Para nadie es un secreto que el sexo es bueno para la salud. Varios estudios científicos han demostrado que tiene un efecto protector sobre el organismo, pues además de generar placer es un analgésico natural que reduce el estrés, sube el estado de ánimo, disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas, favorece al sistema inmune y mejora la memoria.
También se ha dicho que la actividad sexual equivale a hacer ejercicio y por lo tanto ayuda a bajar de peso. Aunque el tema había sido considerado un mito por falta de evidencia científica, un reciente estudio confirmó que el sexo sí promueve el gasto de energía y que los resultados de una buena faena en la cama pueden ser equivalentes al ejercicio que se hace al caminar.
Para la investigación, un grupo de investigadores de la Universidad de Quebec en Montreal, Canadá, reclutó a 21 parejas heterosexuales entre los 18 y 35 años. Todos debían practicar mínimo dos horas de ejercicio a la semana y estar libres de enfermedades cardiovasculares, diabetes, disfunciones sexuales o limitaciones físicas.
Los voluntarios que cumplieron los requisitos fueron sometidos en primer lugar a 30 minutos en la caminadora, tal y como lo recomiendan los especialistas. De esa forma establecieron el promedio de gasto calórico de cada uno en una sesión tradicional de ejercicio aeróbico.
La segunda etapa del experimento consistió en calcular cuántas calorías quema una pareja mientras tienen relaciones sexuales. Para ello utilizaron una técnica novedosa. Les suministraron unos brazaletes portátiles llamados SenseWear, los cuales tienen acelerómetros y sensores de temperatura y de piel, que miden el aumento de la conductividad eléctrica en el organismo cuando suda.
Hasta ahora las investigaciones acerca de las relaciones sexuales, como las de Masters y Johnson de los años sesenta, habían sido realizadas en el laboratorio, por lo cual era difícil obtener resultados fiables de una sesión de sexo normal en la intimidad. Por eso este brazalete, que ha sido validado por varios estudios y tiene 92 por ciento de precisión, resultó ideal para tener un cálculo realista.
Después de cuatro sesiones de sexo al mes, que duraron en promedio 25 minutos cada una, los expertos comprobaron que los hombres queman alrededor de 101 calorías, es decir 4,2 por minuto, mientras que en el caso de las mujeres el gasto fue de 69 por sesión, o 3,1 por minuto. Las sesiones sexuales de 25 minutos se cuentan desde el momento del juego previo hasta la etapa de descanso después del clímax.
Estas cifras pueden fluctuar dependiendo del tiempo que dure el encuentro y de su intensidad, “pues mientras más se demoren, eliminarán mayor número de calorías. Un hombre del grupo de voluntarios fue capaz de quemar más de 300”, señaló a SEMANA Antony Karelis, coautor del estudio y profesor del departamento de Kinantropología, disciplina dedicada al estudio del ser humano en movimiento, en la Universidad de Quebec en Montreal.
Si bien es cierto que las calorías quemadas en la cama no se comparan con las que se eliminan durante el ejercicio aeróbico –276 en los hombres y 213 en las mujeres–, este estudio demuestra que se puede considerar la actividad sexual como una forma de actividad física significativa, mejor que salir a caminar pero no superior a trotar. La bonificación es que, como lo afirmaron los participantes en una entrevista, se trata de “una forma más placentera de ejercitarse que 30 minutos en la caminadora”, dice Karelis.
Según Carlos Luengas, cardiólogo de la Fundación Cardiovascular de Colombia (FCV), el sexo, como cualquier otra actividad física, es bueno para la salud debido a que “aumenta la frecuencia cardiaca, mejora el consumo de oxígeno y favorece el metabolismo de las grasas”, dijo a SEMANA.
Las personas que lo practican con frecuencia se benefician con el coctel de hormonas que se liberan durante el coito, entre ellas las endorfinas. Y aunque no puede equipararse con una hora de natación o un partido de tenis en cuanto al gasto energético, tiene otras connotaciones psicológicas que pueden hacerlo más benéfico y satisfactorio. “No todo es orgánico, sino emocional”, afirma el experto.
Por esa razón el sexo frecuente con una pareja estable es mucho mejor porque ofrece mayor seguridad en el ámbito afectivo. Los mujeriegos que se involucran con una o más parejas por fuera del matrimonio pueden estar en mayor riesgo de infarto por “el estrés psicológico que produce ese tipo de situación”, señala Luengas. No en vano en el estudio realizado por Karelis y compañía, publicado en la revista PLoS One, las parejas reclutadas debían tener una relación monógama estable de entre seis y 24 meses.
Aunque es lógico que los hombres gasten más energía durante la relación sexual, en el estudio se demostró que la sensación de bienestar es igual para las mujeres. Con el trabajo se confirma que llevar una vida sexual activa con una pareja estable es bueno para la salud y puede ayudar a bajar de peso.
Sin embargo, es importante aclarar que el sexo no reemplaza una rutina de gimnasio, ni el ejercicio al aire libre ni una dieta balanceada. Como dijo a esta revista Karelis, esta investigación “podría ser útil para los profesionales que diseñan los programas de acondicionamiento físico. Esto con el fin de llevar un estilo de vida más saludable”. Después de todo, adelgazar con placer no es un mal negocio.