REPRODUCCIÓN

¿Sin sexo?

Con la noticia del semen artificial, muchos se preguntan si en un futuro cambiará la manera como hoy se conciben los hijos.

12 de julio de 2009
Los espermatozoides de laboratorio tienen cuatro características en común con los producidos en los testículos: cabeza y cola, movilidad, proteínas para fecundar el óvulo y la mitad de los cromosomas de una célula

Los temores de clonación humana, bebés a la carta y autorreproducción resurgieron la semana pasada cuando un grupo de científicos logró producir espermatozoides humanos a partir de células madre. Hace más de una década, cuestionamientos similares se escucharon cuando sir Ian Wilmut mostró al mundo a Dolly, la primera oveja clonada. Desde entonces, el debate ha estado sobre la mesa: ¿el papel reproductivo de los hombres será inocuo en el futuro?

En teoría es posible, pero en la práctica no es tan sencillo. El experimento, realizado por investigadores de Newcastle University y el NorthEast England Stem Cell Institute, consiguió apenas parte del proceso, es decir, tomar células madre de un embrión masculino, estimularlas para que se convirtieran en células madre germinales, que son las precursoras del semen, y luego provocar que estas produjeran espermatozoides maduros. Pero los científicos no intentaron ver si esos espermatozoides eran capaces de fecundar un óvulo y producir un embrión. "No tenemos la intención de concebir humanos en un tubo de ensayo", insistió Karim Nayernia, autor principal del trabajo.

Además, el semen de laboratorio por ahora sólo comparte cuatro características con el que se produce en los testículos. Sus espermatozoides tienen cabeza y cola, llevan la mitad de los cromosomas de una célula humana, tienen las proteínas necesarias para la fertilización del óvulo, y pueden nadar, lo que garantiza que se moverán para buscar el óvulo. Pero su apariencia es diferente, al punto de que algunos expertos, como Azim Surani, de la Universidad de Cambridge, señalan que es muy prematuro llamarlos auténticos espermatozoides.

Por lo anterior, muchos creen que fecundar un óvulo con espermatozoides de laboratorio no es seguro, pues podría producir problemas genéticos en el embrión, como ya ha sucedido en experimentos con ratas. En 2006, Robin Lovell Badge, del MRC National Institute of Medical Research, utilizó semen de laboratorio para fecundar siete roedores y, al cabo de cinco meses, los retoños habían muerto.

¿Podrán las parejas de homosexuales tener hijos con sus características genéticas? ¿Será posible autorreproducirse, es decir, crear un bebé con semen y óvulos de una misma persona? Estas fueron otras de las preguntas que suscitó la investigación. Los científicos creen que los hombres sí podrán generar óvulos de esta misma manera, aunque con el riesgo de anormalidades. Pero no están tan convencidos de que las mujeres puedan crear espermatozoides. La razón es que hasta ahora sólo se ha podido lograr esta hazaña con embriones masculinos, lo que sugiere que se necesitan los genes del cromosoma Y que las células femeninas no tienen, para poder crear el semen. Cuando Nayernia trató de usar las células madre de un embrión femenino, estas no lograron madurar. Al parecer, piensa trabajar en cómo resolver este obstáculo, posiblemente creando de manera artificial los genes críticos del cromosoma Y para generar espermatozoides de embriones femeninos.

Rogert Highfield, editor de New Scientist, asegura que para que estos escenarios sean posibles se necesita combinar la nueva técnica con otros procesos de clonación parecidos al que se empleó con Dolly por medio del cual se extrae el ADN del núcleo de una célula y luego se inserta en un óvulo cuyo ADN se ha sacado previamente. "Pero todo esto es especulación porque este tipo de investigación está prohibido, al menos en Gran Bretaña".

Por ahora, lo interesante del trabajo es que ayudará a observar en detalle cómo se forma el espermatozoide y a entender la infertilidad en el hombre. También permitirá entender cómo estas células sufren por sustancias tóxicas, como es el caso de jóvenes con cáncer que quedan infértiles luego de la quimioterapia. Como concluye Nayernia, "el desarrollo del semen humano es un proceso largo que nadie había podido ver hasta ahora".