RELACIONES

Las parejas mayores de 50 viven felices y sin sexo

Una de cada cuatro parejas mayores de 50 años ha dejado atrás las tentaciones de la cama. Lo curioso es que no les importa.

20 de febrero de 2016
| Foto: Ingimage

Los terapistas de pareja siempre han dicho que una relación ideal debe tener buen sexo y mucho amor. Esos dos pilares deben sustentar el vínculo por mucho tiempo. Incluso, en la vejez esta fórmula debe mantenerse porque la edad, dicen ellos, no interfiere con la pasión. Pero un estudio publicado la semana pasada sostiene que una de cada cuatro parejas mayores de 50 años nunca tiene relaciones sexuales y a pesar de esto se mantienen felices.

En el estudio, los investigadores observaron que solo 2 por ciento hace el amor todos los días y apenas una de cada tres una vez a la semana. De los que se jubilaron en materia sexual, apenas un 43 por ciento extraña la acción de los viejos tiempos. La mayoría, 57 por ciento, no lamenta que la llama de la pasión se haya extinguido.

Las parejas que viven esos matrimonios sin sexo revelaron que el amor las mantiene unidas y señalan que la confianza, la bondad, el sentido del humor y la buena comunicación son más importantes que el sexo para la buena salud de su relación.

La investigación abarcó una muestra de 634 personas entre 51 y 85 años, en su mayoría usuarios de Gransnet, una especie de Facebook para adultos mayores, con el apoyo de la firma Relate, reconocida en Gran Bretaña por brindar asesoría a las parejas. Los resultados sorprendieron incluso a los más expertos. “Resulta que después de los 50 lo que las mantiene unidas no es el sexo sino la compasión, la generosidad y la amistad”, dice Cari Rosen, de la firma Gransnet.

Muchos preguntan cómo lograron estas parejas sacar al sexo de la ecuación sin perjudicar el vínculo. Para el experto José Alonso Peña, estos casos no son raros. “Hay parejas, incluso algunas más jóvenes, que no le dan prioridad al sexo porque han construido relaciones satisfactorias basadas en otros aspectos como el cuidado, la complicidad, el compañerismo”, dice Peña. En eso coincide Carlos Pol, psiquiatra y sexólogo para quien es apenas normal que esta etapa de la vida muchas personas pongan el acento de la relación en otros aspectos. “En estos casos es posible que pasen meses y hasta años sin ningún encuentro sexual, aunque si ven una oportunidad de intimidad, ya sea en vacaciones o en una fecha especial, también la aprovechan”.

Para Peña también inciden los años que tiene la relación, pues con el tiempo ambos generan patrones mentales y emocionales que modifican la arquitectura cerebral. “Si te enfocas en una relación que prioriza armar planes, proyectos de vida, el cerebro se entrena para reaccionar más empáticamente a esas actividades”, dice Peña.

Juan y Clara, ambos de 54 años, son un ejemplo de esta situación. Al comienzo de sus 20 años de casados el sexo era la piedra angular, pero hoy, antes de meterse bajo las sábanas a darle rienda suelta a la pasión, “preferimos una caminata por el parque, ir a un bar o conocer una ciudad”. Clara admite que el punto de quiebre fue la menopausia, un cambio que le alteró la libido. “Al principio me parecía incómodo y luego ya no lo deseaba. Pensé que el deseo iba a regresar pero nunca volvió”, revela. Su esposo entendió, y a pesar de la decisión de dejar atrás el placer señala que la falta de sexo no les ha generado distancia física. “Aún dormimos juntos, nos besamos y nos acariciamos, nos tomamos de la mano para caminar y disfrutamos de una relación física llena de afecto”, dice él.

Los cambios físicos a partir de los 50 son reales. Ellas experimentan un descenso drástico en el nivel hormonal por la menopausia, lo que impide la apropiada lubricación vaginal y trae cambios en su libido. Según la sexóloga Cate Campbell, autora de The Relate Guide to Sex and Intimacy, esta diferencia hormonal significa que las mujeres ya no van a tener ese pico de interés sexual en el momento de la ovulación. Además, la testosterona, la hormona que más impacta la libido, “empieza a decaer entre 10 y 15 años después de la menopausia”, le dijo a SEMANA.

Por el lado masculino, la situación no es más alentadora. Los hombres empiezan a tener problemas con su erección, que según Campbell “se vuelve poco confiable”. Aunque en ellos las hormonas no tienen un declive tan notorio, los expertos dicen que sus niveles también decrecen paulatinamente, algo que se denomina climaterio masculino. En estas circunstancias, la libido de ambos se vuelve un poco más parecida al mercado accionario: un día está arriba y otro va en picada.

Además de esto, a partir de los 40 el deseo ya no aparece como en la juventud, antes que la excitación. Según Campbell, en la vejez se presenta la excitación subjetiva: el deseo se da después de la excitación.

Ante estos cambios, dicen los expertos, algunas parejas deciden colgar los guayos de la sexualidad. Y como se trata de una decisión de mutuo acuerdo y aún tienen una vida muy satisfactoria en otros aspectos, el vínculo no sufre. Por eso, muchos especialistas recomiendan no considerar patológica esa circunstancia ni ven la necesidad de intervenir para corregirla. Pero, según Pol, estas parejas son un grupo limitado y dentro de esa población puede haber muchos frustrados que sí deberían buscar apoyo.

La buena noticia es que hay mucho por hacer.

Lo primero es reconocer los cambios y que lo mejor es ajustarse a ellos. Dos herramientas ayudan a sobrellevar los obstáculos de esta edad: los lubricantes y el Viagra. En cuanto a los primeros, Pol recomienda los hechos con aceites acuosos así como otro muy natural, la saliva. “Por eso el sexo oral debe ser privilegiado”, dice. Frente al segundo, los expertos señalan que no tener erecciones en la mañana debe encender las alarmas. Hay que ir al médico porque, además, es un síntoma de problemas cardiovasculares.

Una vez controlados estos problemas hidráulicos, hay que pensar en otros obstáculos, como los aspectos psicológicos que inciden en el cerebro, principal órgano sexual del ser humano. Uno de ellos es el temor a la pérdida. “Las mujeres sienten que ya no son atractivas o creen en el estereotipo de que los viejos no tienen sexo”, dice Pol.

Fisiológicamente, nada impide que hombres y mujeres mayores tengan orgasmos. Según los expertos, puede haber dificultades en conseguirlos, pero es posible solucionarlos con imaginación y creatividad. “La única forma de sexualidad no es la penetración”, dice Pol. Por eso, no todos están de acuerdo con la idea de tirar la toalla. Arlene Heyman, una psiquiatra de 73 años y autora del libro Scary Old Sex, está en contra de aquellos individuos que se vuelven asexuados por la edad, y piensa que eso sería como vivir a medias.

Lo importante es que la pareja tenga claro que hay ayudas para seguir en el juego y superar los tabús sobre el sexo en la vejez. De hecho, la encuesta reveló que muchos no mencionan estos aspectos a los médicos por la falsa creencia de que el sexo es solo para los jóvenes.

Pero otros tampoco consideran sana la presión por estar activos hasta pasados los 80 años, pues creen que el mensaje de que el sexo es el pegante de la relación “tiene un trasfondo comercial”, como dice al diario The Telegraph Petra Boyton, otra especialista en el tema. En este sentido, la decisión es muy personal y según Campbell se debe tomar sin presiones. Si es de mutuo acuerdo y ambos están a gusto, como lo mostró la encuesta de la semana pasada, todo está bien. Y en esas circunstancias tener un gran matrimonio sin sexo no debe ser motivo de vergüenza, sino de satisfacción.