última semana de octubre”, señala Ordóñez.
Directivos como James Gorman, de Morgan Stanley, quieren a todos en sus puestos: “Si el empleado puede ir a un restaurante, también puede ir a la oficina”, dice. Otra tesis de los presentistas tiene que ver con la experiencia profesional, que, según Gorman, se potencia con el cara a cara. “No se equivoquen. Hacemos nuestro trabajo en las oficinas de Morgan Stanley. Ahí es donde nuestros becarios aprenden y así es como formamos a la gente”.
Este contrapunteo está dando un vuelco a la relación entre trabajadores y empleados. En diálogo con el diario The Times, Susan Steele, de la firma Ocean Technologies Group, señaló que antes los jefes decían ‘estás empleado en esta oficina, por estas horas y por este salario’. “Pero ahora, tras 18 meses de trabajar en un modelo más balanceado, muchos tienen otras prerrogativas y se preguntan si pueden trabajar desde otras ciudades”. Según Mark Dixon, CEO de IWG, la pandemia cambió las prioridades y por eso este debate es la razón por la cual en Estados Unidos hay una escasez de fuerza de trabajo.
“El salario sigue siendo importante, pero ahora la gente llega con muchas exigencias antes de decidir si quieren asumir un cargo o no”, dice Steele. El problema es que si son muy estrictas, las empresas pueden tener un éxodo de trabajadores. Aun si se quedan por necesidad, dice Sotelo, si los obligas a estar toda una jornada semanal no harán su trabajo felices. Por eso en Zoho, Sotelo dice que no obligarán a nadie a trabajar tiempo completo, sino que adoptarán un modelo híbrido en el que recogerán lo mejor de los dos mundos. La gente irá a trabajar unos días a la oficina y otros en la casa, algo que apoya también Edery.
“Es un modelo que muchas empresas en el mundo, incluida Facebook, están adoptando para atraer al talento. Aunque tienen planes de regresar a las oficinas, aquellos que no pueden aplican para trabajo remoto y dependiendo de donde el empleado quiera vivir, le asignan el sueldo, teniendo en cuenta que el costo de vida varía según el lugar”.
Edery propone tener una oficina más pequeña, con espacio para recibir a quienes quieran escaparse de casa y reunirse con su equipo de trabajo. Otros le ven problemas al modelo híbrido. Aquellos que no están presentes podrían sufrir de miedo a perderse de algo (Fomo, por sus siglas en inglés), como no poder crear redes profesionales, ni aprender de otros talentos. De hecho, hay estudios que dicen que el grupo que teletrabaja tiene la mitad de los ascensos que el que acude en persona. También está el asunto de ponerse de acuerdo en cuántos días son presenciales y cuántos no.
Algunos piensan que no sería equilibrado si todos eligen de martes a jueves. También temen que el jueves se convierta en ‘el nuevo viernes’. Y no falta el miedo del empleador ante la posibilidad de que los colaboradores en trabajo remoto se vuelvan holgazanes.
Para Sotelo, la solución es poner reglas en el equipo. “Si no me contestas el chat en tanto tiempo hay una advertencia porque estás en horas de trabajo”. Esas advertencias les quitan privilegios como tardes libres y ascensos. También hay soluciones de software que permiten saber cuando el empleado hace check in y check out. Esto, según él, es mejor que perder talento. Lo peor que le puede pasar a una empresa es dejar que se vaya su gente porque implica contratar personas nuevas. “Así no vas a tener cultura de empresa, ni embajadores de tu marca dentro de tu equipo”.
Para Melania Amaya, CEO de Amayaco, esta puede ser una oportunidad para que los líderes hablen con sus colaboradores, encuentren puntos medios y establezcan trabajo por objetivos. “No tiene sentido microgerenciar, estar ejerciendo control o supervisión excesiva. Lo ideal es confiar en que sus equipos están haciendo su trabajo en la distancia”.
El revolcón que creó la pandemia en las oficinas apenas está comenzando: “Vamos a ver en el futuro cambios como la semana de cuatro días. Pero de eso hablaremos más tarde”, puntualiza Sotelo.