VIDA MODERNA
Sistema inmune: alimentos prebióticos y probióticos que ayudan a fortalecerlo
Una dieta rica en estos alimentos es beneficiosos para la salud intestinal y el bienestar general.
Cada vez mas, los expertos insisten en los beneficios que los alimentos prebióticos y probióticos aportan a nuestra salud. Por eso cada vez más personas están atentas de incluirlos en la dieta. Sin embargo, y a pesar de la mucha información que existe en red, aún hay mucha confusión acerca de cuáles son los alimentos probióticos y prebióticos más adecuados y acerca de sus múltiples beneficios para el organismo.
Según recientes estudios, en el cuerpo humano habitan unas 2.000 cepas de bacterias diferentes, de las cuales cerca de 100 pueden llegar a ser perjudiciales. El resto, constituyen una flora microbiana natural.
Cerca del 95% de esta flora vive en los intestinos, principalmente en el colon y allí desempeña unas de las más importantes funciones sobre la digestión, la producción de ciertas vitaminas e, incluso, protegen contra otros microorganismos que pueden ser perjudiciales para el organismo.
Según el portal especializado Cinfasalud, estos microorganismos cumplen funciones de tres tipos: nutricional, que favorece la síntesis de compuestos como las vitaminas, entre ellas la K y las del grupo B, que facilitan la absorción de calcio y hierro en el colon, y favorecen el movimiento intestinal.
Alimentos prebióticos
Los alimentos prebióticos suelen caracterizarse por su alto contenido en fibra, lo que resulta ser el alimento de la flora intestinal. Sus beneficios son:
- Favorecen la absorción intestinal de minerales indispensables, como el calcio y el magnesio.
- Refuerzan el sistema inmune e impiden el ataque de microorganismos patógenos.
- Regulan el tránsito intestinal y estimulan las enzimas del colon.
- .Impiden algunas fases de la carcinogénesis
- Ayudan a regular los niveles de colesterol y glucosa.
- Favorecen la eliminación de toxinas.
La fibra en los alimentos prebióticos
Aunque los alimentos probióticos suelen ser ricos en fibra, no todos los alimentos con fibras tienen un efecto prebiótico. Solo aquellos con fibras hidrosolubles como los vegetales y frutas, son asimilables la mircrobiota intestinal. De acuerdo a el portal web Seguros Catalana Occidente, estos alimentos se clasifican según el tipo de fibras que contengan:
- Mucílago: presente en las semillas de algarroba, el lino o linaza, la chía y la mostaza.
- Pectinas: presente en peras, manzanas, cítricos, ciruelas, zanahoria, berenjena, calabaza y boniatos.
- Inulina: en raíces de plantas de achicoria y diente de león, y también en plátanos, alcachofas, ajos, cebollas y cardos.
- Betaglucanos: presentes en el salvado de avena.
En el listado de alimentos también se encuentran las legumbres, que son una excelente opción para fortalecer el sistema inmune, ya que pertenecen al grupo de los prebióticos, indispensables por su aporte de fibra y oligosacáridos -que sirven de sustento a las colonias de organismos vivos que llegan a alojarse en el cuerpo-.
Otras maneras de consumir prebióticos son mediante el ajo, cebollas, puerros, espárragos, alcachofas, hojas de diente de león y plátanos.
¿Cómo actúan los probióticos sobre la flora intestinal?
Como ya se ha mencionado, los probióticos y sus variadas cepas ejercen diversos efectos sobre la salud, muchos de los cuales tienen lugar gracias a las acciones de estos sobre la flora intestinal. Algunos de los más relevantes y enumerados por el portal español Norman son:
- Estos microorganismos contribuyen a mantener una flora microbiana en equilibrio
- Actúan frente a los microorganismos dañinos a través de la preservación de las barreras naturales del tracto digestivo, también por medio de la producción de sustancias que impiden el crecimiento de los microorganismos nocivos.
- Otras acciones de los probióticos es que favorecen en la reducción del pH del intestino y disminuyen la competencia de estos microorganismos nocivos con los saludables, en la absorción de nutrientes.
- Promueven la regeneración de la flora intestinal tras su alteración que puede suceder por la toma prolongada de ciertos antibióticos.